Manifestaciones muestran el descontento con el gobierno Defendamos el Consejo de Participación Ciudadana en Ecuador
El desempleo actual es catastrófico y quienes están despedidos son siempre los que tienen los sueldos más bajos
El CPCCS es actualmente el único espacio gubernamental capaz de defender a los ciudadanos
El FMI saquea las finanzas estatales a favor de los mismos poderosos de la banca
La esperanza está escondida en las alternativas de vida: "un árbol que crece hace menos ruido que un bosque que se tumba"
El FMI saquea las finanzas estatales a favor de los mismos poderosos de la banca
La esperanza está escondida en las alternativas de vida: "un árbol que crece hace menos ruido que un bosque que se tumba"
| Pedro Pierre
Este pasado viernes 19 de julio las manifestaciones contra el gobierno de Ecuador siguen numerosas por todo el país. Lo más llamativo y escandaloso es la casi total ausencia de información de la inmensa mayoría de los medios de comunicación social del país. Esta actitud es una traición frente a su misión de informar verazmente lo que pasa en el país y un atropello mayor a los derechos a la información de los ecuatorianos. Solamente en los gobiernos dictatoriales pasa esta clase de desinformación y de conculcación de derechos humanos.
Llaman efectivamente la atención las manifestaciones generalizadas en todo el país. Por supuesto hay que reconocer que no todas son masivas, pero sí es masivo su número. Esto confirma el descontento y la desesperación en la que se encuentra una gran mayoría de ecuatorianos. El desempleo es la mayor catástrofe actual y cada semana gentes del gobierno confirman que los despedidos van a seguir, justificándolos por la búsqueda de un equilibrio financiero que, por supuesto, favorece a todo el país: el cuento de siempre. Alguien hacía notar que quienes están despedidos son siempre los que tienen los sueldos más bajos: ¿por qué no se toca a los que tienen sueldos altos? De esta manera se lograría más eficazmente el tan deseado ‘equilibrio financiero’.
El descontento generalizado es también contra la persecución que está sufriendo en este momento el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS). Se está afirmando que este CPCCS tendría un 73% de apoyo entre los ecuatorianos. Los más acérrimos opositores al CPCCS son la mayoría derechista de la Asamblea legislativa. La insensatez de esta persecución al CPCCS salta a la vista. Apenas tiene semanas de estar conformado: ¿de qué malas actuaciones se lo va a juzgar? Además el mismo CPCCS denuncia que todavía no tiene presupuesto para funcionar, que sus empleados están impagos, y que se está acosando a las familias de los 4 miembros señalados. En la Asamblea legislativa, se los acusa de violaciones de procedimientos en su elección cuando se candidatizaron para el CPCCS: ¡oh curiosidad! Porque quienes reconocieron la validez de sus candidaturas son los mismos del famoso Consejo Transitorio de Participación Ciudadana y Control Social. Todo eso denota la malicia de tales persecuciones… Los Asambleístas, las mayores autoridades del gobierno y los poderosos del país no quieren un ente estatal -como lo es el quinto poder del Estado- que no esté aupando todos sus atropellos a las leyes, a los ecuatorianos y a sus propias funciones. Es también actualmente el único espacio gubernamental capaz de defender a los ciudadanos.
¿Dónde están los movimientos sociales, los sindicatos, las oenegés, las Iglesias?
El descontento es grande también por la sumisión incondicional del gobierno a las imposiciones del FMI (Fondo Monetario Internacional) que saquea las finanzas estatales a favor de los mismos poderosos de la banca, importadores y exportadores, pelucones de siempre, a costa del empobrecimiento de la mayoría de los ecuatorianos. Hay que notar que todavía faltan muchos otros compromisos que cumplir con el FMI: privatizaciones, aumento del IVA, despedidos, derogación de leyes sobre la fuga de divisas, restricciones de las ayudas sociales, aumento del gas y de los combustibles, y un largo etcétera que provoca un decrecimiento nacional preocupante cuando hace 2 años el crecimiento económico iba creciendo aunque sea de a poco…
Con las manifestaciones, tal como lo comunican pancartas y proclamas, se puede notar que la mayoría de los ecuatorianos estamos hartos de las violaciones repetidas a las leyes y la misma Constitución, hartos de un gobierno en manos de los que rechazamos en las pasadas elecciones presidenciales y legislativas, hartos de los juicios y apresamientos sin pruebas convincentes como es el caso de Jorge Glas, hartos de los incumplimientos de las entidades fiscalizadoras con las denuncias comprobadas de dineros llevados a los paraísos fiscales que suman más de 30’000 millones de dólares, o sea, ¡una suma igual al presupuesto del Estado! Sí, estamos hartos de traiciones y atropellos.
¿Dónde están los partidos políticos, los movimientos sociales, populares y sindicales tradicionales, las ONGs, las Fundaciones, las Iglesias que siempre nos dicen defender los derechos de los pobres y de las mayorías ecuatorianas? De hecho, las manifestaciones actuales demuestran la presencia de numerosos grupos de ciudadanos que se organizan y salen a la calle para manifestar su conciencia crítica de su situación y de la del país. No es por menos cuando se sabe que el presidente de la república tendría sólo un 16% de aprobación nacional y la Asamblea un 25%. ¿De qué democracia se nos habla de parte de los defensores de la patria? De paso denunciamos la represión brutal de la policía.
Un nuevo movimiento popular está naciendo en el país y se está manifestando pacífica y decididamente. Hay un crecimiento de la conciencia, de la dignidad y de la decisión de hacerse respetar como personas y como nación. Hace falta una mayor articulación tanto provincial como nacional, y también mejores tácticas para protegerse de las embestidas de la policía y de las fuerzas del orden internacional dictado por el imperialismo norteamericano. La esperanza está escondida en las alternativas de vida, de defensa de los derechos humanos y de la naturaleza, como también de construcción de un nuevo Ecuador: “Un árbol que crece hace menos ruido que un bosque que se tumba”. La justa rebeldía de los pobres tiene el respaldo de Dios.
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