Civilización moderna: ¿muerte y resurrección?
Instituto Teológico de Murcia, 8 de noviembre 2013. 18:30 horas.
Ahora que nos cuentan el relato de la salida de lo que ha sido la más profunda recesión económica del modelo capitalista de desarrollo no está de más profundizar en las causas y consecuencias de este evento que no puede quedar reducido a una cuestión meramente económica, mucho menos financiera. La crisis de la civilización occidental es una realidad de largo aliento que podemos rastrear en la obra y vida de Nietzsche y en sus epígonos posmodernos tras la quiebra heideggeriana. Se trata de un modelo de civilización el que está en crisis, un modelo de civilización que ha tenido en la infraestructura económica su razón de ser, de ahí que los síntomas de la enfermedad mortal de occidente se vean en primer lugar en la economía. Pero las causas hay que buscarlas en las mismas raíces de esta civilización, raíces profundas que habría que rastrear dos milenios atrás, pero que tienen su manifestación más precisa desde la constitución de un mundo globalizado efectivo.
Los pilares de la civilización occidental moderna están sustentados por tres elementos constituyentes: el sujeto como trasunto de la sustancia del mundo antiguo, la ciencia como instrumento de construcción de la realidad, y la historia como un proceso ineluctable de desarrollo meliorativo de carácter cuantitativo. Estos tres elementos constituyeron el auge definitivo de la civilización occidental, apoyada en la cultura grecolatina y el cristianismo. Pero, a la vez, fue su canto del cisne, pues en un proceso degenerativo paulatino acabó socavando los mismos pilares que la habían aupado al gobierno del mundo entero. La historia deja paso a una miriada de relatos que rompen la unidad de referencia. Ya no hay utopía ni concepto de sí. Cada cual busca su propio sentido. La ciencia deviene técnica y pierde su interés por explicar el mundo, le basta con controlarlo. El sujeto es hecho añicos, desconstruido hasta sus misma consistencia vital. Es el advenimiento de la posmodernidad que concursa con el nacimiento del último proceso económico devastador: la globalización neoliberal.
En este punto solo cabe hacer una diagnosis de la situación crítica en que nos encontramos, buscando los elementos que suponen el fin de un paradigma y los que nos permiten atisbar el nuevo paradigma civilizador que necesariamente deberá surgir de las cenizas del actual.
Fieles a nuestra interpretación, creemos que el productivismo, la obsesión por sobrepasar los límites, el seréis como dioses, es la causa de la crisis civilizatoria, por eso proponemos los siguientes procesos como síntomas del fin de esta civilización:
1. Financierización de la economía y creación especulativa de riqueza.
2. Destrucción sistemática de las condiciones de vida naturales: agotamiento de los recursos energéticos, aumento de las emisiones contaminantes, calentamiento global, pérdida de biodiversidad, ingeniería genética con OGM, etc.
3. Aumento exponencial de la población, megaurbanización, desestructuración social y pérdida de referentes antropológicos básicos como la tradición, la cultura y los valores.
4. Relativismo epistémico, moral hedonista, decisionismo irracional, inmediatismo vital, individualismo extremo.
Por otro lado, el nuevo paradigma que está naciendo lo hace a partir de las debilidades del anterior. Nada surge ex novo en la historia, toda civilización, toda era histórica, tiene su origen en las anteriores. De ahí que quepa citar como elementos del nuevo paradigma que conviven con el anterior:
1. La conciencia ecológica, la búsqueda de formas de vida sencillas y respetuosas con el medio y con las generaciones futuras.
2. La creación de grupos alternativos de vida y la organización cada vez más compleja de redes sociales al margen de los modos habituales de la modernidad, como fueron partidos políticos, sindicatos, etc.
3. El surgimiento de una conciencia universal de diálogo entre culturas y religiones frente al choque de las mismas y la guerra.
4. El resurgir de las religiones como modos de vida basados en valores fuertes y en principios estables frente al relativismo.
Estos elementos que observamos de cambio paradigmático implican una notable ambigüedad, pues lo que pueda surgir tras el marasmo que vivimos puede tener dos claras vertientes. De un lado podemos avanzar hacia una nueva edad media en la que la humanidad se vea reducida a unos cientos de millones de habitantes con la pérdida irremediable de los avances científicos y técnicos obtenidos hasta ahora. De otro lado, puede resultar un nuevo mundo donde la ética mundial y las religiones jueguen un papel primordial en el surgimiento del nuevo Orden Mundial que necesitamos. Francisco, creemos, está ya en esa línea y nos llena de esperanza por ello. Pero, para tratar esto hemos invitado a dos expertos en sus respectivos ámbitos.
José Antonio Molina Gómez, profesor de historia de la Universidad de Murcia, mantiene una línea de investigación abierta sobre la crisis de la civilización occidental, con estudios sobre Junger y Nietzsche que nos permiten abrir en núcleo profundo de esta situación. Por otro lado, Emilio Martínez Navarro, profesor titular de filosofía moral de la Universidad de Murcia, lleva muchos años de investigación y publicación sobre ética en la sociedad actual y ética para el cambio social. Con ellos vamos a intentar arrojar algo de luz en los oscuros tiempos de cambio civilizatorio en que vivimos.
Orden de las intervenciones:
Bernardo Pérez Andreo: presentación del acto y de los intervinientes.
José Antonio Molina Gómez, “Procesos decivilizatorios”. Profesor de Historia de la Facultad de Historia de la Universidad de Murcia.
Emilio Martínez Navarro, “Ética para un mundo en crisis”. Profesor Titular de Filosofía Moral de la Universidad de Murcia.
José Antonio Molina Gómez, nacido en 1972. Se licenció en Geografía e Historia por la UMU en 1995, en Antropología Social y Cultural por la UCAM en 1999, en 2009 defendió su tesis sobre la Sociedad romana de la Bética a través de la obra de Gregorio de Elvira, que se publicó en Antigüedad y Cristianismo ese mismo año con el título "La exégesis como medio de creación cultural. El testimonio de las obras de Gregorio de Elvira".
Desde entonces ha trabajado diversos aspectos de la Antigüedad Tardía, destacando especialmente un reciente artículo en Latomus sobre cultura y mentalidad en el siglo IV titulado "Rituales goéticos y muertes pavorosas en los primeros momentos de la querella arriana" (2011); así como una traducción y edición crítica de la obra Atenais, del historiador alemán Ferdinand Gregorovius, que se publicó en Herder (2009)
Colabora en las revistas Antigüedad y Cristianismo, y Revista Murciana de Antropología.
Emilio Martínez Navarro, Emilio Martínez Navarro es Profesor Titular de Filosofía Moral en la Universidad de Murcia. Obtuvo la Licenciatura en Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universidad de Murcia (1980) y el doctorado en la misma especialidad (1994) con la tesis El liberalismo ético-político de John Rawls: una propuesta de igualdad democrática, que fue dirigida por la Dra. Adela Cortina (Universidad de Valencia) y obtuvo el Premio Extraordinario de Doctorado. Fue cooperante en Educación de Adultos en Nicaragua (1980-81) y ha sido profesor de Filosofía en Bachillerato (1982-1997). Ha sido investigador visitante en las universidades norteamericanas de Harvard (Massachusetts 1990), Montclair State College (New Jersey, 1990) y Notre Dame (Indiana, 1999), y profesor invitado en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México, desde el año 2000 al 2012), así como en diversas universidades de Chile (2005), Ecuador (2007), Uruguay (2007), México (2011) y Colombia (2012). Ha sido Vicedecano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia (1998-2002), Secretario de la misma (2002-2010) y actualmente es Vicedecano de Calidad y Posgrado. Forma parte del Grupo interuniversitario de investigación sobre Éticas Aplicadas y Democracia. Desde marzo de 2011 es Secretario de Daímon. Revista Internacional de Filosofía.