En los próximos días, todos los niños de nuestro país van a tener que quedarse en “casa”, la experiencia va a ser muy diferente para unos y otros…
Porque hay niños, en nuestro país, que viven en una habitación.
Que son criados sólo por papá o sólo por mamá, y papá y mamá, no da abasto con todo.
Que pasan el día solos, con la tele, o la play como única compañía.
Que sufren la misma tensión de los adultos, que están sin trabajo, o con trabajos de explotación, luchando por sacar adelante a la familia, como auténticos héroes.
Que no tienen espacio para trabajar o jugar.
Que en casa no tienen calefacción, un ordenador para hacer las tareas que mandan, o libros para consultar.
Que lo que encuentran de normal en casa son tensión y discusiones, cuando no violencia física o psicológica.
Que conviven con adultos que no saben o no pueden jugar con ellos, o que machacados también ellos, no tuvieron la oportunidad de reflexionar sobre las verdaderas necesidades de los niños de tiempo, escucha, amor incondicional y límites firmes y claros.
Si el sector sanitario está haciendo lo posible e imposible por atender a los que están sufriendo por enfermedad, los que trabajamos en educación, aunque tengamos a nuestro alumnado “en casa”, tenemos que sacar a relucir el mismo AMOR, traducido en interés, creatividad, ingenio… para que nuestro alumnado con más dificultades de cualquier tipo no pierda una vez más. Y la brecha que separa a unos niños de otros no siga aumentando.