Nombrado "Santuario Jubilar de la Misericordia" La revolución de la misericordia en Meritxell
(Mossèn Ramón Rossell de Canill, rector del santuario de Meritxell).- Solo creemos en una revolución, en la revolución de la bondad. La ética nos enseña la moral universal común, la bondad. El Evangelio nos invita a amarnos los unos a los otros, al amor. Cuando casamos la bondad y el amor recibimos el don de la misericordia.
¿En dónde nace la revolución de la misericordia? Desde el sofá del comedor de casa delante de la televisión, no se ha hecho nunca una revolución, que yo sepa. Para hacer una revolución hay que salir a la calle. Hemos de llenar nuestras plazas. Es necesario provocar, como sucedió hace 2000 años en Palestina: "¿quién es esta persona a quien sigue la multitud? Es la persona que pasa haciendo el bien." "Mirad cómo se aman!"... decían de los primeros cristianos. Mostremos hoy a todo el mundo la misericordia -corazón y miseria-, la bondad de Jesús y la miseria de la mujer adúltera, frente a frente. Todos los otros han esquivado de manera cobarde la misericordia.
¡Revolucionémonos! Frente la globalización de la indiferencia digamos de manera bien explícita que nos amamos.
¡Revolucionémonos! Frente a los llantos de una sociedad competitiva y lógicamente individualista, hagamos torres humanas, como las hicieron els castellers d'Andorra el día de San Jorge a la plaza de Andorra la Vella. Els castellers no son personas aisladas. Son personas que hacen piña. Todas ellas cooperan en la creación corporal para gozo de todos.
¡Revolucionémonos! Frente el materialismo y la superficialidad. No podemos construir un país desde la pasividad, o peor, desde la envidia a las iniciativas de los otros. Solamente podemos edificar desde una vida de fe: "porque has creído, Pedro, sobre esta piedra edificaré mi Iglesia."
¡Revolucionémonos! Frente a cualquier resquicio de orgullo y de egoísmo que nos privan de caminar hacia "un cielo nuevo y una tierra nueva." Confiémonos al sacramento de la misericordia. Para lograr un mundo mejor, no basta con la razón ni con medios técnicos. Hemos de poner el corazón, las emociones, la fiesta, la fraternidad, la misericordia.
Hagamos la fiesta para decirnos que nos amamos. Los abuelos y abuelas nos han dado Meritxell para celebrar la bondad y el amor. Cada una de las siete parroquias de Andorra tiene una mirada limpia, un corazón gigantesco, una sonrisa astuta. Son las raíces de la gavernera plantada por la Historia de Andorra que cada año florece en la primavera pascual. Por este motivo, el Papa Francisco ha dignificado el Santuario con el título de "Basílica", iglesia predilecta de la Iglesia.
El Papa honra un santuario que durante ocho siglos ha sido ‘entre dos nacions' neutral (himno de Andorra), la casa pairal (Ave de Meritxell) de todos, los de casa y los refugiados que se han acogido en el país. Domingo de Pentecostés, 15 de mayo, el Santuario Nacional de la Madre de Dios de Meritxell, acoge a todas las sietes parroquias y a los hermanos vecinos de la Ariège. Compartimos el gozo pascual, el mes de María y la fiesta de las madres. Este año con más devoción. El Papa Francisco ha nombrado Meritxell "Santuario Jubilar de la Misericordia". El Papa nos invita a mirar a Meritxell.
¡Miremos, pues, a Meritxell! Los peregrinos de la Valira del Norte, desde el Roc de la Salve saludan a la Madre de Dios y a los peregrinos de la Valira de Oriente. Despliegan la bandera y cantan con voz vibrante déu vos salve, Reina i Mare de misericordia, vida i dolcesa, esperança nostra...
¡Miremos a Meritxell! Gocemos de la contemplación de sus arcos, símbolos de la alianza matrimonial entre Dios y Andorra: "Yo seré vuestro Dios y vosotros, mi pueblo si practicáis las obras de misericordia corporales y espirituales."
¡Miremos a Meritxell!. Nos detenemos delante de la puerta jubilar. La figura de la parábola de la misericordia que también presiden todas las iglesias jubilares del planeta tierra nos invita a pasar la puerta jubilar. Dejemos fuera la malicia de fer sang i fetge a quien no piensa como nosotros. Nos sacudimos el polvo de los prejuicios, envidias, rencores, recelos que nos bloquean la comunión. Liberémonos de cualquier tristeza, desesperanza que lleve incrustado el desamor.
Pasemos la puerta jubilar. Oremos Pare, perdoneu les nostres culpes així com nosaltres perdonem els nostres deutors. Estamos delante de la Madre de la divina misericordia que nos alarga su mano. Enlacemos nuestras manos haciendo el anillo de la sardana Virtus Unita Fortior (divisa del escudo de Andorra). Oremos: que arraiga en el nuestro pueblo: - el gozo de dar y el gozo de perdonar; - el gozo de servir y el gozo de compartir; - el gozo de creer y el gozo de esperar; - el gozo de vivir y el gozo de amar; -el gozo de amar y el gozo de ser amado.
Mi confidente me sonríe: "el amor es el único tesoro; es la más rica herencia; es el arma para revolucionar el mundo; el amor es la razón de vivir. He comprendido bien: si no nos entendemos por el lenguaje, entendámonos por el amor" ( Ramon Llull, filósofo, místico 1233 - 1316)