Éxodo Hondureño hacia el Norte del Continente... (Cias México)
Como Centro de Investigación y Acción Social “Jesuitas por la paz”, nos pronunciamos por el derecho a la movilidad social sin fronteras de los hermanos centroamericanos, en especial del pueblo de Honduras, y animamos a mostrar la hospitalidad que como mexicanos siempre nos ha caracterizado. Reconocemos que las causas de esta migración tienen que ver con la violencia, el desempleo y la corrupción que vive dicho país desde hace décadas.
Se trata de una situación sin precedentes en nuestro continente, que muestra el fracaso de un modelo económico importado desde las élites económicas, inspirado en el liberalismo que ha llevado a una desigualdad social en América cada vez más insoportable. Hoy las partes olvidadas deciden buscar el amparo de las partes concentradoras de la riqueza en su legítimo derecho de una vida humana.
Este acontecimiento migratorio de escala bíblica, muestra que es imposible desarrollar una parte del cuerpo descuidando a la otra, priorizando una región y olvidando otra. Así, tarde o temprano, las partes olvidadas se rebelarán para acceder a los recursos deseados y de los que han sido privados. Todos los pueblos están conectados, lo que pasa en un punto afecta a otro.
Así, también reconocemos que el gobierno de Estados Unidos no puede desentenderse de una realidad que él mismo provocó con sus políticas hacia los países centroamericanos. Al respecto, sólo mencionamos tres hechos: 1) la economía y la política en el siglo XX estuvo definida por las empresas bananeras de origen norteamericano, estas empresas fueron quienes impidieron la reforma agraria que llevó al empobrecimiento de los campesinos; 2) los organismos financieros de Estados Unidos otorgaron créditos a los países centroamericanos, en la década de los 90, a cambio de reformas estructurales que llevaron a una inestabilidad económica; y 3) la política migratoria aplicada por George Bush, también en la década de los años 90, deportó miles de jóvenes a centroamérica que llevaron a la conformación de las maras.
Por tanto, al mismo tiempo que solicitamos la hospitalidad a todos los sectores del pueblo mexicano y a todas las personas de buena voluntad, también exigimos el respeto de a los Derechos Humanos de los hermanos migrantes por parte de las autoridades de nuestro país, por medio de acciones puntuales que preserven su vida, así como acciones que los protejan de los abusos y la violencia que también habitan nuestro país. Exigimos a las autoridades hondureñas que atiendan los problemas estructurales de su país para que América Latina esté en paz. Y exigimos a las autoridades norteamericanas un cambio en la política migratoria para atender sus causas con propuestas de desarrollo regional y no solo criminalizando a los migrantes.
P. Jorge Atilano González Candia SJ
Director