La presidenta de Confer analiza para RD cómo afecta la pandemia a la vida religiosa española Mariña Ríos: "Estamos descubriendo a los otros, haciéndonos responsables unos de otros... porque al final nos llevamos unos a los otros"
"El aplauso de la tarde me afecta, me emociona. He descubierto vecinos que no conocía, de los pisos de enfrente... empezamos a aplaudir en la oscuridad. Ahora nos vemos y nos saludamos, nos preguntamos cómo estamos"
"No podemos celebrar la Eucaristía ni los Oficios, pero como tanta gente. Hacerlo a través de los medios nos está permitiendo sentirnos comunidad con gente desconocida y lejana. Es como la iglesia doméstica, que va más allá, que no está cerrada, que está abierta"
"Sabemos que hay situaciones duras, y que no conocemos todo lo que hay, sobre todo en comunidades contemplativas"
"El hecho de que en este momento se hable de las cajeras de los supermercados, y de los que limpian la basura, es entrar en una conciencia de valoración muy distinta, una conciencia de sociedad. Eso puede ser un elemento de cambio de mirada, de prioridades"
"Sabemos que hay situaciones duras, y que no conocemos todo lo que hay, sobre todo en comunidades contemplativas"
"El hecho de que en este momento se hable de las cajeras de los supermercados, y de los que limpian la basura, es entrar en una conciencia de valoración muy distinta, una conciencia de sociedad. Eso puede ser un elemento de cambio de mirada, de prioridades"
"Entre la contemplativas, hay situaciones difíciles. He intentado recabar datos. En la vida religiosa no nos quejamos, nos parece que muchos están peor. Alguna tarde he llorado, por situaciones que llegaban de mucho sufrimiento. Hemos intentado que se atienda... pero poco más". Mariña Ríos, odm, es la actual presidenta de Confer.
La vida religiosa, grupo de riesgo, afronta como puede la pandemia, dando un mensaje de esperanza y cercanía. Pero advierte: "corremos el riesgo de no aprender, y volver a lo mismo como sociedad, y como Iglesia". "Es verdad que la Iglesia va a estar afectada por la pérdida de gente, religiosas y religiosos, también sacerdotes, pero también laicos... La Iglesia no se está reparando, está buscando la manera de reparar. No podemos olvidarlo", nos cuenta. Hablamos con ella.
¿Cómo estáis viviendo el confinamiento?
Mi comunidad y yo lo estamos viviendo (pertenece a la Orden de la Compañía de María) con serenidad y con responsabilidad, como tantas personas confinadas, que quieren cuidar la vida. Es una suerte poder hablar entre nosotras sobre cómo estamos viviendo, cuidar lo cotidiano y repensar el día a día.
En lo personal, a mí me llega mucho vivirlo con la gente más cercana. El aplauso de la tarde me afecta, me emociona. He descubierto vecinos que no conocía, de los pisos de enfrente... empezamos a aplaudir en la oscuridad. Ahora nos vemos y nos saludamos, nos preguntamos cómo estamos.
Lo estamos viviendo, cada una y como comunidad, queriendo estar a la escucha de lo que está pasando, viviendo con la gente, rezando todo esto. Buscando cómo desde una comunidad pequeña (desde los veintitantos hasta los 80, con tres novicias), podemos tender la mano.
¿Cómo lo hacéis?
Cada día llamamos por teléfono. Varias hermanas de mi comunidad trabajan en una escuela de adultas (mujeres), escuchando, alentando, a estas mujeres que muchas veces viven solas, que son mayores y que algunas están afectadas... acompañando y alentando.
¿Qué podemos hacer? Compartir con Caritas. Lo estamos viviendo con un ensanchamiento, con un nuevo modo de vivir el ser comunidad eclesial.
¿Ha afectado a vuestra vida sacramental?
No podemos celebrar la Eucaristía ni los Oficios, pero como tanta gente. Hacerlo a través de los medios nos está permitiendo sentirnos comunidad con gente desconocida y lejana. Es como la iglesia doméstica, que va más allá, que no está cerrada, que está abierta. Estamos llegando y nos está llegando la gente... Queremos vivir este momento desde dentro de la fe.
Queremos vivir este tiempo de #CuarentenaConEsperanza de la mano de la Palabra de Dios.
— mediosconfer (@MediosConfer) April 16, 2020
El Equipo de #PJVCONFER os lanza un reto @silviarozas@raultinajerora@kokekokeka
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Como presidenta de Confer, le estarán llegando muchas informaciones sobre la situación en congregaciones e institutos religiosos...
Los religiosos, por edad, somos grupo de riesgo. Tenemos un porcentaje de población mayor. Desde Confer estamos intentando ayudar, en la medida de posibilidades, a veces siendo cauces de comunicación, generando ideas y encuentros. Desde el centro médico-psicológico hemos enviado unos vídeos para ayudar a vivir este momento. También, cosas de administración. También estamos intentando detectar situaciones difíciles que pueden estar viviendo algunas comunidades. No nos llegan todas, algunas las hemos conocido por casualidad. Intentamos analizar situaciones difíciles para ser puente con las instituciones.
Entre la contemplativas, hay situaciones difíciles. He intentado recabar datos. En la vida religiosa no nos quejamos, nos parece que muchos están peor. Alguna tarde he llorado, por situaciones que llegaban de mucho sufrimiento. Hemos intentado que se atienda... pero poco más. También nos han llegado a Confer alguna ayuda de medios, y desde allí nos ponemos en contacto: medios para cuidar a las enfermas, o en aquellas comunidades que estaban teniendo fallecimientos. Sabemos que hay situaciones duras, y que no conocemos todo lo que hay. Intentamos ser el vínculo para dar a conocer iniciativas de distinto tipo, que están haciendo unos y otros, y ponerlo en común.
¿La vida religiosa puede ser un ejemplo de cómo vivir este confinamiento?
En la vida religiosa, sí que tenemos elementos de vida cotidiana que ayudan. El poder compartir lo que estamos viviendo, verbalizar, rezar juntas las situaciones, qué nos ayuda y qué no, ver en qué podemos ayudarnos mutuamente. Buscar espacios personales, y cuidarlos, y buscar espacios comunes. Aprender algo más del respeto al otro, que cada una es diferente. Mi fundadora decía que no todas calzan el mismo pie. No todas estamos viviéndolo de la misma manera. En las comunidades hay algo de aprendizaje, que ayuda a poder hablarlo desde dentro.
¿Cómo crees que vamos a salir de esta crisis?
No lo sé. Sí sé que me gustaría salir no recuperando lo mismo que había, que es el gran peligro. No tenemos que 'volver a' , sino aprender de esta situación, que nos ofrece aprendizajes vitales para afrontar el presente y el futuro de otra manera, con la conciencia de interdependencia en positivo, porque al final nos llevamos unos a otros. El hecho de que en este momento se hable de las cajeras de los supermercados, y de los que limpian la basura, es entrar en una conciencia de valoración muy distinta, una conciencia de sociedad. Eso puede ser un elemento de cambio de mirada, de prioridades. Si no, corremos el riesgo de olvidarnos, que pase esto y no nos quedemos con nada de este sufrimiento, pero tampoco con los aprendizajes.
Están surgiendo cosas que no tendrían que morir, y hay mucha gente que está descubriendo de modo nuevo la gratuidad, el pensar en los otros, hacernos responsables unos de otros. Desde gente que se ha planteado ser voluntaria por primera vez, a los que lo están dando todo. Si como sociedad sabemos rescatar todo esto, podemos ser y generar una sociedad distinta. El peligro es volver a lo mismo.
¿Y como Iglesia?
Ser misioneros, anunciar buena noticia, generando mucha creatividad, hacerse cargo de los problemas, volcarnos, además de celebrar de otra manera, abrir espacios... Pero sobre todo, como un servicio, sabiendo que todos somos necesarios. Me parece que este momento propicia seguir desplegando llevar Buena Noticia, y el servicio a los demás. Por eso, la Iglesia puede salir fortalecida en lo que es: seguidores de Jesús que quieren comunicar buena noticia con todo.
Es verdad que la Iglesia va a estar afectada por la pérdida de gente, religiosas y religiosos, también sacerdotes, pero también laicos... La Iglesia no se está reparando, está buscando la manera de reparar. No podemos olvidarlo.