Como en medio del sueño de Jacob, tendidos junto a las piedras erigidas,
tendidos, casi muertos.
Ángeles que suben y bajan por la escalera que cae sobre nuestro rostro,
por la compuerta del cielo que, abriéndose, golpea nuestra alma.
Tendidos sobre una delgada línea de negro color,
de la línea marcada por el axis mundi de lo temporal,
porque fue concebida en medio de una clase sobre judaísmo cuando la Cábala era comentada.
Subimos y bajamos del cielo
subimos y bajamos a la tierra
con Jacob y sus ángeles
con el axis mundi y su negra línea de acrílico.