Como vida religiosa llamada a estar junto al pueblo sufriente hacemos de nuestro el grito de las multitudes en diferentes comunidades del país y más recientemente en Nuevitas, Camagüey reclamando respuesta a sus necesidades básicas y su deseo de poder expresarse en libertad.
Lamentamos que la persecución y encarcelamiento sean la única respuesta que han recibido.
Como Iglesia nos ofrecemos una vez más para acompañar a las personas detenidas y sus familiares.
Pedimos al Dios bueno, Padre de todos, y a la Virgen de la Caridad que proteja y guíe a todo nuestro pueblo por los caminos de la libertad, la justicia y la paz.