La vida, todas las vidas
forman parte
de nuestra propia existencia.
Sin ella, sin ellas,
nos habitaría la ausencia.

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Afrontamos las tormentas,
los sinsabores del día a día,
en una humilde y frágil patera,
confiando llegar a la costa
de la fraternidad sin fronteras,
uniendo miradas y horizontes,
manos solidarias,
diversas sensibilidades.

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Hay personas que te asombran y estimulan
con la profundidad de sus palabras.
Quienes iluminan tus pasos
con la luminosidad de su ternura.
Quienes te liberan del abatimiento
con la libertad que desprenden.
Quienes te invitan e impulsan
a crecer, a reír, a vivir.

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Escuchó en sus adentros:
“No todo está perdido”.
Y alzó de nuevo el vuelo el colibrí
por el recóndito valle de la esperanza.

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Estamos despertando
demasiado lentamente…
Pero al abrir los ojos y dirigir
una nueva mirada a nuestro alrededor,
se recrea el mundo.

***

Nuestra existencia es un puzle
en el que las piezas van siendo
ordenadas, presentadas, ajustadas
por miles de manos y detalles
impregnados de ternura.
Al final es admirable contemplar
cómo encaja todo
y alcanza su unidad.