Mensaje para la Navidad
Nuestras conductas son cada vez más individualistas y en lo social, también, violentas.
Sin embargo, llega nuevamente la Navidad; Dios se hace pobre, se hace niño, se hace débil, deja de ser fuerte; viene a acompañar nuestra vida, viene a convocarnos, mirar al pesebre es mirar a aquel niño que viene a sostener nuestros vínculos; a volver a decirnos: “Quiero caminar con vos, no te dejo solo, quiero reconstruir todos tus vínculos sociales, desde tu familia, tus amigos, desde los más cercanos, hasta la Patria en la que vivís”, la Patria que es el desafío para poder transformar la realidad, con vocación de servicio.
El niño vuelve a apostar por nosotros, nos quiere, no le hace asco a nada de nuestra vida, de nuestras contradicciones, de nuestros enormes conflictos, de nuestras grietas, que en un sentido han ido creciendo en este tiempo.
¡Feliz Navidad! Qué puedas cuidar ese pesebre y pienses como la Virgen, como dice Papa Francisco: “Pudo transformar esa cueva de animales en un verdadero hogar, con una montaña de ternura y unos pocos pañales.
Que esta invitación a ir al fondo de nuestro corazón en la Navidad, este niño que toca nuestra propia pobreza, nuestra fragilidad, nos convierta y nos anime a sanar todos nuestros vínculos.
Que Dios los bendiga; bienvenido el Niño que quiere apostar nuevamente por nosotros, y que tiene esperanza en nosotros, renovándola en este día.
¡Feliz Navidad!