El 'broker' de Becciu, acusado formalmente de corrupción por el palacio de Londres La Justicia italiana constata que Torzi contaba con"cómplices dentro de la Santa Sede"
El tribunal de Revisión de Roma constata la posible "conducta delictiva" alegada por el Vaticano, a la que añade otra posible causa: "extorsión y chantaje". Contra el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, y su entonces adjunto, Angelo Becciu
Los fiscales del Vaticano han acusado a Torzi de extorsionar a la Santa Sede con 15 millones de euros (17,8 millones de dólares) para entregar la propiedad del lujoso edificio londinense en el que la secretaría de Estado del Vaticano había invertido unos 350 millones de euros (420 millones de dólares), en gran parte donaciones de los fieles
Torzi introdujo una cláusula de última hora en el contrato que firmó con el Vaticano que le otorgaba plenos derechos de voto en el acuerdo "en contra de cualquier negociación de buena fe"
Torzi introdujo una cláusula de última hora en el contrato que firmó con el Vaticano que le otorgaba plenos derechos de voto en el acuerdo "en contra de cualquier negociación de buena fe"
El 'broker' del cardenal Becciu, y responsable de operaciones supuestamente fraudulentas (con dinero de los pobres) como la compraventa del palacio de Sloane Avenue en Londres, Gianluigi Torzi, contó con "cómplices dentro de la Santa Sede", según el Tribunal de Revisión de Roma, que instruye el caso a petición del Promotor de Justicia del Vaticano.
Tal y como adelanta Ansa, el tribunal ha confirmado la medida cautelar contra Torzi, detenido hace más de un mes en Londres y extraditado a Italia, al constatar la veracidad de la posible "conducta delictiva" alegada por el Vaticano, a la que añade otra posible causa: "extorsión y chantaje". Contra el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, y su entonces adjunto, Angelo Becciu.
La sala de tres jueces del Tribunal de Revisión rechazó varias mociones de los abogados de Gianluigi Torzi, presentadas después de que los fiscales de Roma emitieran una orden de detención contra Torzi en abril. El tribunal dejó que la orden se mantuviera, y Torzi fue detenido en Londres, pero ahora está libre a la espera de las audiencias de extradición.
"Con la ayuda de otros"
El escrito, de 18 páginas, apunta a que Torzi pudo defraudar al Vaticano "con la ayuda de otros", aunque parece exonerar de responsabilidad a Parolin y Becciu, quienes pudieron ser "engañados" para que aceptaran las condiciones de venta del palacio propuestas por el corredor.
Los fiscales del Vaticano han acusado a Torzi de extorsionar a la Santa Sede con 15 millones de euros (17,8 millones de dólares) para entregar la propiedad del lujoso edificio londinense en el que la secretaría de Estado del Vaticano había invertido unos 350 millones de euros (420 millones de dólares), en gran parte donaciones de los fieles.
El Vaticano había contratado a Torzi para que le ayudara a adquirir la plena propiedad del edificio de otro gestor de fondos, Raffaele Mincione, que había gestionado la inversión inicial. El acuerdo implicaba que el Vaticano pagara a Mincione 40 millones de euros para salir del trato y dejar que la empresa Gutt SA de Torzi se hiciera con el control del edificio.
Los jueces de Roma determinaron que Torzi y Mincione tenían una relación comercial previa y sugirieron que Torzi ayudó a diseñar el pago de 40 millones de euros a Mincione para devolverle a Torzi un préstamo anterior de 26,4 millones de euros que había hecho.
Intervención del Papa Francisco
Además, el tribunal de Roma determinó que Torzi introdujo una cláusula de última hora en el contrato que firmó con el Vaticano que le otorgaba plenos derechos de voto en el acuerdo "en contra de cualquier negociación de buena fe". La nueva cláusula alarmó a Parolin y a su adjunto, pero un abogado que resultó trabajar para una empresa que hacía negocios con Torzi les aseguró que les convenía aceptarla.
Cuando el Vaticano se enteró de que había sido engañado, incluso el Papa Francisco intervino para intentar que Torzi renunciara al edificio. Torzi propuso inicialmente una cuota de 5 millones de euros, pero luego la aumentó a 20 millones en lo que, según los jueces de Roma, era una prueba de extorsión y chantaje.
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