"Muchos hablan hoy de los jóvenes, pero no muchos hablan a los jóvenes", lo afirmaba Pablo VI, próximo Santo, y lo repite hoy el Sínodo: hay una necesidad de escuchar a los jóvenes en el mundo digital, donde la bulimia informática a menudo corresponde a la anorexia de los sueños, con el riesgo de crear niños "info-obesos".
Pero también existe la necesidad de mirar el rostro positivo de los jóvenes, portadores de grandes recursos humanos y espirituales, como la amistad, la solidaridad, el voluntariado, la autenticidad en el testimonio, la petición de coherencia dirigida a la sociedad civil, la llamada a una Iglesia más alegre y evangélica.
Comprender a los jóvenes
Mons. Rosolino Bianchetti Boffelli, obispo del Quiché, Guatemala dice que en la zona de donde es su diócesis, el 90 por ciento de los jóvenes son indígenas, descendientes de los mayas, sin embargo, ellos también están imbuidos en esta era digital.
"El tema es que no es una lucha que hay que emprender, pero sí hay que saber acompañar, hay que saber compartir, entender a los jóvenes, para en un cierto sentido apoyarlos, acompañarlos y ayudarlos no haciendo lo que uno dice, de viejo, sino realmente que ellos tengan criterios, para poder discernir lo que valen". Porque como dice el prelado guatemalteco, "lo importante es no destruir su misma cultura, su misma identidad".
Por último Mons. Bianchetti dijo que los jóvenes guatemaltecos tienen un fuerte deseo de superarse, de estudiar y de avanzar. El problema, dijo, que la situación socio-política no les permite, entonces, muchos emigran hacia los EEUU, con todo lo que significa esto: factores negativos y positivos.
(RD/Vatican News)
El obispo del Quiché, Guatemala, Mons. Rosolino Bianchetti Boffelli