Entrevista exclusiva con la primera mujer que votará en un Sínodo de Obispos Nathalie Becquart: "En la Iglesia clerical que heredamos, las mujeres no son escuchadas. Esto debe cambiar"
"La cuestión de la mujer, o más exactamente el nuevo equilibrio de género en la sociedad y en la Iglesia, es un signo de los tiempos. Como dijo el cardenal Mario Grech, 'se ha abierto una puerta' y podemos pensar que se seguirá abriendo"
"La historia ha hecho que la responsabilidad en la Iglesia se asocie durante siglos a la ordenación, reservada a los hombres. En la Iglesia clerical que heredamos, las mujeres se sienten a menudo olvidadas porque no son escuchadas ni tenidas realmente en cuenta por muchos clérigos. Esto debe cambiar"
"Quedan pasos por dar para saber cómo ser esta Iglesia sinodal en todos los lugares, una Iglesia inclusiva en la que hombres y mujeres caminen juntos a la escucha del Espíritu en el respeto mutuo, la igualdad y la escucha recíproca. No es posible ignorar a la mitad de la humanidad"
"La apertura del acolitado y del lectorado a las mujeres refleja esta opción de una posible creatividad para establecer nuevos ministerios abiertos a las mujeres, a los laicos dentro de una Iglesia totalmente ministerial"
"Para salir del clericalismo, identificado como un mal que puede facilitar el abuso de poder y el abuso sexual, la Iglesia debe implementar la sinodalidad en todos los niveles"
"Estamos en un momento clave de la historia, complejo pero apasionante. Y creo que es difícil tener ideas muy fijas. Estamos llamados a estar en continuo discernimiento, porque la sinodalidad es el estilo de discernimiento, es un camino abierto, no conocido de antemano"
"Francisco fue elegido para acompañar la necesaria reforma de la Iglesia. Esto implica tanto la conversión de las mentalidades -y Francisco hace gran hincapié en la conversión espiritual y pastoral- como la reforma de las estructuras"
"Todo cambio provoca resistencia al cambio, por lo que no debe sorprendernos. En este cambio de mundo que estamos viviendo, la Iglesia, para ser fiel a su misión de anunciar el Evangelio a todos, también debe cambiar. Esto puede ser aterrador"
"Sueño que la barca de la Iglesia abrirá sus velas de par en par al soplo del Espíritu, al soplo del Concilio Vaticano II, para avanzar cada vez más mar adentro al encuentro de los hombres y mujeres de este tiempo"
"Quedan pasos por dar para saber cómo ser esta Iglesia sinodal en todos los lugares, una Iglesia inclusiva en la que hombres y mujeres caminen juntos a la escucha del Espíritu en el respeto mutuo, la igualdad y la escucha recíproca. No es posible ignorar a la mitad de la humanidad"
"La apertura del acolitado y del lectorado a las mujeres refleja esta opción de una posible creatividad para establecer nuevos ministerios abiertos a las mujeres, a los laicos dentro de una Iglesia totalmente ministerial"
"Para salir del clericalismo, identificado como un mal que puede facilitar el abuso de poder y el abuso sexual, la Iglesia debe implementar la sinodalidad en todos los niveles"
"Estamos en un momento clave de la historia, complejo pero apasionante. Y creo que es difícil tener ideas muy fijas. Estamos llamados a estar en continuo discernimiento, porque la sinodalidad es el estilo de discernimiento, es un camino abierto, no conocido de antemano"
"Francisco fue elegido para acompañar la necesaria reforma de la Iglesia. Esto implica tanto la conversión de las mentalidades -y Francisco hace gran hincapié en la conversión espiritual y pastoral- como la reforma de las estructuras"
"Todo cambio provoca resistencia al cambio, por lo que no debe sorprendernos. En este cambio de mundo que estamos viviendo, la Iglesia, para ser fiel a su misión de anunciar el Evangelio a todos, también debe cambiar. Esto puede ser aterrador"
"Sueño que la barca de la Iglesia abrirá sus velas de par en par al soplo del Espíritu, al soplo del Concilio Vaticano II, para avanzar cada vez más mar adentro al encuentro de los hombres y mujeres de este tiempo"
"Para salir del clericalismo, identificado como un mal que puede facilitar el abuso de poder y el abuso sexual, la Iglesia debe implementar la sinodalidad en todos los niveles"
"Estamos en un momento clave de la historia, complejo pero apasionante. Y creo que es difícil tener ideas muy fijas. Estamos llamados a estar en continuo discernimiento, porque la sinodalidad es el estilo de discernimiento, es un camino abierto, no conocido de antemano"
"Francisco fue elegido para acompañar la necesaria reforma de la Iglesia. Esto implica tanto la conversión de las mentalidades -y Francisco hace gran hincapié en la conversión espiritual y pastoral- como la reforma de las estructuras"
"Todo cambio provoca resistencia al cambio, por lo que no debe sorprendernos. En este cambio de mundo que estamos viviendo, la Iglesia, para ser fiel a su misión de anunciar el Evangelio a todos, también debe cambiar. Esto puede ser aterrador"
"Sueño que la barca de la Iglesia abrirá sus velas de par en par al soplo del Espíritu, al soplo del Concilio Vaticano II, para avanzar cada vez más mar adentro al encuentro de los hombres y mujeres de este tiempo"
"Francisco fue elegido para acompañar la necesaria reforma de la Iglesia. Esto implica tanto la conversión de las mentalidades -y Francisco hace gran hincapié en la conversión espiritual y pastoral- como la reforma de las estructuras"
"Todo cambio provoca resistencia al cambio, por lo que no debe sorprendernos. En este cambio de mundo que estamos viviendo, la Iglesia, para ser fiel a su misión de anunciar el Evangelio a todos, también debe cambiar. Esto puede ser aterrador"
"Sueño que la barca de la Iglesia abrirá sus velas de par en par al soplo del Espíritu, al soplo del Concilio Vaticano II, para avanzar cada vez más mar adentro al encuentro de los hombres y mujeres de este tiempo"
"Sueño que la barca de la Iglesia abrirá sus velas de par en par al soplo del Espíritu, al soplo del Concilio Vaticano II, para avanzar cada vez más mar adentro al encuentro de los hombres y mujeres de este tiempo"
Será la primera mujer en la historia en votar en un Sínodo de Obispos, un hito en una Iglesia todavía demasiado patriarcal y que, de la mano del Papa Francisco, va dando pasos lentos, pero firmes, en pos de la igualdad. La religiosa francesa Nathalie Becquart, nueva subsecretaria del Sínodo, habla en esta entrevista exclusiva para RD de los retos de la Iglesia sinodal, y de la lucha por la corresponsabilidad de todos en esta Iglesia del "poliedro" que busca el Papa Francisco, a pesar de que acaba de dar positivo por coronavirus.
"Sueño que la barca de la Iglesia abrirá sus velas de par en par al soplo del Espíritu, al soplo del Concilio Vaticano II, para avanzar cada vez más mar adentro al encuentro de los hombres y mujeres de este tiempo", señala Becquart, quien reclama que la cuestión de la mujer "es un signo de los tiempos" y que decisiones como la de su nombramiento suponen "abrir una puerta" que "se seguirá abriendo".
"No es posible ignorar a la mitad de la humanidad", constata la religiosa, quien reclama "establecer nuevos ministerios abiertos a las mujeres, a los laicos dentro de una Iglesia totalmente ministerial". "Para salir del clericalismo, identificado como un mal que puede facilitar el abuso de poder y el abuso sexual, la Iglesia debe implementar la sinodalidad en todos los niveles", sugiere, admitiendo que "estamos en un momento clave de la historia, complejo pero apasionante. Y creo que es difícil tener ideas muy fijas. Estamos llamados a estar en continuo discernimiento, porque la sinodalidad es el estilo de discernimiento, es un camino abierto, no conocido de antemano"
¿Cómo se enteró de su nombramiento? ¿Qué significa para usted?
Me enteré de mi nombramiento por una llamada telefónica del Sustituto de la Secretaría de Estado, Edgar Peña Parra. Fue una gran sorpresa, nunca me lo habría imaginado. En mi opinión, la decisión del Papa se inscribe en la presencia y la escucha del Sensus Fidei. Junto con Luis San Martín, religioso, y monseñor Grech, obispo, simbolizamos los carismas de la Iglesia sinodal. Este nombramiento significa mucho para las mujeres: han sido muchas las que me han expresado su alegría por ver reforzado el lugar de las mujeres en la Iglesia. Pero, en términos más generales, el hecho de ser un no-clérigo, un laico, me vincula de manera especial con todos los laicos. Oigo en particular una llamada a vivir esta misión estando profundamente atentos al Pueblo de Dios, en comunión con todos los bautizados, especialmente los más pobres y los que más sufren.
Oigo en particular una llamada a vivir esta misión estando profundamente atentos al Pueblo de Dios, en comunión con todos los bautizados, especialmente los más pobres y los que más sufren
¿Pudo hablar con el Papa Francisco? ¿Qué le ha pedido?
Por el momento, no me he reunido con el Papa Francisco, pero espero que podamos encontrarnos pronto con el cardenal Mario Grech y el obispo Luis Marín de San Martín.
Será la primera mujer que vote en un sínodo. ¿Es sólo un gesto o es una puerta abierta a una mayor participación de las mujeres en la toma de decisiones en la Iglesia?
Este gesto forma parte de un movimiento que hunde sus raíces en el Concilio Vaticano II, que abrió sus puertas a las mujeres laicas como auditoras. Los últimos Sínodos han acogido a un número creciente de mujeres como auditoras y expertas, que desempeñaron un papel importante en el Sínodo de los Jóvenes y en el Sínodo sobre la Amazonia. Estos dos últimos sínodos también han puesto de relieve el reto de implicar más a las mujeres en los procesos de toma de decisiones de la Iglesia y darles responsabilidades, algo que ya ocurre en muchas iglesias locales. En cierto modo, este nombramiento, que conlleva el derecho de voto en el sínodo por primera vez, hace visible una evolución en curso. La cuestión de la mujer, o más exactamente el nuevo equilibrio de género en la sociedad y en la Iglesia, es un signo de los tiempos. Como dijo el cardenal Mario Grech en su entrevista, "se ha abierto una puerta" y podemos pensar que se seguirá abriendo.
Las mujeres están en los Evangelios -Jesús no temía encontrarse con mujeres- y desempeñan papeles importantes en la Iglesia primitiva. Pero la historia ha hecho que la responsabilidad en la Iglesia se asocie durante siglos a la ordenación, reservada a los hombres
¿Siguen siendo las mujeres las olvidadas en la Iglesia?
No creo que podamos decir eso. Las mujeres están en muchos lugares muy presentes en la Iglesia, y constituyen la mayoría de las asambleas dominicales. Están en los Evangelios -Jesús no temía encontrarse con mujeres- y desempeñan papeles importantes en la Iglesia primitiva. Pero la historia ha hecho que la responsabilidad en la Iglesia se asocie durante siglos a la ordenación, reservada a los hombres. En la Iglesia clerical que heredamos, las mujeres se sienten a menudo olvidadas porque no son escuchadas ni tenidas realmente en cuenta por muchos clérigos. Esto debe cambiar y el Papa Francisco pide claramente una presencia más incisiva de las mujeres, que tienen que dar su contribución, compartiendo los carismas que han recibido para el servicio de todos. Con el nombramiento de mujeres en puestos clave de la Curia pretende mostrar este camino.
Quedan pasos por dar para saber cómo ser esta Iglesia sinodal en todos los lugares, una Iglesia inclusiva en la que hombres y mujeres caminen juntos a la escucha del Espíritu en el respeto mutuo, la igualdad y la escucha recíproca. No es posible ignorar a la mitad de la humanidad. Pero también podemos subrayar todo lo que ya está ocurriendo en muchas iglesias locales, que están dando cada vez más responsabilidades a las mujeres. Lo que me llama la atención hoy, y lo que ha cambiado, es que la cuestión de la mujer en la sociedad y en la Iglesia ya no la llevan sólo las mujeres sino, cada vez más, los hombres, y en particular muchos sacerdotes y obispos que aspiran a vivir esta corresponsabilidad con las mujeres.
¿Se puede disociar este debate del debate sobre el sacramento? Al mismo tiempo que su nombramiento, el Papa ha abierto también el acolitado y el lectorado a las mujeres. ¿Podría ser este el primer paso hacia la cuestión de las diaconisas o el sacerdocio femenino?
La propuesta elegida por el Papa Francisco es claramente desconectar el ejercicio de la autoridad de la ordenación. De hecho, en los últimos años ha nombrado a mujeres y hombres laicos para puestos que tradicionalmente eran ocupados por clérigos. Hay un desarrollo de la corresponsabilidad de todos los bautizados en el gobierno eclesial, que no está necesariamente ligado a la ordenación. La apertura del acolitado y del lectorado a las mujeres refleja esta opción de una posible creatividad para establecer nuevos ministerios abiertos a las mujeres, a los laicos dentro de una Iglesia totalmente ministerial.
La cuestión primordial no es la de la ordenación, sino ¿qué ministerios necesita hoy la Iglesia para cumplir su misión de evangelización al servicio de todos? Para salir del clericalismo identificado como un mal que puede facilitar el abuso de poder y el abuso sexual, la Iglesia debe implementar la sinodalidad en todos los niveles. Es decir, esa visión de la Iglesia en la que, según el Documento de la Comisión Teológica Internacional sobre "La sinodalidad en la vida y la misión de la Iglesia": "Toda la comunidad, en la libre y rica diversidad de sus miembros, está llamada a orar, escuchar, analizar, dialogar y aconsejar para que se tomen decisiones pastorales" (ITC, §68).
Esto requiere que los pastores se consideren parte de la comunidad a la que están llamados a servir. Es decir, el pastor no existe sin la comunidad y la comunidad sin el pastor. Esta visión relacional, basada en la reciprocidad y la interdependencia implica un nuevo estilo de liderazgo más colegiado que enfatiza la escucha, la participación de todos y el discernimiento en común, buscando involucrar a los laicos en el proceso de toma de decisiones. Se trata de poner en práctica el principio de subsidiariedad propugnado por la Doctrina Social de la Iglesia, cercano al clásico principio recogido por Bonifacio VIII: "Lo que afecta a todos debe ser tratado y aprobado por todos".
Se trata de poner en práctica el principio de subsidiariedad propugnado por la Doctrina Social de la Iglesia, cercano al clásico principio recogido por Bonifacio VIII: "Lo que afecta a todos debe ser tratado y aprobado por todos"
¿Cómo se posiciona usted respecto a estos temas?
Por mi parte, estoy convencida de que es redescubriendo la prioridad de la misión, desplegando esta sinodalidad misionera -que se articula con una postura de diálogo con el mundo y de servicio al bien común de la sociedad en un espíritu de "comunión misionera"- como la Iglesia discernirá nuevas formas de ejercer el servicio de la autoridad y del ministerio. El Espíritu Santo está actuando, guiando siempre en la novedad y en la continuidad. Estamos en un momento clave de la historia, complejo pero apasionante. Y creo que es difícil tener ideas muy fijas. Estamos llamados a estar en continuo discernimiento, porque la sinodalidad es el estilo de discernimiento, es un camino abierto, no conocido de antemano. Tengo una gran confianza en el discernimiento eclesial que se realiza teniendo en cuenta el Magisterio oficial, el "magisterio" de los teólogos y el Sensus Fidei, que interactúan en un movimiento circular.
Están preparando un Sínodo sobre la sinodalidad. ¿Cuáles cree que deberían ser las claves de este proceso?
La Constitución Episcopalis Communi, promulgada en septiembre de 2018 justo antes de la celebración del Sínodo de los Obispos sobre los Jóvenes en octubre de 2018, nos da claramente la hoja de ruta y las claves de este proceso. Se trata de pensar y vivir el sínodo como un proceso que se desarrolla en el tiempo en tres fases: la fase preparatoria, la fase de celebración (la reunión de los obispos en Roma) y la fase de recepción en las Iglesias locales . Es cierto que Episcopalis Communio pone un fuerte énfasis en la fase preparatoria que implica una amplia consulta al Pueblo de Dios en las Iglesias locales. Así, se indica en el punto 6 que "El Sínodo de los Obispos debe convertirse también, cada vez más, en un instrumento privilegiado de escucha del Pueblo de Dios".
El reto es, pues, poner en práctica esta escucha desarrollando diversos modos de consulta en las diócesis, implicando en este proceso a todos los grupos eclesiales (parroquias, comunidades, movimientos, universidades católicas....) sin olvidar la escucha fundamental de los que no están en la Iglesia. La clave del proceso sinodal es permitir que el mayor número posible de personas experimente procesos sinodales que les permitan ser actores y hacer oír su voz.
La clave del proceso sinodal es permitir que el mayor número posible de personas experimente procesos sinodales que les permitan ser actores y hacer oír su voz
¿Cuál cree que será la contribución del pontificado de Francisco a la historia de la Iglesia?
El pontificado del Papa Francisco nos ha llevado a una nueva etapa de recepción del Concilio Vaticano II, que hace hincapié en la sinodalidad. Esto se articula con una eclesiología del Pueblo de Dios. Es demasiado pronto para decir cuál será la contribución del pontificado del Papa Francisco a la historia de la Iglesia, pero podemos ver claramente en la Evangelii Gaudium, que es en cierto modo su exhortación programática, que su pontificado apunta a la transformación misionera de la Iglesia.
Francisco fue elegido para acompañar la necesaria reforma de la Iglesia. Esto implica tanto la conversión de las mentalidades -y Francisco hace gran hincapié en la conversión espiritual y pastoral- como la reforma de las estructuras. Su pontificado tiene lugar en un momento de crisis para la sociedad y para la Iglesia. Francisco trae una palabra de esperanza, busca pensar y construir un futuro para todos. Esto es evidente en el trabajo actual de la comisión COVID y sus reflexiones sobre la pandemia.
Francisco trae una palabra de esperanza, busca pensar y construir un futuro para todos. Esto es evidente en el trabajo actual de la comisión COVID y sus reflexiones sobre la pandemia
¿Es consciente de las críticas que muchas decisiones o actitudes del Papa están despertando en algunos sectores de la Iglesia? ¿Cree que hay riesgo de cisma?
Sí, es un fenómeno que vemos en todas las instituciones. Todo cambio provoca resistencia al cambio, por lo que no debe sorprendernos. En este cambio de mundo que estamos viviendo, la Iglesia, para ser fiel a su misión de anunciar el Evangelio a todos, también debe cambiar. Esto puede ser aterrador. Es normal tener percepciones diferentes, el reto es reconocer que nadie tiene la verdad por sí solo, la verdad hay que buscarla juntos humildemente en la confianza, la escucha mutua y la oración.
Desde el principio la Iglesia ha sido plural, desde el principio tenemos 4 evangelios para contar la misma experiencia con diferentes tonos porque son vividos y expresados por diferentes comunidades
Desde el principio la Iglesia ha sido plural, desde el principio tenemos 4 evangelios para contar la misma experiencia con diferentes tonos porque son vividos y expresados por diferentes comunidades. Como dice el Papa Francisco, la unidad de la Iglesia debe vivirse según la figura del poliedro -y no la de la esfera- teniendo en cuenta las diferencias de cultura, de sensibilidad. No creo que haya un riesgo real de cisma, que me parece que se pone de manifiesto por una determinada operación mediática que acentúa las oposiciones. Tengo fe en el Espíritu Santo que trabaja para tejer la comunión más allá de las diferencias y oposiciones.
¿Podemos lograr una Iglesia en la que todos nos sintamos socios? ¿Puede la Iglesia ser una democracia?
Sí, la visión de la Iglesia sinodal implica que todos son actores, protagonistas, discípulos misioneros y, por tanto, socios en la misión de la Iglesia al servicio del mundo. La Iglesia es una realidad humano-divina, fundada y enraizada en el misterio trinitario. No es directamente comparable a ninguna institución humana y, por tanto, no puede ser una democracia en el sentido político.
Al mismo tiempo, toda la historia de la Iglesia nos enseña que la Iglesia está siempre inculturada, influenciada por los contextos histórico-social-políticos en los que se desarrolla. Está dirigida por el Espíritu Santo y, al mismo tiempo, formada por hombres y mujeres muy de su tiempo. La sinodalidad, dimensión constitutiva de la Iglesia, es en cierto modo la visión dinámica de la Iglesia en la historia, una visión que toma en serio la encarnación, la inculturación necesaria.
El desafío actual es discernir cómo ser una iglesia de estilo misionero en las culturas globalizadas de hoy y en una forma de cultura digital posmoderna que pone al individuo en el centro. Existe necesariamente una interacción entre la sinodalidad y la democracia porque la Iglesia está siempre en una relación recíproca con el mundo, con las sociedades. Por lo tanto, puede aprender e inspirarse en los procesos democráticos participativos y, al mismo tiempo, no puede transponerlos tal cual de la esfera política mediante un "copiar y pegar". Es todo un trabajo de discernimiento.
Existe necesariamente una interacción entre la sinodalidad y la democracia porque la Iglesia está siempre en una relación recíproca con el mundo, con las sociedades
¿Con qué iglesia sueña Nathalie Becquart?
Durante el Pre-Sínodo de los Jóvenes en marzo de 2018 y el Sínodo de los Jóvenes en octubre de 2018, experimenté "la Iglesia como la soñamos", una Iglesia relacional, fraternal e inclusiva. Una Iglesia en movimiento, una Iglesia de encuentro y fraternidad en la que todos participan, aportan su voz y se escuchan. Estas experiencias de comunión en la diversidad, fuentes de gran alegría, me han marcado y transformado profundamente. Me hizo sentir aún más profundamente insertado en el cuerpo eclesial. Así he experimentado aún más profundamente el misterio de la Iglesia enraizado en el misterio trinitario, el misterio de la Iglesia, Cuerpo de Cristo, Pueblo de Dios, Templo del Espíritu.
Sueño con que todos en la Iglesia puedan vivir este tipo de experiencia que llamamos "Camino de Emaús" durante el Sínodo de los Jóvenes - porque realmente sentimos que Cristo caminaba con nosotros - o el Nuevo Pentecostés. Sueño que la barca de la Iglesia abrirá sus velas de par en par al soplo del Espíritu, al soplo del Concilio Vaticano II, para avanzar cada vez más mar adentro al encuentro de los hombres y mujeres de este tiempo.
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