La "Doctrina del Descubrimiento" y su vigencia Colonialismo y falso Patriotismo
...comprender una realidad a partir de Cristo, es siempre mirar desde el pobre y las víctimas. No porque "tengan razón" o sean "perfectos", sino porque son las periferias del sufrimiento en la Cruz y los crucificados de la historia, desde las cuales se llega a la Resurrección que reconcilia la humanidad.
Si América Latina permanece católica hasta la fecha, no fue por esta disputa de “leyendas” blancas o negras, más interesadas en justificaciones ideológicas que en las personas reales. Sino por los miles de cristianos, muchas veces incomprendidos por la misma iglesia, que dieron su vida por los otros...“Solo el amor es digno de fe". Nadie se convierte de verdad por amenazas, inquisición y policías del pensamiento.
...aunque parezca mentira, la conquista sigue siendo el alimento “espiritual” del terraplanismo histórico nacionalcatólico... La glorificación de la doctrina del descubrimiento y el imperio han moldeado la percepción de la historia y cierto patriotismo chovinista en España, restando capacidad de convivencia dentro y fuera del país.
...aunque parezca mentira, la conquista sigue siendo el alimento “espiritual” del terraplanismo histórico nacionalcatólico... La glorificación de la doctrina del descubrimiento y el imperio han moldeado la percepción de la historia y cierto patriotismo chovinista en España, restando capacidad de convivencia dentro y fuera del país.
Recordar el 12 de octubre es complicado. Después de un altercado entre mandatarios, nadie se anima. Un día de disputa, afirmación de identidades y reivindicaciones que necesita una instancia superadora. Es imprescindible ver el tema como un poliedro para armar, donde cada día se suman nuevas piezas que no estaban, se ocultaban o no nos dábamos cuenta.
Sus frutos en el presente son los que nos ayudan junto con la instancia hermenéutica cristiana: comprender una realidad a partir de Cristo, siempre es mirar desde el pobre y las víctimas. Las del pasado y las del presente, que continúan la saga de la colonización. No porque "tengan razón" o sean "perfectos", sino porque son las periferias del sufrimiento en la Cruz y los crucificados de la historia, desde las cuales se llega a la Resurrección que reconcilia la humanidad.
Si América Latina permanece católica hasta la fecha, no fue por esta cháchara de “leyendas” blancas o negras, más interesadas en justificaciones ideológicas que en las personas reales. Sino por los miles de cristianos que dieron su vida por los aborígenes, curando sus heridas, transmitiendo educación, atenuando sus sufrimientos, denunciando sus atropellos, dando la vida en vez de quitarla, viviendo una vida austera a semejanza de Cristo, redactando leyes que defendieran su dignidad, etc. “Solo el amor es digno de fe (V.Balthasar). Nadie se convierte de verdad por amenazas, inquisición y policías del pensamiento.
Ellos tejieron una estructura de Gracia, insuficiente social, política y económicamente, pero fue semilla persistente, allí donde el conquistador hacía lo que cualquier humano “empecatado” de cualquier país hacía y sigue haciendo: beneficiarse caiga quien caiga. Identificar la invasión y saqueo de las coronas europeas de ese momento con un angelical ánimo “evangelizador” o “multiculturalista” de poéticas “Malinches”, es demasiado grotesco.
Pero, aunque parezca mentira, esto sigue siendo el alimento “espiritual” del terraplanismo histórico nacionalcatólico (A. Ruibal, arqueólogo e historiador). Lamentablemente, con esto se fundamenta cierto “patriotismo” aberrante de “esencias míticas” y xenófobas. Un Völkisch (del alemán: volk, 'pueblo' o 'gente') que pretende imitar al que tenían los nazis como su fundamento intelectual.
La historia colonial ha sido manipulada para idealizar narrativas nacionalistas. La glorificación de la doctrina del descubrimiento y el imperio han moldeado la percepción de la historia y cierto patrioterismo chovinista en España, restando capacidad de convivencia dentro del país y en relación con las ex-colonias.
El papa Francisco advierte frente a esta ola de populismo nacionalista: "la historia da muestras de estar volviendo atrás. Se encienden conflictos anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos. En varios países una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales". (Fratelli Tutti 11)
Y más adelante vuelve con "hay quienes parecen sentirse alentados o al menos autorizados por su fe para sostener diversas formas de nacionalismos cerrados y violentos, actitudes xenófobas, desprecios e incluso maltratos hacia los que son diferentes. La fe, con el humanismo que encierra, debe mantener vivo un sentido crítico frente a estas tendencias, y reaccionar rápidamente (FT 86) "
Los grandes evangelizadores de aquella etapa
A ninguno de los verdaderos evangelizadores se le hizo fácil en vida, por más que ahora la iglesia los asuma como propios. En su momento fueron bastante combatidos por el clericalismo de la época, por querer arruinar los “sagrados contubernios” de la corona y la mitra. Si no, recordemos los defenestrados fray Bartolomé de las Casas, san Pedro Claver, fray Antonio de Valdivieso, fray Antonio de Montesinos, fray Juan de Zumárraga, fray Toribio de Benavente, fray Pedro de Córdoba, fray Pedro de Gante, fray Julián Garcés y el padre António Vieira, los juristas de la escuela de Salamanca como Francisco de Vitoria, etc.
Lo paradójico es que la Iglesia católica, ya desde Juan Pablo II pide perdón a la historia por la complicidad y métodos de coerción y violencia para “evangelizar”. Aquel Papa hace mea culpa tímidamente, achacando tal mal desempeño solo a unos pocos cristianos, cuando en realidad fue la política institucional del clericalismo de entonces.
Habría faltado mencionar también las disculpas y resarcimientos por los cuantiosos “diezmos” cómplices y frutos de encomiendas y otros sistemas de semiesclavitud que disponía legalmente el clero. Pero en estos pedidos espirituales de perdón, la institución no habla de cosas “materiales”, no sea que tenga que seguir indemnizando víctimas de los abusos de sus clérigos a lo largo de toda la historia.
Condena vaticana de la "Doctrina del Descubrimiento"
El año pasado sin ir más lejos, después de tanta insistencia mediática, los Dicasterios para la Cultura y el Desarrollo humano integral “pidieron perdón” por la llamada “Doctrina del descubrimiento”, que rechaza la mentalidad colonizadora del pasado y del presente. Hablando claro: seguramente quiso decir que la colonización fue, es y será siempre un “gravísimo” pecado” personal y estructural.
No un descuido, consecuencia colateral o mero error de cálculo, sino un “pecado” y de los estructurales: aquellos que primero se socializan (consecuencias sociales del pecado), después se organizan (pecado colectivo) y por último se automatizan (pecado estructural). Nacen de tomas de decisión de individuos con poder y se extienden, colectivizan, institucionalizan formal o informalmente y son ocasión de otros pecados para todos, de modo tal que cada vez es más difícil no ser “cómplice” activo o pasivo en una sociedad.
Estos documentos de Papas que “otorgaban” patente de corso para el saqueo a cambio de evangelizar, como si ambas cosas fueran compatibles. Bueno, que quinientos años después nos enteremos fehacientemente y gracias a la presión mediática de los descendientes de las víctimas, que esas bulas de Papas no son “católicas”, no es muy alentador ni genera mucha confianza. Anhelo que no pasen otros quinientos para retractarse de tantas costumbres, condenas y tradiciones dañinas (como el celibato obligatorio) que ya no se pueden sostener más.
En el documento de la Santa Sede se afirma que las bulas de Nicolás V, Dum diversas (1452) y Romanus Pontifex (1455), y la de Alejandro VI (1493), Inter caetera, no son de fe católica, son escritos en un período histórico concreto y relacionados a cuestiones políticas, para solucionar la guerra y evitar conflictos entre España y Portugal y buscar ayuda de los reyes para la evangelización. Y eso sí: se denuncia (como hizo Adán con Eva, cuando fue pillado comiendo la manzana) “que han sido manipuladas”por otros países, como si no alcanzara su letra sine glossa.
Por los mismos “sagrados motivos” de esta “cristiandad” a contramarcha del “Reino de Dios de Jesús”, aniquilaron una de las pocas evangelizaciones integrales llevadas a cabo en las misiones jesuíticas, cuyos vestigios aún causan la admiración de todo tipo de teólogos, historiadores, sociólogos y economistas.
El documento dice, como para absolver a la Institución, que “nunca han sido consideradas expresión de la fe católica”, lo que parece un argumento infantil tratándose de quien la escribía no era un teólogo secundario de la Cristiandad vigente, sino varios Papas sucesivos, a falta de uno. Además, daba lugar al expolio americano, de lo cual obviamente sacó rédito político, religioso y económico durante mucho tiempo y sin muchos “problemas de conciencia” ya que cuando uno tiene el poder, es fácil justificarse con “situaciones de hecho” que lo benefician.
Si a esto añadimos la vista gorda del mayor movimiento consciente de esclavos de la historia a 1600 años de conocer y estudiar el Evangelio, estamos ante un problema moral institucional gravísimo. Que el 90 % de la población indígena muriera por la espada, los trabajos inhumanos en minas y plantaciones, y los virus europeos que se ensañaban con aborígenes, a los cuales no se cuidaba, hizo que una atroz esclavitud desde África floreciera de maravilla. Y no hubo suficientes “san Pedro Claver” para socorrer tantas víctimas de la ambición desenfrenada “occidental y cristiana”.
Refiriéndose a esto, dice el Papa Francisco "me asombra que, con semejantes motivaciones, a la Iglesia le haya llevado tanto tiempo condenar contundentemente la esclavitud y diversas formas de violencia. " (FT 86)
Hoy un gran desafío de la humanidad es la inmigración provocada por los colonialismos pasados y presentes. «Las migraciones constituirán un elemento determinante del futuro del mundo. Pero hoy están afectadas por una «pérdida de ese “sentido de la responsabilidad fraterna”, sobre el que se basa toda sociedad civil» (FT 40) y acechan tentaciones ideológicas como las de la "Doctrina del descubrimiento" que sigan justificando la explotación del hombre por el hombre en el presente.
Inspirándonos en FT 141, concluimos que el verdadero patriotismo se mide por esta capacidad de pensar no sólo como país, sino también como familia humana. Los nacionalismos cerrados expresan falta de gratuidad, el error de creer que la grandeza nacional puede ser a costa de la ruina de los demás y que cerrándose se estará más protegido. En este contexto, el inmigrante es visto como un usurpador que no ofrece nada, que los pobres son peligrosos o inútiles y que los poderosos son generosos benefactores. Sólo una cultura social y política que incorpore la acogida gratuita, descartando proyectos colonialistas del pasado, podrá tener futuro.
poliedroyperiferia@gmail.com