Propuesta para alimentar a medio centenar de ancianos 'Más corazones, más Iglesia', en la iglesia de la Merced
Más Corazones provee una experiencia única de formación eclesial y humana para dialogar con una realidad de servicio intergeneracional respaldado por la credibilidad de su labor. Para conseguir los alimentos, estos jóvenes se inventan una campaña comunicativa costeada desde sus propios dones y encomendados a su fe se van tras un horizonte donde pueden alimentar al final de la jornada a los 50 ancianos congregados en la iglesia de la Merced
Julio Pernús corresponsal en República Dominicana
Las alegrías de las melodías humanas que se cantan mientras dura el camino de la obra al servicio de los demás es lo que más debería importarnos mientras tallamos el bien en el alma del prójimo. Los rostros festivos de los ancianos presentes en el patio de la iglesia de la Merced en La Habana Vieja, el sábado 14 de agosto, son el mejor selfie de un proyecto ecuménico donde se unen los corazones de varios jóvenes para echar andar la imaginación caritativa samaritana y convertirla en una verdadera fiesta intergeneracional.
El concepto Amistad Social se hace vida en obras como la que impulsa el movimiento Más Corazones. Su historia comienza en el desierto de la pandemia y con el remo de las redes sociales de por medio. Con esas dos realidades a sus espaldas, un grupo de jóvenes, al ver la situación agónica en las calles de personas con un largo camino en la vida, se preguntó: ¿qué podemos hacer? Tras un diálogo en whatsapp deciden aportar, no de lo que les sobra -¿en Cuba sobra algo comestible?-, sino de lo que saben otros necesitan con mayor urgencia y comienzan a recoger en un local católico los víveres donados.
En el patio de la iglesia de la Merced todo comenzó ese día con una eucaristía al Señor por el regalo del encuentro. Para los protagonistas era increíble presenciar cómo de una pequeña semilla brotaba la mística de los ojosabiertos, que no es solo mirar tú al pobre, sino dejarte mirar por él también y saber que desde ahí también Dios actúa, transforma y cambia los corazones. La felicidad muchas veces goteó de pequeños gestos por parte de los beneficiarios como la lectura de un poema o la canción antológica del himno de la juventud católica. Yander, un joven maestro de inglés de la iglesia de Reina, comentó “que Más Corazones le había regalado la gasolina espiritual para soportar la desesperanza reinante en su entorno.” Elizabeth y Mariela, dos universitarias de la comunidad de la Asunción en Guanabacoa, mostraban sin medidor suficiente en su rostro cuánto júbilo era poder dar amor sin esperar nada a cambio, quizás una fugaz sonrisa de un rostro tan cercano como el de un abuelo que le devolvía su amor.
Más Corazones provee una experiencia única de formación eclesial y humana para dialogar con una realidad de servicio intergeneracional respaldado por la credibilidad de su labor. Para conseguir los alimentos, estos jóvenes se inventan una campaña comunicativa costeada desde sus propios dones y encomendados a su fe se van tras un horizonte donde pueden alimentar al final de la jornada a los 50 ancianos congregados en la iglesia de la Merced. El milagro es que, al salir de aquel encuentro, dejaron previsto que el próximo sábado los beneficiarios pudiesen volver a almorzar, gracias a los ingredientes sobrantes.
Casi en silencio comentan sobre la ayuda que dentro de la Iglesia y de la sociedad civil han venido recibiendo desde que desplegaron las velas de su sueño. Uno de los coordinadores del proyecto, en un momento de emoción refirió: “nosotros venimos a servirlos a ellos con nuestro ímpetu juvenil y es tanto el cariño que recibimos de estos abuelos que al final, noqueados por su amor, somos nosotros los verdaderos beneficiarios de esta obra capaz de sumar a más corazones y hacernos sentir más Iglesia.”