Definió la primera visita de un Papa a la Isla, “como un momento de gracia y bendición para los cubanos” Rememora cardenal Stella, 25 años después, visita a Cuba de San Juan Pablo II
Mons. Stella hizo entrega de una reliquia de San Juan Pablo II
En una celebración muy emotiva, a templo lleno, las voces de los presentes formaron un gran coro para entonar los mismos cantos con los que 25 años atrás se acogía al entonces Papa de la Iglesia en su visita Cuba.
Julio Pernús corresponsal en República Dominicana
(Palabra Nueva) Como una visita muy deseada, y preparada con pasión y esmero, calificó el cardenal Beniamino Stella el Viaje Apostólico de San Juan Pablo II a Cuba en enero de 1998, acontecimiento histórico del que se están cumpliendo 25 años.
Durante la misa celebrada en la Catedral de La Habana el 24 de enero, Mons. Stella definió lo que fue también la primera visita de un Papa a la Isla, “como un momento de gracia y bendición para los cubanos”, quienes pudieron hacer pública su profesión de fe en las calles, plazas y hogares.
Luego de que el cardenal Juan de la Caridad García le diera la bienvenida, presentándole al “débil y pequeño rebaño de la comunidad de Cristo en La Habana”, Mons. Stella hizo entrega de una reliquia de San Juan Pablo II. Se trata de una gota de su sangre que, como muestra de la pasión cristiana del hoy santo de la Iglesia, acompañará el camino de los fieles habaneros “para darles serenidad, fuerza y esperanzas”, dijo.
Antes de comenzar la celebración eucarística, Mons. Beniamino Stella y el arzobispo habanero se dirigieron hacia la capilla del Santísimo, donde también descansan los restos del cardenal Jaime Ortega Alamino, de quien aseguró: “puso alma y corazón para que la visita de San Juan Pablo II fuese una realidad”.
Coincidiendo con el Evangelio que pronunciara 25 años atrás el Sumo Pontífice, el cardenal Stella insistió en que la mirada fundamental de nuestra Iglesia es hacia el Señor, de no ser así se perdería su espíritu misionero. Insistió en la fuerza de la oración personal, de donde emerge el impulso principal y el verdadero descanso, al tiempo que llamó a creer, firmemente, que el espíritu del Señor está sobre nosotros, sobre Cuba, y que la experiencia de Dios que nos enseña Jesucristo se abre a todos. En ese sentido, evocó la frase de San Juan Pablo II cuando llamó a los cubanos “a no tener miedo de abrir los corazones a Cristo”.
En una celebración muy emotiva, a templo lleno, las voces de los presentes formaron un gran coro para entonar los mismos cantos con los que 25 años atrás se acogía al entonces Papa de la Iglesia en su visita Cuba.
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