El 'vademécum ecuménico' no responde a la propuesta de los obispos alemanes Roma abre la puerta a la intercomunión... pero poco
"De modo excepcional y con ciertas condiciones puede autorizarse e incluso recomendarse" la comunión, el perdón de los pecados o la unción de enfermos, sobre todo en situaciones de "grave necesidad"
Koch: "El compromiso ecuménico del obispo es un deber y una obligación"
Tagle: "Es un llamado a explorar más a fondo el diálogo como un modo de evangelización"
Tagle: "Es un llamado a explorar más a fondo el diálogo como un modo de evangelización"
| Jesús Bastante Aica
Roma abre la puerta a la intercomunión... pero poco. El documento 'El obispo y la unidad de los cristianos. Vademécum ecuménico', presentado este viernes en el Vaticano, deja en manos de los obispos discernir el acceso a los sacramentos por parte de cristianos no católicos, pero con unas limitaciones que, en la práctica, dejan las cosas como están.
Así, en su punto 36, el vademécum insiste en que el acceso a los sacramentos "generalmente se limita a quienes están en plena comunión" con la Iglesia católica, aunque "de modo excepcional y con ciertas condiciones puede autorizarse e incluso recomendarse" la comunión, el perdón de los pecados o la unción de enfermos, sobre todo en situaciones de "grave necesidad".
En todo caso, lejos de la propuesta de 'intercomunión' formulada desde la Iglesia alemana. Roma no cierra la puerta, pero apenas la deja entornada. Así lo ve, al menos, Félix Neumann, analista jefe en Katholisch.de, quien insiste en que "quien busque declaraciones claras sobre los principales temas del ecumenismo que se están discutiendo en las diócesis de habla alemana buscará en vano".
Amagar sin dar
Así, apunta, en el vademécum "se habla de matrimonios interdenominacionales, pero no de la comunión del cónyuge no confesional. Se habla de la comunión eucarística, pero no del controvertido voto del Grupo de Trabajo Ecuménico de Teólogos Católicos y Protestantes. Se habla de la herencia común de las Sagradas Escrituras, pero no de las perspectivas de una traducción estándar ecuménica en alemán.. En resumen: es un documento de la iglesia universal, no una contribución específica a la situación de ciertas iglesias locales".
El vademécum fue presentado esta mañana en rueda de prensa, y busca, según sus responsables, varios objetivos:
La promoción del ecumenismo en la Iglesia católica, explica lo que es necesario para que la Iglesia católica cumpla con su misión de promover la unidad de los cristianos tanto a nivel diocesano como nacional.
La Iglesia católica en su relación con los otros cristianos, examina cuatro formas en que la Iglesia católica se compromete con las otras comunidades cristianas.
- La primera forma es el “ecumenismo espiritual”, es decir, cómo los obispos pueden guiar a su pueblo, en aras de la unidad de los cristianos, mediante la oración, la conversión y la santidad, destacando en particular la importancia de las Sagradas Escrituras, la “purificación de la memoria” y el "ecumenismo de la sangre".
- La segunda forma es el “diálogo de la caridad” en la que se habla de la "cultura del encuentro" como una forma eficaz para nutrir y profundizar la relación que los cristianos ya comparten a través del bautismo.
- La tercera forma es el “diálogo de la verdad” que se refiere a la búsqueda de la verdad de Dios, que los católicos emprenden junto con otros cristianos mediante el diálogo teológico y por último el “diálogo de la vida” en la que se presentan las oportunidades de intercambio y colaboración con otros cristianos en la atención pastoral ("el ecumenismo pastoral"), en el testimonio ante el mundo ("el ecumenismo práctico") y a través de la cultura ("el ecumenismo cultural").
- Además, el Vademécum Ecuménico concluye cada una de sus secciones con unas "recomendaciones prácticas" que resumen, de manera sencilla, las tareas e iniciativas que pueden emprenderse a nivel local y regional.
Presentación de los cardenales Koch, Ouellet, Tagle y Sandri
La presentación del documento tuvo lugar esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede y contó con las intervenciones de varios cardenales. El cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales explicó que este vademécum resulta muy útil “para favorecer la experiencia de la vida de comunión entre Oriente y Occidente”, de hecho –dijo– “el Occidente necesita del Oriente para que sea devuelta a la Iglesia de Cristo y al mundo la plena manifestación de la catolicidad eclesial”.
El purpurado argentino señaló que el compromiso ecuménico de los obispos “es un deber y una obligación”, como se desprende claramente del Título 18 del Código de Cánones de las Iglesias Orientales y detalló que las indicaciones doctrinales y pastorales de este Vademécum “pueden dar a los hombres y mujeres de hoy una ulterior razón sólida para creer y para esperar la gracia de la comunión plena y visible entre las Iglesias de Oriente y Occidente”.
Por su parte, el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos ha destacó que “el obispo no puede considerar la promoción de la unidad de los cristianos simplemente como una de las muchas tareas de su ministerio”, una tarea que podría o debería posponerse a otras prioridades, aparentemente más importantes sino que reiterando lo ya dicho por el cardenal Sandri, asegura que “el compromiso ecuménico del obispo es un deber y una obligación”.
Tres años de trabajo
El cardenal Koch además explicó que el proceso de preparación del Vademécum llevó unos tres años, durante los cuales los funcionarios del Consejo Pontificio prepararon un primer borrador con el asesoramiento de expertos, y luego lo presentaron durante la sesión plenaria del Dicasterio en 2018. Además, las directrices del Vademécum se basan en el Decreto Unitatis redintegratio del Concilio Vaticano II, la encíclica Ut unum sint y dos documentos del Consejo Pontificio, pero – subrayó– “no se trata de repetir estos documentos, sino de proponer una breve síntesis, actualizada y enriquecida por los temas tratados en el curso de los últimos pontificados y adoptando siempre el punto de vista del obispo”.
La presentación también contó con la intervención del cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de los Obispos, quien destacó que “los obispos son los principales responsables de la unidad de los cristianos no sólo en sus diócesis sino también a nivel universal como miembros del Colegio de los Sucesores de los Apóstoles”. De hecho –señaló– “a todos los obispos se les pide que construyan su comunidad local con una actitud positiva, abierta y fraternal hacia las otras confesiones cristianas, cualesquiera que sean las actitudes contrarias que encontremos, y cualesquiera que sean los fracasos que nos hagan desistir”. “Un católico –prosiguió– no se cansa de dar el primer paso hacia el acercamiento, porque la caridad que lo habita lo obliga a perdonar, a compartir y a perseverar en su compromiso”.
Por último, intervino el cardenal Luis Antonio G. Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, quien enfatizó algunos aspectos del Vademécum que son relevantes: “En primer lugar –puntualizó– es importante considerar como en algunos lugares los no cristianos no conocen la distinción entre luteranos, presbiterianos, anglicanos, ortodoxos, católicos y demás”. “Pero su mala experiencia con un cristiano –agregó– hiere el rostro de Cristo y de todos los cristianos. Mientras que una buena experiencia con un cristiano lleva a la apertura a Cristo y a la comunidad cristiana”.
Por otro lado, el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos aseguró que el Vademécum afirma que el compromiso ecuménico del obispo requiere que sea una persona de diálogo: “Para nuestro Dicasterio, esto es un llamado a explorar más a fondo el diálogo como un modo de evangelización. Dado que la Iglesia local es el sujeto de la evangelización, todos los bautizados, agentes pastorales, educadores, catequistas, religiosos y religiosas y los ordenados necesitan formación en el diálogo como modo de evangelización. El obispo debe asegurarse de que haya espacios para el diálogo pastoral y misionero en la diócesis. Debe encontrar un mecanismo por el cual la riqueza de la enseñanza, los acuerdos y las experiencias de la Iglesia en el diálogo ecuménico sea compartida y recibida por los diferentes sectores de los fieles”. Por último, el purpurado filipino recalcó como una amistad entre los obispos y los líderes y miembros de las comunidades no católicas “ayuda a eliminar los prejuicios y a sanar las heridas del pasado”.
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