Foros sobre libertad religiosa

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Chiapas es el Estado donde hay más diversidad religiosa, con una proporción menor de católicos en comparación con el país, y bastantes protestantes o evangélicos. Según el censo del año 2010, en una población total de casi cinco millones de habitantes, sólo el 58.30% dijeron ser católicos, y el 27.35% son evangélicos de muy diversas denominaciones.

En Chiapas, la pertenencia a la religión católica ha ido descendiendo en forma progresiva. De 1970 a 1980, dejaron el catolicismo el 14.3% de la población. De 1980 a 1990, el 9.3%. De 1990 al 2000, el 3.44%. Del 2000 al 2010, el 5.86%. Como se observa, también disminuye la deserción católica. Los miembros de Iglesias o grupos evangélicos y protestantes aumentaron sólo en un 4.76%.

En el país, también hubo un descenso de católicos. Mientras en el año 2000, éramos el 88.22% de la población, en el año 2010 sólo el 83.9%. Disminuimos un 4.32%.

No todos los que dejaron de ser católicos se pasaron al protestantismo, sino que no especificaron su religión. Son los que se quedan en la incertidumbre, en la duda y en la indefinición. Lo más preocupante es el alto número de personas que aquí se declaran “sin religión”; son el 12.10%.

Es en este contexto que surge, en el año 1992, el Consejo Interreligioso de Chiapas, que congrega a los obispos católicos y a los líderes bautistas, presbiterianos, adventistas, mormones, nazarenos, asambleas de Dios, Buen Pastor, etc.

Nos reunimos cada cuatro meses, no para discusiones doctrinales, sino para unirnos en la búsqueda del bien de Chiapas, coadyuvando en la solución de conflictos, que no faltan, la mayoría por problemas agrarios, políticos y sociales, aunque a veces con algún ingrediente religioso.

Hemos promovido varios eventos ecuménicos, como oraciones y conciertos interconfesionales, programas en radio y televisión sobre valores comunes, a partir de nuestra fe en Jesucristo. Ahora, para celebrar estas bodas de plata del Consejo, y tomando en cuenta los 500 años del inicio de la Reforma con Lutero, hemos organizado cuatro foros sobre libertad religiosa en sedes distintas.

Ya hemos preparado los dos primeros, con participación de varios pastores de muy diferentes confesiones. Los destinatarios son feligreses de nuestros credos, autoridades civiles de diversos niveles, universitarios y público en general. Deseamos aportar a la paz social, a partir de nuestra fe cristiana, insistiendo en los fundamentos de la libertad religiosa.

PENSAR
El Papa Francisco, en su Exhortación Evangelii gaudium, nos decía: “Evangelizamos también cuando tratamos de afrontar los diversos desafíos que puedan presentarse. A veces éstos se manifiestan en verdaderos ataques a la libertad religiosa o en nuevas situaciones de persecución a los cristianos, las cuales en algunos países han alcanzado niveles alarmantes de odio y violencia” (61). “La libertad religiosa, considerada como un derecho humano fundamental, incluye la libertad de elegir la religión que se estima verdadera y de manifestar públicamente la propia creencia” (255).

En un discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, les dijo: “La convivencia pacífica entre los creyentes de distintas religiones es posible, allí donde la libertad religiosa se reconoce, y se garantiza la posibilidad efectiva de colaborar en la edificación del bien común, en el respeto mutuo de la identidad cultural de cada uno” (11 enero 2016).

ACTUAR
Debemos educarnos para convivir como hermanos con quienes practican otros credos religiosos, y también con quienes se declaran no creyentes. Todos los seres humanos tenemos una dignidad común, que arranca de haber sido creados a imagen y semejanza de Dios, independientemente de nuestra religión. A toda persona se le debe respetar el derecho a creer de una forma o de otra, a dejar una religión y optar por otra, a decidir no practicar ningún rito religioso.

Sin embargo, quienes practican otra religión diferente a la de la mayoría en una población, deben abstenerse de ofender a las otras creencias, porque a veces se exponen a castigos comunitarios, o a expulsiones, no por su opción religiosa, sino por no respetar a la comunidad, por ser muy ofensivos con las prácticas y devociones diferentes a la propia, por no respetar los acuerdos comunitarios. La paz social es el respeto entre todos, conforme al deseo de Jesús: “Padre, que todos sean uno, como tú y yo somos uno” (Jn 17,21).
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