La casta clerical de Estados Unidos y de otros muchas parte del mundo se resiste a abandonar el poder y, por lo tanto, a apostar por una jerarquía de servicio en una Iglesia samaritana y en salida. Incluso, cuando esa postura implique la ruptura de la comunión con el Papa de Roma. Porque los ultras católicos no se paran ante nada ni ante nadie.

Es norma tradicional en la Iglesia que todo se hace y debe hacerse "cum Petro et sub Petro", pero los obispos americanos obsesionados por el cumplimiento de la tradición no han querido saber nada de esta máxima eclesiástica. Y no sólo votaron, para presidirles, por un obispo superconservador, sino que, además, llevaron la afrenta al máximo nivel, eligiendo nada menos que al ex secretario de Sodano, el 'enemigo íntimo' de Francisco.

Y lo hicieron por 138 votos por Broglio frente a los 99, que se decantaron por el arzobispo de Baltimore, William Lori, que sin ser un 'hombre de Francisco, está considerado como uno de los pocos prelados moderados del episcopado USA.

Archbishop Timothy Broglio elected USCCB president https://t.co/eq7FZFIiha#cbcpnews

— CBCPNews (@cbcpnews) November 16, 2022

Y, además, sus hermanos votaron a Broglio con nocturnidad y alevosía, porque el voto de los obispos es secreto. ¿Sa habrían atrevido a depositar su voto a favor del candidato más conservador, si el Papa pudiese enterarse de quiénes son 'sus amigos', que están dispuestos a desafiar públicamente el diseño de la nueva Iglesia que él quiere y el  proceso sinodal que está poniendo en marcha?.

Con este resultado de las votaciones episcopales, los prelados USA no sólo se declaran públicamente enemigos del Papa, sino que, además, se alinean con la derecha trumpista y más conservadora del país. Una jerarquía absolutamente ideologizada, que rompe la comunión eclesial interna y se decanta por la parte más ultra de sus ovejas.

¿Cómo va a poner en marcha Broglio y compañía el proceso sinodal continental? ¿Seguirá apostando por prohibirles la entrada en suelo USA y devolver a los emigrantes latinos? ¿Lo seguirá centrando todo en la denuncia del aborto, dejando de lado la defensa de los pobres y oprimidos? Evidentemente, ése es su catecismo y no quieren ni pueden suavizarlo: principios innegociables.

¿Y qué puede pasar a partir de ahora? Roma, con toda seguridad, estará muy pendiente de todas las decisiones que tome el nuevo presidente. Un seguimiento que, conociendo a Broglio y a sus colegas, intentarán torpedear por todos los medios. Sin olvidar que el poder de Roma y, sobre todo, del Papa sigue siendo enorme.

En la actual texitura, Roma tiene ya claro que por las buenas no va a conseguir nada con la jerarquía estadounidense, e intentará cambiarla desde dentro: con el nombramiento de nuevos obispos afines a Francisco. Un proceso, a medio y largo plazo.

Por otro lado, al menos la mitad de los católicos USA se quedarán sin representantes, la polarización religioso-ideológica seguirá in crescendo, con el consiguiente descrédito ante la opinión pública americana. Y, mientras el resto de Latinoamérica camina de la mano de Francisco, USA intenta morderla.