El cardenal chileno reivindica el papel de la iglesia en el país: "Es un actor importante" Chomali: "Los abusos deben ser investigados, procesados y los sacerdotes culpables, retirados"

(Katholisch).- Escribe cartas al director, utiliza las redes sociales con naturalidad y se involucra en el debate social de su país natal, Chile, como interlocutor mediático: el cardenal Fernando Chomali también ve su servicio como un medio de intercambio intensivo con la sociedad. Paralelamente, desarrolla su faceta artística y publica poemas, planea una exposición de sus fotografías y ha realizado un documental sobre familiares de víctimas de la dictadura militar chilena.  

¿Fue para usted una sorpresa su nombramiento como cardenal?

Fue una sorpresa porque en ese momento yo sólo llevaba un año como arzobispo de Santiago. Pero, por supuesto, sabía que existía la posibilidad de que me nombraran cardenal.

¿Por qué fue una sorpresa para usted? Al fin y al cabo, todos sus siete predecesores como arzobispos de Santiago de Chile fueron creados cardenales...

Fue una sorpresa sobre todo porque algunos de mis antecesores tardaron varios años en convertirse en cardenales. Para mí fueron menos de doce meses.

Durante su pontificado, el papa Francisco ha roto con algunas tradiciones, incluido el nombramiento de cardenales. Los obispados que durante décadas estuvieron vinculados al cardenalato ya no lo están, algo que se percibe en muchos casos en Europa. Sin embargo, a la vista de los recientes nombramientos cardenalicios, este no parece ser el caso en América Latina. ¿Porqué es eso? ¿No es injusto?

No puedo juzgar eso. Pero el Papa ha nombrado a menudo cardenales a obispos y sacerdotes que trabajan en la periferia o en países de los que nunca ha venido ningún cardenal. Creo que esto es muy positivo porque de esta manera Francisco pone de relieve la universalidad de la Iglesia.

¿Cuál es su relación con el papa Francisco, como usted, también él latinoamericano?

Buena y cordial. Nos conocemos bastante bien porque vivimos situaciones muy difíciles juntos durante el escándalo de abusos aquí en Chile. Francisco valora el diálogo abierto y franco; es muy directo. Esto también ayuda a la Iglesia en su tarea de proclamar el evangelio.

¿Tiene el número de teléfono del Papa y puede llamarlo si quiere?

No, no tengo su número de teléfono ni su dirección de correo electrónico. Las dos veces que lo vi personalmente hice consultas a través de la Nunciatura, que fueron respondidas por la Secretaría de Estado del Vaticano.

Usted es considerado una personalidad polifacética porque aparece ante la sociedad chilena no sólo como clérigo, sino que también es activo en las redes sociales, escribe artículos en la prensa, ha publicado volúmenes de poesía y también ha realizado un documental sobre familiares de víctimas de la dictadura militar chilena. ¿Por qué?

El documental se proyectó en Australia, Italia, España y, por supuesto, en varios lugares de Chile. Le di una copia de la película al Papa, pero no sé si la vio. La idea de la película me surgió gracias a tres personas afectadas que conozco. Y con un gran equipo de camarógrafos pude hacerlo bien. ¿Por qué estoy haciendo todo esto? Mi comprensión del oficio de obispo es muy amplia. Este año organizaré una exposición de mis fotografías. ¿Por qué no?

Usted también convocó un concurso artístico para pintar tabernáculos y participó usted mismo...

Sí, es cierto. También veo este trabajo artístico como parte de mi misión y de mi oficio de obispo y es algo positivo que me pone en contacto con la gente y la sociedad. La belleza nos conecta entre nosotros y con Dios. Por eso no veo ningún problema en mi labor artística como obispo.

Le gusta interactuar con la sociedad y también involucrarse en debates públicos, por ejemplo hablando en los medios de comunicación. Su predecesor como arzobispo de Santiago de Chile, el cardenal Celestino Aós, fue mucho más reservado al respecto. ¿Pretende llenar ese vacío con su compromiso con los medios?

Me gustan los debates, lo cual también surge de mi trabajo científico como teólogo y bioeticista. Siempre he estado abierto al debate en congresos y en los medios de comunicación. Como arzobispo de Concepción hice lo mismo y ahora sigo haciéndolo, porque sigo siendo el mismo. Y veo esto como parte de mi ministerio episcopal. Me alegra poder dar también voz pública a muchos católicos de nuestro país.

¿No tiene miedo de que sus opiniones puedan ofender a otros y así causar daño social a la Iglesia? Pienso, por ejemplo, en una declaración que usted hizo durante el período navideño, en la que calificó de "gran regalo" la paralización temporal del proyecto de ley del gobierno chileno para una liberalización del aborto...

Cuando me expreso en sociedad, no puedo asumir que todos estén de acuerdo conmigo. Está bien si hay desacuerdo. Vivimos en una sociedad diversa y democrática donde todos tenemos la oportunidad de expresar nuestras opiniones. Siempre me expreso con respeto y no insulto a nadie ni nada por el estilo. Y espero que otros ciudadanos se comporten de la misma manera. Además, la ley del aborto no depende de mí, sino de los políticos.

La sociedad chilena está profundamente dividida, por ejemplo entre ricos y pobres, izquierda y derecha. ¿Cómo puede la Iglesia contribuir a una mayor comprensión entre los ciudadanos?

La Iglesia debe trabajar para fortalecer la fe. Porque la fe es una gran fuerza que ayuda a muchas personas a afrontar su vida. También llama a luchar por la justicia, la libertad y la solidaridad. Por eso la Iglesia es un actor importante en la sociedad: llama a la gente a ser buena y a hacer el bien.

La Iglesia en Chile ha pasado por un gran escándalo de abusos, por lo que la mayoría de la gente ha perdido la confianza en la institución. ¿Cómo puede recuperarse la confianza perdida?

Debe dar testimonio de Jesucristo, comportarse impecablemente y luchar contra el abuso a todo nivel. Los actos de abuso deben ser investigados, procesados y los sacerdotes culpables deben ser retirados del servicio. Estamos en el camino correcto y ya hemos logrado mucho, pero aún queda mucho por delante. Pero hoy en día se investigan todas las denuncias y se sanciona a los sacerdotes que han cometido abusos. También estamos comprometidos en prevenir el abuso en las escuelas, por ejemplo. Ya hemos conseguido mucho, pero, por supuesto, siempre hay espacio para más.

Usted viene de una familia con raíces palestinas. ¿Cómo ve usted el conflicto militar en Oriente Medio?

Me duele mucho ver cómo allí se ha destruido la vida humana. Pero me alegro de que ahora haya un alto el fuego en la Franja de Gaza. Israel reaccionó de forma desproporcionadamente brutal en la guerra. Pero también condeno el fanatismo de los terroristas de Hamás y Hezbolá. Debe haber paz lo antes posible. En el futuro, necesitamos un Estado palestino soberano en la región en el que sus ciudadanos puedan vivir bien.