Novedad editorial Un nuevo "Aportes Bíblicos" sobre la sexualidad en el Nuevo Testamento
Los mundos culturales del texto bíblico son distintos y distantes del nuestro
| Hanzel J. Zúñiga Valerio
Título: Sexualidades y Nuevo Testamento. Apuntes sobre poder, género y religión
Autores: Daniel André Gloor – Hanzel José Zúñiga Valerio
Editorial: Sebila –UBL
ISSN: 1659-2883
Precio: ¢3000 / $5
Página web: http://ubl.ac.cr/tienda/index.php
En el contexto latinoamericano, la religiosidad juega un papel preponderante en la vida de las personas. Las decisiones morales, de naturaleza individual o social, son influidas por las creencias personales, sea de forma directa o indirecta. Pero dichas creencias son el resultado de una tradición de la que somos herederos/as donde el componente religioso es muy pesado y, a la vez, muy plural. Las mismas iglesias, que reproducen en sus liturgias, catequesis o escuelas dominicales estos criterios, se convierten en actores políticos en cuanto sostienen o destruyen las ideas que nuestros antepasados nos legaron. Su papel es más activo del que podemos percatarnos y esto es llamativo. No siempre los estudios etnográficos o las encuestas de opinión toman en cuenta la variable “creencias” o “religión” para analizar las manifestaciones de los fenómenos sociales. Ninguna perspectiva de análisis, por más “laica” que sea, debería obviar o dejar de lado el papel que la socialización familiar y eclesial tiene en las decisiones políticas de los ciudadanos. Promover el valor de la separación Iglesia-Estado, Religión-Política, no significa negarse a analizar “lo religioso” como fenómeno social. Todo lo contrario, la mayor objetividad de un estudio nos exige sondear los motivos que llevan a las personas a pensar, actuar y creer determinados códigos de valores. Lo religioso, como realidad presente en la vida pública y privada, debe tomarse en serio. Precisamente lo personal y lo político se entrecruzan porque los valores religiosos están presentes en la toma de decisiones públicas de los/as ciudadanos/as así como también están presentes en la vida privada, familiar y sexual.
Es en este sentido que las concepciones sobre la sexualidad, sus usos y prácticas, tienen relación con las realidades políticas. Los resultados electores en Colombia, Perú y Costa Rica, así como las crisis políticas de Brasil, Guatemala y Argentina, evidencia cuáles algunas de las temáticas que inclinan la balanza en las decisiones de los/as votantes. No son tópicos referentes a políticas públicas, modelos económicos o el combate contra la corrupción, sino temas de moral sexual. La defensa de un modelo de familia, la del matrimonio heterosexual ante la aprobación del “matrimonio igualitario”, así como la condena a cualquier forma de aborto, inclusive aquel que puede poner en riesgo la vida de la madre, son las realidades que se le preguntan a los candidatos electorales y, de acuerdo con sus posiciones, se determina la emisión del voto. Como resultado de esto tenemos una segregación social entre dos sectores con concepciones éticas divergentes: unos amparados en las tradiciones eclesiales y en cierto tipo de lectura de la Biblia ya “normalizada” y otros que relativizan estas interpretaciones. No estamos tomando partida por una u otra opción. El amable lector tiene consciencia que esta lectura es una descripción de los procesos políticos recientes y que, ambos autores, tienen sus propias posiciones ya formadas. Pero sí es cierto que, para nosotros, es un imperativo ético colocar en el tamiz de la crítica los elementos teológicos que influyen en la toma de decisiones con respecto a temas de moral sexual y políticas de Estado. Los autores, como exégetas que son, quieren ofrecer una revisión del mundo cultural donde nacieron los textos empleados para fundamentar posiciones religiosas y opciones políticas contemporáneas.
Por esta razón, en este nuevo número de “Aportes Bíblicos”, se presenta un análisis minucioso del entorno social donde fueron redactados los textos del Nuevo Testamento (NT), así como de los valores referentes a los grupos. Se parte de las concepciones de sexualidad en el mundo greco-romano relacionadas con la religión, sus palabras fundamentales y sus significados, para evaluar vivencias y prácticas relacionadas con la manutención de las familias y del culto a los dioses y diosas. También se aborda la concepción de dos instituciones sociales como lo son el matrimonio y la pederastia en dicho contexto. En la segunda parte del estudio, se traza un puente con el mundo del judaísmo del Segundo Templo donde han sido redactadas las cartas de Pablo y la mayor parte del NT. A partir de la antropología cultural se estudian las relaciones entre clanes, la forma de comprender el poder y la reproducción de este en las relaciones sociales. Finalmente, se presenta una reflexión teológica que trata de conectar las vivencias de los/as primeros/as cristianos/as con las de quienes se dicen seguidores de Jesús hoy. ¿Qué tanto de las creencias y prácticas referidas a la sexualidad son asumidas a partir del NT? ¿Qué tan válida es la posición de quien traslada un texto de un contexto a otro, con valores y situaciones sociales divergentes, sin tomar consciencia de su entorno vital? Cuando hablamos de “sexualidad”, “relaciones”, “homosexualidad”, “incesto”, entre otros términos, ¿estamos hablando de lo mismo que tenían en mente los autores de la Biblia? Una reflexión como esta puede ayudar a colocar el debate social en su lugar correspondiente. Se pretende subrayar la distancia que existe entre el mundo bíblico y el mundo contemporáneo para desarrollar debates fundamentados sin hacer decir a los textos cosas que no dicen.
Las creencias personales heredadas juegan un papel importantísimo en la vivencia de la sexualidad. Se decía al inicio que la religión y sus prácticas influyen directamente las intervenciones políticas de los/as ciudadanos/as. Cuando la religión presiona hacia la “confesión” pública de lo privado, cuando las creencias impulsan debates sociales sobre la “carne”, es cuando la vivencia de la sexualidad se convierte en una forma de control social. El triángulo poder-género-religión debe llamar la atención porque cuando el debate público asume textos religiosos e interpretaciones eclesiales referidas al sexo sin tener en cuenta lo que dichos textos quisieron decir a sus primeros oyentes se cae en un desface. El nuevo texto ayuda a identificar brechas y propone nuevos caminos de análisis desde las ciencias sociales.