El que se quema con leche... [desesperanza sinodal]
La mala experiencia de Aparecida invita a sospechar de los curiales.
La prohibición de difundir lo que se diga en el Sínodo invita a creer que se seguirá haciendo lo mismo de siempre (modus operandi) y es modificar lo que sea para seguir en la misma.
Mi poca expectativa en el Sínodo se ha reducido más aún por aquello de que "el que se quema con leche..."
Mi poca expectativa en el Sínodo se ha reducido más aún por aquello de que "el que se quema con leche..."
| Eduardo de la Serna Eduardo de la Serna
El que se quema con leche…
Eduardo de la Serna
En Argentina existe un dicho popular que afirma que “el que se quema con leche, ve una vaca, ¡y llora!” Obviamente hace referencia a una experiencia negativa que se ha tenido y, por tanto, que se prevé o teme que ocurra algo idéntico en circunstancias similares.
Cuando fue la asamblea episcopal de Aparecida, día a día los participantes podían hacer copia digital de lo que se estaba trabajando. Obviamente, la idea era que ellos, o quienes podíamos asesorarlos, tuviéramos los elementos que iban teniendo para trabajarlos, corregirlos, criticarlos, etc. Pero hubo un problema… Teníamos los textos ya elaborados y, cuando se hizo público el documento final, pudimos ver (quienes quisieron verlo, ciertamente) los cambios que se hicieron. Era evidente que algunos era razonable que se hicieran (una cita mal anotada, alguna repetición, etc.) pero no cambios importantes, retoques, omisiones… etc. Algunos pudimos registrarlos y tratar de difundirlos. Algunos los consignaron, pero el que circula es el documento “oficial” (el adulterado) no el votado en la asamblea.
Después pudimos saber que algo semejante se había intentado con el documento Gaudium et Spes en el Vaticano II, o en los documentos de Medellín. Parece que es un modus operandi de ciertos sectores.
Ahora bien, después de Aparecida algunos creímos que la “transparencia” permitiría que lo que “el espíritu dice a las Iglesias” fuera más difundido que lo que los escritorios curiales indican. Pero cuando fue el Sínodo de la Amazonia los textos eran privados. Y, ahora, ante el Sínodo de la Sinodalidad se ha dicho expresamente y públicamente que “se prohíbe expresamente grabar o difundir las aportaciones” … Que se me perdone, entonces… Ya me costaba mucho tener esperanzas puestas en el Sínodo y, ahora, me queda la mesa servida de la sospecha…. Ahora todo me invita a pensar que, aunque del Sínodo salieran aportes interesantes, propuestas creativas y hasta alguna iniciativa sorpresiva, esos sectores, que allí siguen hibernando la Iglesia harán todo lo que esté a su alcance (y por “todo” entiendo “todo”, sin esperar ni honestidad, ni justicia, ni amor a la verdad… es decir, sin esperar eclesialidad) para que nada cambie. Como decía el de Lampedusa.
Foto tomada de https://www.istockphoto.com/es/fotos/borrador-para-pizarra