Intenso interrogatorio, de más de ocho horas, al cardenal defenestrado por Francisco Becciu vuelve a implicar al Papa: "Me limité a cumplir la orden del Santo Padre"
"En los últimos días pregunté al papa si podía hablar libremente y me dijo que sí, por lo que quiero aclarar brevemente lo que sé. No tengo ninguna responsabilidad en la dimisión del señor Milone. Sólo cumplí la orden del Santo Padre"
El purpurado centra su defensa en desvincularse de las decisiones tomadas en torno a Libero Milone, el primer revisor independiente de las cuentas vaticanas
| RD/Efe
El excardenal italiano Angelo Becciu rechazó este miércoles, durante el juicio en el Vaticano en el que está imputado con otras nueve personas, que tuviera alguna responsabilidad en la destitución del revisor general de finanzas Libero Milone en 2017 y dijo que la decisión fue del papa Francisco.
El pontífice había perdido la confianza en el auditor y el acusado se limitó a cumplir "la orden del Santo Padre", dijo Becciu en la audiencia celebrada este miércoles, según los medios italianos.
"En los últimos días pregunté al papa si podía hablar libremente y me dijo que sí, por lo que quiero aclarar brevemente lo que sé. No tengo ninguna responsabilidad en la dimisión del señor Milone. Sólo cumplí la orden del Santo Padre", apuntó.
Becciu es uno de los imputados en este juicio, que busca aclarar algunas irregularidades en la gestión de los fondos de la secretaria de Estado, como el caso de la compraventa, terminada en estafa para el Vaticano, de un edificio en el centro de Londres, que acabó generando cuantiosas perdidas.
En 2020, tras destaparse las irregularidades, el papa Francisco retiró todos los derechos de cardenal a Becciu y le apartó de su cargo como prefecto de la Congregación para la Causas de Los Santos.
Primer revisor de las cuentas vaticanas
Milone, de 69 años y con una amplia experiencia en el ámbito financiero internacional, presentó su dimisión en 2017, después de que en 2015 el papa Francisco le nombrara como el primer revisor de las cuentas de la Santa Sede con el objetivo de supervisarlas y dotarlas de mayor transparencia.
El auditor explicó entonces a varios medios que su renuncia se había producido bajo intimidación y amenazas de detención, ante lo que el Vaticano respondió con una nota diciendo que se había extralimitado en sus funciones y había investigado de forma ilegal la vida privada de algunos exponentes de la Santa Sede.
Los acusados en este juicio son diez: además de Becciu, la exasesora del cardenal Cecilia Marogna; el bróker Gianluigi Torzi; Enrico Crasso, financiero de referencia de la Secretaría de Estado, así como el expresidente y el exdirector de la Autoridad de Información Financiera (AIF), René Brülhart y Tommaso Di Ruzza, respectivamente.
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