Hoy va de poesía
Imagino que quien lea esta maravilla, querrá conocer en el acto a su autor y, aunque nadie me ha encargado en Alandar que hable de libros, por esta vez me tomo la libertad de presentar a Erri de Luca, por si aún queda alguno por conocerle. Napolitano nacido en el 50, participante activo en el movimiento del 68 y miembro del grupo Lotta Continua, ha trabajado como albañil y camionero y durante la guerra de los Balcanes fue conductor de vehículos de apoyo humanitario. Aprendió hebreo de forma autodidacta y no conozco mejores traducciones bíblicas que las suyas. Lleva escritos un montón de libros, unos cuantos ya traducidos al castellano y quiero hablarles hoy del último que estoy leyendo, Solo ida. Poesía completa (Seix Barral 2016). Para que se hagan una idea, sus poemas sobre emigrantes son tan candentes como este:
“Somos los innumerables, el doble en cada centro de expulsión. /Adoquinamos de esqueletos vuestro mar/ para caminar sobre ellos./ No podéis contarnos, si nos contáis aumentamos,/ hijos del horizonte que nos manda de vuelta./ Hemos venido descalzos, sin suelas, sin sentir espinas,/ piedras, colas de escorpiones. /Ningún policía puede despreciarnos/después de todo lo que hemos sido ya ofendidos./Seremos los siervos, los hijos que no tenéis,/ nuestras vidas serán vuestros libros de aventuras./Traemos a Homero y a Dante, el ciego y el peregrino,/ el olor que perdisteis, la igualdad que habéis sometido”. (p.123)
“Los hombres han dejado sus plegarias en tierra,/ del viaje no tiene culpa el Dios de nadie./ Ninguna invocación, ni súplica de ayuda, /de aquí sólo se manda un saludo al rey del universo. /Cuando estábamos en tierra, en noches como ésta cantábamos/para llevar los rebaños al altiplano./ Con el canto manteníamos alejados a los leones,/ las mujeres cuidaban del fuego dentro de la hoguera de piedra. /Aquí no se posa en la tierra la sombra de nuestros cuerpos,/somos polvo levantado, un olor a vinagre en una garrafa vacía./ Somos un desierto que camina, un pueblo de arena, /hierro en la sangre, cal en los ojos, una funda de cuero./ Muchas vidas destruidas nos han allanado el viaje,/ pasos alzados por otros nos empujan hacia delante”. (p107)
Empecé a leer el libro por la noche, antes de dormir, pero me provocaban insomnio. Ahora los leo por el día.