"Ahora Trump tiene todo el poder y tenemos miedo de las acciones que pueda tomar en contra de las personas vulnerables en la frontera y contra nuestras comunidades" Dylan Corbett: "La Iglesia católica alzará la voz contra las políticas antimigratorias de Trump"

Dylan Corbett
Dylan Corbett Flama

"Sabemos también que va a haber una campaña de deportaciones, pero no sabemos exactamente cómo y cuándo. Hay muchas señales que el nuevo gobierno que actuarán con rapidez y fuerza"

"Todo lo que se ha hecho está en riesgo ahora porque no es algo permanente. La administración Biden nunca trabajó con el Congreso para lograr propuestas legislativas destinadas a tener programas migratorios más sólidos"

"La población que viene de América Latina es de fe, ya sean católicos o evangélicos. En un nivel más profundo, poseen una fe viva, puesto que quien migra tiene que ser una persona de fe. Tiene que creer que mañana será mejor que ayer"

(Flama).- El 20 de enero, el magnate inmobiliario y expresidente estadounidense Donald Trump asumirá la presidencia del gobierno de EE.UU. por segunda y última vez. Aupado por la victoria electoral de noviembre 2024, el flamante nuevo inquilino de la Casa Blanca pretende llevar a cabo jornadas de deportaciones masivas de migrantes en situación irregular que viven actualmente en la nación norteamericana.

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Agència FLAMA ha dialogado con Dylan Corbett (1982), director ejecutivo de Hope Border Institute y presidente de la Comisión de Migraciones de la Diócesis de El Paso (Texas) sobre el trabajo pastoral y de acompañamiento que realiza la Iglesia y organizaciones de la sociedad civil en defensa de los migrantes, en su mayoría latinoamericanos que atraviesan los países de América Central y México en busca del denominado “sueño americano”.

Con estudios en Universidad Católica de América y la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, Corbett actualmente es consultor de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. y ha colaborado con el Dicasterio para el Servicio Humano Integral de la Santa Sede.

Obispo Mark Seitz de El Paso, Texas
Obispo Mark Seitz de El Paso, Texas Flama

Corbett denuncia que el verbo incendiario del Trump puede generar brotes de violencia contra personas racializadas, explica que las ‘ciudades santuario’ para migrantes en EE.UU. están bajo una fuerte presión de la administración federal entrante y recuerda el ‘aviso a navegantes’ que lanzó el arzobispo electo de Washington, cardenal Robert McElroy. “Las deportaciones no son consistentes con la doctrina católica”.

¿Cuál es la situación de los migrantes en la frontera mexicana-estadounidense en este momento?

Ahora más que nada de incertidumbre porque todavía estamos anticipando las políticas muy duras. Sabemos que el nuevo gobierno va a tomar acciones para cerrar la frontera, sobre todo a los migrantes vulnerables y a los solicitantes de asilo. Sabemos también que va a haber una campaña de deportaciones, pero no sabemos exactamente cómo y cuándo. Hay muchas señales que el nuevo gobierno que actuarán con rapidez y fuerza. Entonces, la incertidumbre genera mucho miedo en ambos lados de la frontera. Las personas que están en el norte de México esperando su turno a través de CBP1 (aplicación del gobierno de EE.UU. para que los migrantes soliciten cita de asilo en los 8 puestos fronterizos, NdR) están con miedo. Yo estoy en El Paso, somos una comunidad fronteriza en el sur de Texas. Aquí tenemos una comunidad migrante con el 25% de población que viene de otros países, mayoritariamente mexicanos. Tenemos 50 mil personas sin documentos. Entonces una campaña de deportaciones no solo afectará a quienes quieran entrar ahora a Estados Unidos buscando asilo y protección. También impactará a nuestra comunidad de El Paso. Estamos entre la incertidumbre y el miedo.

¿Qué balance deja la administración de Joe Biden en materia de migraciones?

Dejará un legado mixto. Por un lado, acciones positivas como la implementación del sistema CBP1 que ha puesto un poco más de orden acá en la frontera. Muchas personas han podido entrar a EE.UU. huyendo de países como Ucrania, Venezuela o Haití. Durante sus cuatro años de mandato, el gobierno de EE.UU. ha aceptado a muchísima gente. Entonces, el hecho de poner en marcha en la frontera un sistema que funciona ya es un avance. Pero, al final, todo lo que se ha hecho está en riesgo ahora porque no es algo permanente. La administración Biden nunca trabajó con el Congreso para lograr propuestas legislativas destinadas a tener programas migratorios más sólidos. Más de 11 millones de personas no tienen documentos en los EE.UU. y Biden nunca intentó avanzar a una reforma migratoria o contrarrestar el discurso xenófobo del Partido Republicano de Donald Trump. Entonces es un legado mixto y desafortunadamente triste, porque todo lo bueno está en riesgo. Tenemos mucho trabajo que hacer y el gobierno de Biden nunca contrarrestó este discurso excluyente. Ahora Trump tiene todo el poder y tenemos miedo de las acciones que pueda tomar en contra de las personas vulnerables en la frontera y contra nuestras comunidades, y esto devendrá en otro capítulo de racismo y violencia contra los latinoamericanos y contra personas racializadas en el país como ya vimos durante su primer mandato.

Corbett
Corbett Flama

¿Hasta qué punto la polarización política que se vive actualmente los EE.UU. está repercutiendo de forma negativa en la percepción social que se tiene de los migrantes?

Los EE.UU. somos un país de migración. A lo largo de nuestra historia hemos podido integrar a los migrantes de una manera excepcional. Los EE.UU. hemos sido líderes en cuanto a recibir refugiados e integrarlos a lo largo de la historia. Los migrantes, económicamente, contribuyen a la resiliencia económica de este país. Por ejemplo, durante la pandemia, los trabajadores esenciales, los enfermeros, las personas que laboran en el campo, aquellos que transportan los víveres y quienes trabajan en los supermercados, la gran mayoría de los trabajadores esenciales eran migrantes y muchos de ellos sin documentos. Entonces los migrantes contribuyen a nuestra resiliencia económica, cometen menos crímenes en comparación con la población general, abren más negocios en comparación con la media de la población, sirven en nuestras Fuerzas Armadas y contribuyen a la comunidad. El migrante contribuye y quiere ser parte de la comunidad. En este sentido, los EE.UU. ha sabido muy bien como integrar.

Cuando los políticos quieren ganar políticamente generando miedo, echando la culpa a grupos. Entonces los políticos, empezando con Trump, han hecho al migrante un chivo expiatorio de todos los problemas políticos y sociales que estamos viviendo en EE.UU. pero es una instrumentalización del migrante y es falso

Pero también tenemos tenido a lo largo de la historia y últimamente este lado oscuro en EE.UU. que es el racismo. Cuando los políticos quieren ganar políticamente generando miedo, echando la culpa a grupos. Entonces los políticos, empezando con Trump, han hecho al migrante un chivo expiatorio de todos los problemas políticos y sociales que estamos viviendo en EE.UU. pero es una instrumentalización del migrante y es falso. Quieren difundir la mentira que hay que temer al migrante y esto es peligroso porque nos divide como país a nivel social y económico. Y esto no resuelve los problemas políticos para lograr una reforma migratoria que tanto necesitamos. Lastimosamente Trump es el ejemplar número uno de esta política de exclusión, echando la culpa a los migrantes.

La nueva administración del presidente Donald Trump ha prometido la deportación masiva de migrantes. ¿Esto es posible legalmente o ha sido más un recurso retórico para sus partidarios?

Es una estrategia política y retórica. Pero estamos viendo ahora en el Congreso es que se están preparando propuestas legislativas para financiar una campaña de deportación y agencias gubernamentales como ICE (Servicio de Control de Inmigración de Inmigración de EE.UU., NdR) entonces el peligro es real. No estamos exagerando. Por este motivo también el miedo es real. Ciertamente necesitarán más recursos, pero aún sin ellos pueden iniciar a actuar. Por ejemplo, acá en el estado de Texas está ofreciendo al gobierno federal espacio para tener centros de detención. ICE en este momento está aplicando la ley migratoria a personas que representen una amenaza a la comunidad o a la seguridad nacional. Pero una vez que entre el gobierno de Trump van a poder tener como blanco a cualquier migrante sin documentos. Desde su primer día aplicarán la ley migratoria de una manera muy diferente y va a representar una amenaza para la comunidad migrante. Sabemos que el Partido Republicano está preparando un paquete legislativo para poder financiar la campaña de deportación y podrán sacarla adelante porque tienen mayoría en ambas cámaras del Congreso.

¿En qué consiste el trabajo que realiza el Instituto Hope Borders que usted dirige actualmente?

Nosotros somos una organización de corte católica de incidencia, investigación y trabajo humanitario. Entonces, trabajamos muy cerca de la Iglesia católica en cuanto a las políticas migratorias, investigando los efectos que tienen en la comunidad y en los migrantes, levantando la voz contra de políticas deshumanizantes, ofreciendo asistencia concreta, ayuda humanitaria a la comunidad de El Paso.

Trump ante estatua Juan Pablo II
Trump ante estatua Juan Pablo II

Desde la Iglesia católica de EE.UU. ¿Qué acciones se están tomando para acoger y trabajar con los migrantes?

La Iglesia en la frontera siempre ha sido muy profética en cuanto a la migración. Somos una Iglesia de migrantes, una comunidad migrante. Nuestra fe nos dice que hay que tratar al migrante como un hermano, recibiéndole con compasión y dignidad. La Iglesia ha sido profética brindando hospitalidad, albergues, servicios médicos y asistencia legal. La Iglesia no tiene muchos recursos pero hace mucho por la comunidad migrante. En estos momentos, la Iglesia en la frontera estamos preparando e informando a nuestra gente sobre cuáles son sus derechos, cómo evitar problemas con las autoridades, también con las estatales, puesto que el gobierno del Estado de Texas también tiene su propia campaña contra los migrantes que se verá reforzado con la llegada de la administración Trump. Estamos también preparando más programas para la gente en el norte de México en lugares como Ciudad Juárez para ofrecer asistencia porque sabemos que cuando se cierra la frontera existen mayores necesidades humanitarias. Y también estamos preparándonos para levantar una voz profética cuando veamos acciones como las deportaciones. La Iglesia va a hablar al respecto y ofrecerá una palabra profética pero principalmente, preparando a nuestra gente y apoyando a nuestras familias pastoralmente en este momento de miedo y tratando de ser una luz en medio de tanta incertidumbre.

¿Qué retos y oportunidades plantea el acompañamiento a las personas migrantes para la Iglesia estadounidense?

La población que viene de América Latina es de fe, ya sean católicos o evangélicos. En un nivel más profundo, poseen una fe viva, puesto que quien migra tiene que ser una persona de fe. Tiene que creer que mañana será mejor que ayer. Entonces, es cierto que es una oportunidad para la Iglesia integrar a estas personas, y así se enriquece tanto la comunidad como la Iglesia. Y también para la propia Iglesia es una oportunidad de ser evangelizada por las personas vulnerables porque creemos que Cristo está presente en ellos. Son ellos quienes evangelizan a la Iglesia y le enseñan aquello que es importante como es estar en solidaridad con la gente marginalizada, abogar por los derechos humanos, trabajar por una sociedad más justa. Esas son las cosas que Dios nos enseña y deberíamos estar haciendo.

 ¿Cómo contrarrestar ese mensaje estigmatizador contra los migrantes que se lanza desde algunos partidos políticos? En Catalunya y en el conjunto del Estado español también tenemos políticos que simpatizan con la mano dura en materia migratoria del presidente Trump…

Estamos en un momento histórico a nivel mundial muy difícil y muy oscuro ahora, en que vemos políticas muy excluyentes contra los migrantes, contra los pobres, de explotación del medio ambiente que también está provocando mucha migración. Estamos viendo un cierto capitalismo que explota tanto al pobre como a la tierra, no solo en América Latina sino también a nivel mundial y necesitamos soluciones. Yo creo que en EE.UU. muchas personas que votaron a Trump no votaron por estar contra los migrantes sino porque están frustrados con la economía y esa lógica neoliberal que está volviendo cada vez más difíciles las condiciones de vida de la gran mayoría de los estadounidenses. La gente común y corriente también quiere soluciones. Lastimosamente, hay políticos que saben manipular y ofrecen un populismo negativo que no ofrece soluciones o las ofrece de forma simplista sin estar verdaderamente en contacto con el pueblo. Necesitamos otro tipo de política puesto que ni el neoliberalismo ni la ultra derecha están funcionando. Yo creo que si hay esperanza en este momento es porque se hace necesario trabajar por una política distinta, desde la base. Ojalá este momento de miedo para los migrantes sea una oportunidad construir nuestras sociedades desde la base, trabajando con la comunidad, y ojalá lleguemos a tener esas otras opciones políticas.

Todos somos migrantes
Todos somos migrantes Flama

El acompañamiento del Pontífice a la situación en la frontera México-EE.UU. será muy importante para el trabajo que realizáis como Iglesia allí…

Claro que sí. Su visita hace muchos años fue muy significativo. Nuestra comunidad no es cerrada. Vivimos cara a cara con nuestros hermanos de Ciudad Juárez. La nuestra es una comunidad binacional. Hay cosas que nos separan. Nos divide una economía y políticas migratorias excluyentes pero a pesar de ello somos una sola comunidad. Nuestros valores son la fraternidad, la consistencia, el valor del encuentro. Entonces aquí en la frontera ponemos en práctica la resistencia diaria a estas políticas excluyentes, demostrando que a pesar de aquello que nos divide, la humanidad es más fuerte y que hay que trabajar por la solidaridad y el amor fraterno, y es posible porque esto lo ponemos en práctica todos los días acá en la frontera, y este es el mensaje que envía Papa Francisco a los migrantes, en primer lugar y después a los gobiernos a nivel mundial, de que otro mundo es posible y que el amor lo puede todo.

Para finalizar. Si pudiera tener la oportunidad de conversar con el presidente Trump sobre el trabajo que usted y sus compañeros realizan para acompañar a las personas migrantes en la frontera sur estadounidense. ¿Qué le gustaría decirle al próximo presidente de los EE.UU.?

Antes que nada me gustaría decirle que hay que parar con la mentira que hay que tener miedo al migrante, porque es una mentira y eso es algo que nosotros aquí en la frontera sabemos trabajando para acoger a nuestros hermanos vulnerables. Nosotros les ayudamos pero también ellos nos ayudan a nosotros. Este tipo de trabajo es algo que nos enriquece y nos hace más resilientes, y esto también ha hecho de los EE.UU. un país grande y fuerte. Entonces, hay que acabar con esas mentiras de que hay que temer al migrante ¡No es cierto! Al contrario, esa actitud de ayudar al prójimo nos hace fuertes, nos abre, nos transforma y así creamos una sociedad más justa y resiliente.

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