Francisco, decidido a superar una deuda multimillonaria sin que haya despidos El Papa pide a Marx medidas urgentes "para salvaguardar el futuro económico de la Santa Sede"
En una carta de mayo a la que ha tenido el Wall Street Journal, el Papa le solicita al purpurado alemán "todas las medidas que se consideren necesarias" y "que se apliquen lo antes posible"
"Informe a los jefes respectivos [de los departamentos del Vaticano] sobre la gravedad de la situación", añadió Francisco, quien también convoca a una reunión urgente sobre las finanzas vaticanas el próximo 20 de septiembre
El Papa está preocupado por la deuda vaticana. Tanto, que le ha pedido a uno de sus 'hombres fuertes' que establezca medidas de austeridad para salvaguardar el futuro financiero de la Santa Sede.
El Wall Street Journalinformó el martes que Francisco escribió en mayo al cardenal Reinhard Marx, el coordinador del Consejo del Vaticano para la Economía, con una petición urgente para controlar el gasto.
"Le pido que estudie todas las medidas que se consideren necesarias para salvaguardar el futuro económico de la Santa Sede y que garantice que se apliquen lo antes posible", pidió el Papa a Marx, quien también es miembro del consejo de cardenales asesores de Francisco -el conocido como C6- y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana.
"Informe a los jefes respectivos [de los departamentos del Vaticano] sobre la gravedad de la situación", agregó Francisco.
Una deuda de 70 millones de euros
En total, el Vaticano tiene un presupuesto anual de unos 300 millones de euros.
Pero tenía una deuda en 2018 de unos 70 millones de euros, una cifra dos veces mayor que la de 2017.
Alrededor del 45% del presupuesto del Vaticano se destina a salarios para sus 3.000 empleados.
Aunque los observadores dicen que muchos trabajadores están en posiciones no esenciales, fuentes recalcan en que el Papa está decidido a superar esta crisis financiera sin despidos.
Vientos en contra
Aunque fue elegido Papa en 2013 con un mandato de reforma teológica, financiera y administrativa, Francisco se ha encontrado con muchos vientos en contra en su proyecto para la renovación de la Iglesia.
Primero, la corrupción profundamente arraigada que heredó en Roma, tal vez representada de forma más infame por el pesebre navideño de 550,000 euros montado un año en la Plaza de San Pedro.
Las finanzas del Vaticano también han sido diezmadas, dicen los críticos, por la poca voluntad de los funcionarios para equilibrar el presupuesto, el no mantenimiento de los bienes inmuebles vaticanos y la no recaudación de alquileres, así como un parquimovil caro.
Para llegar al fondo de la podredumbre, Francis estableció un número de organismos de supervisión para las finanzas vaticanas, incluida la Secretaría de Economía que estableció en 2014.
Pero el hombre que eligió para encabezar la Secretaría, el cardenal George Pell de Australia, abandonó Roma en 2017 para luchar contra los cargos de abuso sexual infantil por los cuales ahora cumple una condena de seis años de prisión.
El puesto de auditor general del Vaticano también ha estado vacante desde que el anterior ocupante de ese cargo, Libero Milone, renunció inesperadamente, también en 2017, por un supuesto "choque de estilos operativos" con Pell.
Los funcionarios del Vaticano temen que si el Papa no limpie las finanzas pronto, algunos de los lugares más emblemáticos de la Iglesia, así como las pensiones de los empleados del Vaticano, podrían estar en riesgo.
"Pasos radicales"
Joseph Zahra, un empresario maltés que también es Vice Coordinador del Consejo para la Economía, dijo al Wall Street Journal que "lo que (el Papa) dice es que esto no puede continuar como siempre. Uno puede ver cambios incrementales pero tiene que haber pasos radicales".
Y eso es justo lo que el Papa pretende hacer, convocando una reunión urgente sobre las finanzas del Vaticano para el 20 de septiembre.
El Vaticano también planea informar públicamente este otoño sobre su presupuesto por primera vez desde 2015.