La pandemia del coronavirus ha hecho que los templos se doten de nuevos elementos y mobiliarios para evitar contagios, así como ha modificado usos y costumbres de las celebraciones, entre ellas, la de que el sacerdote continuamente esté lavándose las manos, especialmente antes y después de recibir la comunión.
Ayer en las fiestas de la Virgen de los Desamparados de la barriada de Sagunto de la ciudad de Valencia, popularmente conocidas como Fiestas de la Rosquilleta, el cura párroco José Ricardo Albelda, y el ministro extraordinario de la comunión que le ayudaba, la distribuyeron parapetados por una mampara de cristal. Se trata de una estructura de hierro a manera de ventanal, bajo el cual daban la comunión en la mano a los fieles. Estos elementos son movibles, al tener bajo unas ruedecillas que facilitan su traslado.
A la Misa acudió mucha gente, guardándose las medidas de seguridad, tanto a la entrada como a la salida del templo y durante la estancia en él. El párroco al final de la Misa felicitó la fiesta a los asistentes y les recordó las medidas de precaución que en todod momento debían tener. "Hay que perder el miedo, pero no el respeto al virus".