Matrimonio, grandeza y crisis

El Catecismo de la Iglesia Católica dice: «El consentimiento matrimonial es el acto de la voluntad, por el cual el varón y la mujer se entregan y aceptan mutuamente en alianza irrevocable para constituir el matrimonio.» También afirma: «Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento.»

Estas afirmaciones arrancan del Evangelio y se explicitan en la Doctrina Social de la Iglesia cuando se refiere a la familia. Se basan en una experiencia de muchos siglos, y hasta fechas relativamente recientes no eran puestas en duda por la mayoría de personas. El Estado, confesional o no, apoyaba el matrimonio como institución que daba estabilidad social.
Desde hace unos años, sobre todo en Europa, ha habido nuevas interpretaciones legales. En Holanda en 2001, en Bélgica en 2003, y luego en otros países, el criterio definitorio del matrimonio de que fueran hombre y mujer los contrayentes, ha sido sustituido por el de la unión legal de dos personas. En cuanto a la indisolubilidad, las cifras muestran cómo se ha banalizado; basta ver que en España el 61% de uniones acaban en ruptura.
Ante esta realidad práctica la Iglesia no puede cambiar de criterios, pero sí que manifiesta una importante renovación de actitudes. Mantiene sus afirmaciones básicas al tiempo que rechaza utilizar conceptos o palabras que puedan herir a quienes no las comparten.
Con respecto a las rupturas de las parejas, el Papa Francisco afirma: «Debemos sentir el dolor del fracaso, acompañar a las personas que han tenido este fracaso en el amor, no condenarlas.»
En cuanto a los hijos, la experiencia de muchas instancias educativas enseña que para su crecimiento y desarrollo personal, el ambiente más adecuado es el que se da cuando son fruto de una familia formada por un padre y una madre. Los pasos más convenientes en el desarrollo del amor que da origen a la familia son el noviazgo, el matrimonio y la apertura a tener hijos, una hoja de ruta que se altera con frecuencia creciente: hace pocos años los hijos nacidos fuera de matrimonio eran el 4% y hoy superan el 40%.
No se trata de invocar el pasado con nostalgia, pues hay elementos de sinceridad muy positivos en la actualidad. Pero tampoco se debe tomar la experiencia como un atraso. El matrimonio es la primera institución humana y su fuente es el mismo Dios, que es dueño del pasado, del presente y del futuro.

† Jaume Pujol Balcells
Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado
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