El observador propone dos caminos para conseguirlo Caccia, ante la ONU: "La escalada de la violencia sexual en los conflictos es un flagelo que hay que combatir"
Un "flagelo" cada vez mayor, señaló el observador de la Santa Sede en la ONU en Nueva York, al intervenir ayer en el debate del Consejo de Seguridad "Mujeres, paz y seguridad"
Propone poner fin a los "reiterados intentos de borrar las diferencias entre mujeres y hombres" que, según él, "distraen y socavan los esfuerzos críticos para abordar el impacto nocivo de la proliferación y tráfico de armas en las mujeres y las niñas"
También preocupa el "apoyo financiero a organizaciones extremistas violentas y la trata de seres humanos"
También preocupa el "apoyo financiero a organizaciones extremistas violentas y la trata de seres humanos"
| L’Osservatore Romano
(Vatican News).- Con "particular preocupación" el arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, habló ayer en Nueva York durante el debate del Consejo de Seguridad titulado "Mujeres, paz y seguridad".
Lo que despertó la alarma del prelado fue "el deplorable aumento del uso sistemático de la violencia sexual en los conflictos armados por parte de actores estatales y no estatales". Un "flagelo", afirmó monseñor Caccia, que suscita "gran alarma" también por "los efectos negativos de la violencia sexual sobre las oportunidades educativas y los medios de subsistencia de las mujeres". Al mismo tiempo, preocupa "el apoyo financiero a las organizaciones extremistas violentas y la trata de personas".
Son dos caminos indicados por el arzobispo para combatir este flagelo: en primer lugar, poner fin a los "reiterados intentos de borrar las diferencias entre mujeres y hombres", ya que tales acciones "distraen y socavan los esfuerzos críticos para abordar el impacto nocivo de la proliferación y tráfico de armas en las mujeres y las niñas".
En segundo lugar, indicó monseñor Caccia, "es importante subrayar que la participación plena, igualitaria y significativa de las mujeres en la prevención y resolución de los conflictos aumenta las posibilidades de lograr una paz sostenible". Desde esta perspectiva, concluyó el arzobispo, resulta "fundamental" reconocer a las mujeres como "agentes de cambio y aumentar su participación en los esfuerzos de construcción de la paz, apoyando su igual dignidad".
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