El 'sistema del silencio' salpica al prefecto de Doctrina de la Fe Ladaria ordenó "evitar el escándalo público" y no denunciar en varios casos de abusos sexuales a menores
Salen a la luz varias cartas del cardenal español, reclamando actuar en silencio y desplazar al cura implicado. Una se refiere el depredador Bernard Preynat, que llegó a abusar de cuatro y cinco niños a la semana y cuyo caso acabó con la carrera eclesiástica del cardenal Barbarin. La otra, a un cura italiano que, tras ser enviado a su nuevo destino, llegó a violar a una decena de menores
Ladaria también ordenó en 2015 "restablecer el buen nombre y la fama" del numerario del Opus Dei condenado por abusos en el caso Gaztelueta. Siete años después, Roma sigue sin restablecer el buen ombre de la víctima, el hijo de Juan Cuatrecasas
El cardenal español Luis Francisco Ladaria, actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ordenó de forma sistemática "evitar el escándalo público" en varios casos de abusos sexuales a menores, sin exigir la denuncia ante la Justicia y únicamente solicitando que el pederasta fuera apartado del trato con menores.
La denuncia, publicada hoy por el periodista Emliano Fittipaldi en 'Domani', pone de relieve la existencia, durante décadas, de un 'sistema de silencio', cuyos ecos persisten aún hoy en determinadas esferas de la Iglesia católica.
En dos cartas publicadas por el semanario, una fechada en 2012, la otra en 2015, se observa cómo las instrucciones de Ladaria (responsable de tratar estos casos en Doctrina de la Fe) eran las mismas: "evitar el escándalo público" y otorgar al clérigo "otro ministerio que no conlleve contacto con menores".
El caso "Preynat"
Es el protocolo 49-630, en el que Ladaria indica por escrito cómo proceder con el cura francés Bernard Preynat, un auténtico depredador sexual, que llegó a abusar de cuatro y cinco niños por semana durante años, y que ha sido condenado por la justicia francesa a cinco años de prisión, en un caso que acabó costándole el cargo al cardenal de Lyon, Philippe Barbarin. El jesuita Ladaria no ordena ni sugiere denuncia alguna ante los tribunales civiles.
"Barbarin y Ladaria lo sabían", explica en su crónica el periodista. De hecho, el entonces obispo de Lyon pregunta al Vaticano qué hacer. La respuesta, por escrito, no deja lugar a dudas:
"Eminencia, esta congregación, después de haber estudiado cuidadosamente el caso del sacerdote de su diócesis que les ha presentado , Bernard Preynat, ha decidido confiarle la tarea de tomar las medidas disciplinarias adecuadas, evitando el escándalo público , en el entendido de que, en estas condiciones, no se le puede encomendar otro ministerio pastoral que incluya un posible contacto con menores . tomen las medidas adecuadas para la Pastoral de las Víctimas Le ruego acepte, Eminencia, la expresión de mis devotos sentimientos en Cristo".
El 'ogro' encubierto que violó a diez niños más
No fue la única ocasión. En 2012 se dieron las mismas instrucciones en el caso del italiano don Trotta. "Evitar el escándalo, evitar que contacte con menores", reza la carta. Y Don Trotta fue desplazado, sin informar a nadie, a Lucera un pueblo en la provincia de Foggia, donde se convirtió en entrenador de un equipo de fútbol. entre 2014 y 2015 violó a diez niños, y fue condenado a 20 años de cárcel. "Probablemente, si las autoridades religiosas y vaticanas hubieran denunciado lo que sabían, habrían evitado esta violencia", exlica Fitipaldi.
La defensa del Opus Dei en el 'caso Gaztelueta'
Ladaria también ordenó, en 2015, "restablecer el buen nombre y la fama del acusado", un numerario del Opus Dei acusado de abusos en el colegio Gaztelueta, "sin que proceda adoptar, ulteriormente, ninguna otra medida con relación a la citada persona". Dicho profesor fue condenado, primero, a once años de prisión, por la Audiencia Provincial de Bizkaia, y posteriormente a dos años por el Tribunal Supremo. Es, pues, un pederasta condenado en firme por la Justicia española, que ha demostrado que abusó de Juan Cuatrecasas jr. en el colegio Gaztelueta. Siete años después, el cardenal todavía no ha rectificado ni repuesto "el buen nombre y la fama" de la víctima.
Su padre, Juan Cuatrecasas, no se muerde la lengua. "Por fin se hace justicia con la pasividad, el encubrimiento y la complicidad de este personaje, que no solo ha mentido a todos los cristianos con estos graves delitos sino que a día de hoy sigue manteniendo que hay que reponer el 'buen nombre' de un pederasta condenado a dos años por abusos a un menor en un centro escolar saltándose a la torera sin rubor un auto de instrucción, una sentencia de la Audiencia Provincial de Vizcaya y otra del Tribunal Supremo".
"Se hace justicia y ya todo el mundo sabe lo que hizo y ha seguido haciendo: hurdir una trama para seguir destrozando el nombre de una víctima de abusos sexuales, mi hijo. Ahora ya sabe todo el mundo quién es, el del buen nombre, mi hijo Juan Cuatrecasas Cuevas", señala su padre. "Mal que le pese a la jerarquía negacionista. Todo el pueblo ya lo sabe. Se acabó la broma, la suya. Una broma macabra impropia de un prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe".
Un prefecto que, por cierto, parece tener los días contados: fuentes vaticanas aseguran que, en breve, podría producirse su relevo. Su posible sucesor -como adelantó RD- no es otro que el cardenal maltés Charles J. Scicluna, uno de los principales apoyos del Papa Francisco en la lucha contra la pederastia. Y contra eses 'sistema del silencio' que, pese a todo, aún persiste entre los muros vaticanos.
Archivo-Congregación-de-la-Fe-Octubre-2015 by Jesús Bastante on Scribd
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