Economía del cardenal Carlos Aguiar clasifica parroquias de acuerdo a sus ingresos Arquidiócesis de México. Entre Dios y el Mammón
Documento a párrocos revela ambicioso plan de negocios del arzobispo primado de México. Fija la meta de tener 27 millones de pesos adicionales -más de un millón de euros- para "poder realizar un verdadero trabajo pastoral".
| Guillermo Gazanini Espinoza
Concluyó la semana en la que la Arquidiócesis de México tuvo los movimientos más extensos que se recuerden en dos décadas consecuencia de la reorganización de vicarías, decanatos y parroquias; cerca de 300 comunidades sufrirán los cambios de párrocos, administradores y vicarios como parte de las jugadas ante lo que se prevé será el inevitable desmembramiento de la Iglesia de la capital del país bajo la optimista perspectiva de que el placet vaticano será concedido para estos propósitos antes del fin de este año
Quizá en el ánimo del cardenal Carlos Aguiar, sus planteamientos y cambios debieron aceptarse en una transición casi de terciopelo; sin embargo, la realidad demuestra que sus propuestas cada vez son más ásperas, mayormente rechazadas y sumamente cuestionadas. Los planteamientos de la nueva organización de la Iglesia a la medida de Aguiar Retes son calificados de impositivos bajo el velo del supuesto diálogo, pero con el fondo de la imposición e intransigencia. En los hechos tanto párrocos como fieles están inmersos en la toma de decisiones construidas desde la cúpula de forma vertical que rompe definitivamente con transversalidad.
A casi año y medio de la llegada de Aguiar Retes, la percepción mayoritaria es que existe una seria fractura abriendo una herida profundizándose en la base sobre la que se sostienen las funciones de gobierno y pastoral hasta la figura del mismo arzobispo primado de México.
Un aspecto poco ventilado ha sido el de los proyectos económicos cuyo impacto aun falta por verificarse en las comunidades. En noviembre pasado, Aguiar Retes nombró al padre Efraín Hernández Díaz, sacerdote experimentado en la pastoral vocacional más que en los asuntos económicos; sin embargo, en los hechos, un cercano al cardenal Aguiar, Eduardo Pisa Sámano, responsable de esta reingeniería que lleva adelante la concentración de toda la economía arquidiocesana. Cuando se habló de las auditorías a las economías parroquiales, él tuvo el encargo de la selección de templos para verificar la salud económica, aun cuando el arzobispo Aguiar prometió, sin cumplir la palabra, que de ninguna manera se haría una inquisición económica.
Pero los cambios de la semana pasada darán duro golpe a la mayoría de las maltrechas economías parroquiales de la Ciudad de México. El área de economía dio a conocer un revelador documento en el que se estiman las proyecciones financieras del cardenal Aguiar. Aunque siempre se habla de que los números de la arquidiócesis se mueven en rojo, el documento, dividido en varias partes, hace del conocimiento de párrocos y presbiterio cuáles fueron “los ingresos curiales 2018” por diversos conceptos y las ambiciosas metas que pondrán en problemas a no pocos párrocos que serán obligados a hacer de los sacramentos, la mercancía ideal para engrosar las arcas de las arqudiócesis. Según los diagnósticos, en el primer año de gobierno de Carlos Aguiar, la economía arquidiocesana obtuvo ingresos que ascendieron a más de 76 millones de pesos, dinero que se concentró en el pago de nóminas de laicos, “carga social” y el mantenimiento de “oficinas, arzobispos, obispos y vicarías”.
Parte de esos egresos se destinaron a las aportaciones al Sistema de Gastos Médicos Mayores -Sigamed- y manutención de obispos y sacerdotes activos, el pago de pensiones a sacerdotes y obispos eméritos, pagos para nutrir el presupuesto de vicarías funcionales y de “ejercicios espirituales” para el clero que ascenderían a más de 75 millones de pesos haciendo un balance ajustado donde la arquidiócesis apenas quedaría con un remanente de poco más de un millón de pesos.
El documento exhibe el estado de los adeudos de cada una de las vicarías por diversos conceptos entre los que se encuentran los pendientes por concepto del pago de diezmo, generalmente aportado por los fieles al final de cada año civil, y de las colectas anuales entre las más importantes, la de viernes de semana santa para los lugares santos, el óbolo de san Pedro para las obras del Papa y la obligada para la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Según las disposiciones acerca de la economía arquidiocesana, conforme al Decreto sobre reordenación económica de las diversas estructuras de la Iglesia particular del 30 de noviembre de 1996 con diversas actualizaciones, la última de agosto de 2007, el manejo de la economía de las vicarías territoriales estaba basado en la aportación del 10 por ciento de los ingresos brutos mensuales. La mitad, era enviado a la economía de la curia arquidiocesana y la otra parte era destinada a la economía propia de la vicaría para las necesidades administrativas y de pastoral. Las colectas anuales entre las que se contaban las del Domingo Mundial de las Misiones -DOMUND- Santa Cruz, Óbolo de san Pedro, Universidad Pontificia y las del Seminario Conciliar de México se turnaban íntegras a la curia de la arquidiócesis para enviarse a sus legítimos destinatarios.
Conforme a esa normatividad, el documento presentado advirtió que las vicarias morosas son la I -futura diócesis de Azcapotzalco- con cerca de 6 millones de pesos, seguida de la II vicaría “Cristo Rey” con cerca de 4 millones de pesos y más lejos, la VI vicaría “San José” con 3 millones de pesos y que, en el proyecto de Carlos Aguiar, el templo de la Esperanza de María en la resurrección del Señor en Perisur, y actual sede litúrgica, sería de las principales cajas fuertes de ingresos para el arzobispado.
El diagnóstico hace un recuento de las parroquias y templos morosos sin cumplir con sus aportaciones. Producto de las auditorías impuestas, se hizo una muestra de 80 templos -según un estimado del 43 por ciento del total en la arquidiócesis- que, entre las VIII vicarías, deberían poco más de 7 millones 200 mil pesos.
Para la economía del cardenal Aguiar, el actual modelo económico del arzobispado necesita de nuevas fuentes a los que llama de “reinversión de los ingresos curiales” lo que llama la atención. No da más orientaciones sobre las maneras en las cuales las economías parroquiales puedan mejorar sus condiciones para tener rendimientos que les permitan ser de alguna manera autosuficientes. Se trata de engordar las bolsas curiales nutridas desde las parroquias que garantizarán los ingresos.
Según el equipo aguiarista, los “beneficios generados por las variantes en el incremento del decreto” no permiten “alcanzar un beneficio que nos ayude a prever como arquidiócesis situaciones extraordinarias y menos a poder realizar un verdadero trabajo pastoral”.
La situación anterior prende los focos rojos de muchas comunidades y parroquias. El ambicioso cardenal y su equipo ha hecho estimaciones que plantean un dilema muy duro para los párrocos que apenas viven con lo necesario para seguir adelante en su labor. Y el planteamiento parece indiscutible: Carlos Aguiar Retes quiere beneficios anuales por 27 millones de pesos adicionales (alrededor de un millón 200 mil euros).
Se puede leer la advertencia hecha al presbiterio: “Si tuviéramos beneficios por 27 millones de pesos que podríamos alcanzar con el apoyo de cada uno de los templos de la diócesis (sic), tendríamos el recurso para aplicarlos primordialmente en la pastoral y en un Fondo de Previsión Sacerdotal (¿Otro adicional a los existentes?) para que nuestros hermanos sacerdotes puedan tener una pensión digna y justa”.
No obstante, la propuesta que ha molestado a los párrocos es la tasación de templos en una “Clasificación Parroquial”. Como lee el amable lector, la economía dirigida por el cardenal Carlos Aguiar hará un catálogo de parroquias de acuerdo con sus ingresos obligándoles al pago de una cuota fija, eufemísticamente llamada “Solidaria” distinta a la del 10 por ciento variable de la siguiente forma:
Parroquias Clase C. Nivel de ingresos mensuales entre 10 mil y 50 mil pesos.
Parroquias Clase B. Nivel de ingresos mensuales entre 50 mil, un pesos y cien mil pesos.
Parroquias Clase A. Nivel de ingresos mensuales entre cien mil un pesos y 700 mil pesos.
Pero hay más. Templos casi “privilegiados” por el nivel de ingresos que serán llamados Extraordinarios. Así se encuentran:
E.1 Extraordinarios. La parroquia de Capuchinas en el recinto mariano de Guadalupe y la parroquia de la Esperanza de María en la resurrección del Señor en Perisur.
E.2. Santuarios. Las cajas económicas más poderosas del arzobispado. Según serán catedral metropolitana y la Basílica de Guadalupe.
En esta virtual sangría que se proyecta, generar ingresos implica una fiscalización a la cual se verán sometidas las parroquias. Carlos Aguiar, faltando completamente a su palabra, habrá de implementar “visitas administrativas” para revisar la situación contable y económica, aportaciones “solidarias” y lo que parece más opaco: la venta de inmuebles que “con su venta, se trate de invertir el capital para que aumente el rendimiento” ¿De qué bienes de trata?
El esquema que se trata de imponer, sin lugar a duda, traerá mayores presiones a los párrocos quienes saben realmente cómo son las variaciones económicas en una Ciudad muy contrastante. Limitados ya en sus rentas por la ausencia de ingresos que representaban las primeras comuniones y confirmaciones anuales, ahora deberán hacer malabares para satisfacer el apetito de recursos para una curia que ve a la Iglesia católica de la arquidiócesis de México como empresa y cartera de negocios pastorales. Esto podría empujar a los curas a consolidar otras formas de ingresos desviando su propósito para el cual son ordenados en la recta administración de bienes: renta de instalaciones parroquiales para fiestas y eventos, comercio irregular en atrios, rifas y más rifas o, de plano, la búsqueda de otros empleos para sobrevivir, además de estar cargados con el cumplimiento de las disposiciones fiscales oficiales.
Mammón es el temible dios elevado como ídolo y en el Evangelio, Cristo lo advierte cuando habló a los círculos más poderosos de su tiempo. El dinero es llamado Mammona -del arameo, amman, confiarse, apoyarse- A diferencia del dinero tenido como satisfactor de necesidades, Mammón es el que da seguridad, el tesoro de monedas almacenado en diversas cuentas y hasta en comisionistas mercantiles en cada esquina. al final, todo este gasto y exigencias tendrán una sola fuente: los bolsillos de los millones de fieles.
Paradójicamente, el proyecto de negocios en el que se está sumiendo a la arquidiócesis de México tiene como slogan empresarial la frase de Cristo en el Evangelio de Lucas 16, 13. En los hechos, la arquidiócesis primada de México está peligrosamente bajo riesgo de ser poseída por el espíritu del Mammón, de un dinero absolutizado “para realizar un verdadero trabajo pastoral” con rendimientos preferenciales al del trabajo del Buen Pastor.