D. Luis de Lezama, mis respetos y algo mas...
Aparece en Religión Digital el día de hoy la noticia de un nuevo proyecto del sacerdote español Luis de Lezama, último de sus muchos proyectos emprendedores que este sacerdote, en total confianza en si mismo y, sobre todo, en las posibilidades que el ministerio sacerdotal encierra, ha realizado durante toda su vida. Posibilidades que están muy por encima del ¨sacramentalismo sociológico¨ y la ¨mentalidad parroquialista¨ que invade a toda la Iglesia y la ahoga, y sobre todo aplasta a la inmensa mayoría de los pequeños sacerdotes. No es el caso de Luis de Lezama, a Dios gracias...
Una vocación realizada en un entorno clerical de envidia y de intento de sometimiento, como es habitual dentro de las estructuras eclesiásticas, del que Lezama ha escapado admirablemente.
Aún así, sigue apareciendo entre las sombras de la duda la realidad de su ministerio, cada vez menos, gracias a Dios, por salirse de la norma impuesta y por ser totalmente innovador, emprendedor, creativo, y lleno de posibilidades para la gloria Dios, bien de la Iglesia y de la sociedad, y para sentirse orgulloso de sí mismo, con la realización de proyectos ambiciosos llevados a término por su tenacidad, su talento y la ayuda de Dios, que bendice a los que a él se acogen, para hacer su voluntad.
Es una nueva forma de realización del ministerio sacerdotal. Ya llegó la hora de superar la vergonzante idea de que promover la riqueza es un pecado para los laicos y para los sacerdotes. Ha llegado la hora de superar el tabú de que para los creyentes sólo está destinada la pobreza y no la riqueza en Cristo; la humillación, la obediencia y el sometimiento, y no la acción emprendedora y el espíritu de conquista de metas y proyectos cada vez más ambiciosos, para gloria de Dios y bien de la sociedad y de la Iglesia.
Ha llegado la hora de promover nuevos modelos de sacerdocio, fuera del absolutamente estéril (y algo más) modelo del ¨sacramentalismo sociológico¨. Ha llegado la hora de quebrar esa mentalidad parroquialista que nos oprime e impide ver los problemas reales del mundo, porque nuestra mirada no alcanza más allá de los pequeños muros de nuestra parroquia, en la que estamos tremendamente ocupados en la celebración de ritos impersonales y masivos, con cada vez menos gente...
Ha llegado la hora de cambiar el modelo, guste o no guste a quien sea. Se impone, sobre todo para el pequeño sacerdote, un nuevo modelo de sacerdocio, un ministerio de realización y no de frustración, un ministerio de orgullo y no de sometimiento.
Cuando éste sea el espíritu "oficial", habrá más vocaciones y los seminarios se llenarán, porque el Señor sigue necesitando trabajadores para su mies, pero el Señor no los manda ni los mandará si no se cumplen sus condiciones. Menos oraciones por las vocaciones, y más acción eclesiástica para facilitar que los pequeños sacerdotes puedan vivir un ministerio de realización espiritual, pastoral y personal, como don Luis de Lezama realizó y sigue realizando, para gloria de Dios, bien de la iglesia y de la sociedad, orgullo de sí mismo, y ejemplo para todos, creyentes y no creyentes. Y envidia de demasiados...
Mis respetos para don Luis de Lezama, y mi bendición para toda su gran experiencia ministerial y personal.