El trasfondo del debate fue la emergencia del Covid-19, que propone, por un lado, la importancia de las patentes como incentivo para la búsqueda de curas y vacunas y, por otro, la necesidad de hacer que los medicamentos sean accesibles de manera justa y sostenible para todos, condición fundamental para salir de la actual crisis sanitaria mundial, ya que, como recordó Monseñor Jurkovič, "nadie puede salvarse a sí mismo".
Positiva en este sentido -dijo- la voluntad mostrada por la OIPM de promover el intercambio de información científica en este frente, como desean las Naciones Unidas, entre otras cosas, a través de su nueva plataforma Patentscope.
Sin embargo, subsisten "algunas preocupaciones éticas", ya destacadas en el pasado por la Organización Mundial de la Salud, en relación con la accesibilidad efectiva a los logros de la investigación. "La contribución a la sociedad del invento que se va a patentar consiste no sólo en el invento en sí, sino también en proporcionar información técnica sobre ese invento", señaló Monseñor Jurkovič, recordando que "la coherencia de las políticas para lograr el doble objetivo del acceso a los medicamentos y la innovación médica es hoy más vital que nunca".
De ahí la necesidad, subrayada por el Observador de la Santa Sede, de mejorar el sistema mundial de patentes "apuntando sobre todo a una mayor transparencia y eficiencia". Un sistema capaz de proteger "los derechos de los titulares de patentes, pero también los de los usuarios de medicamentos patentados" y "un equilibrio de derechos y obligaciones". La pandemia y la "desagradable carrera" de algunos Estados para obtener las nuevas vacunas, observó Monseñor Jurkovič, "demuestra que el acceso a medicamentos y vacunas asequibles ya no es un desafío sólo para los países menos desarrollados y otros países en desarrollo, sino que se ha convertido en una cuestión cada vez más urgente también para los países desarrollados".
"La tragedia común a la que se enfrenta la familia humana este año debería reavivar el sentido de nuestra interconexión como comunidad mundial", concluyó el prelado, recordando, en palabras del Papa Francisco en "Fratelli tutti", que "todos estamos en el mismo barco, donde los problemas de una persona son los problemas de todos".