OK, hablemos de pobreza... pero en serio.


Hablemos de comercio internacional y de países pobres. Y hablemos, sobre todo, de favorecer la implantación de un contexto de comercio internacional que facilite el desarrollo de los países pobres. Con moralismos personalistas no arreglamos los problemas estructurales. Y menos con planteamientos utópicos, que no resuelven nada...

Convenzámonos de esto. Virtudes privadas no tienen por qué redundar automáticamente en beneficios públicos. Por ejemplo, si a todos nos diera a la vez por dejar de consumir productos, resistiendo la tentación del "pecaminoso consumismo", las empresas dejarían de vender sus productos y se vendrían abajo. Como consecuencia, aumentarían los despidos y, por tanto, aumentaría el paro e iríamos a peor todos en todos los sentidos. Virtudes privadas no tienen por qué ser virtudes públicas.

De igual manera, aunque todos fuéramos maravillosos cristianos, convertidos todos a Dios, no arreglaríamos los problemas estructurales nacionales e internacionales. Éstos hay que afrontarlos específicamente para poder corregirlos. Hay que ir mucho más allá de moralismos de moral privada. Es como si dijéramos que si nos convirtiéramos todos a Dios y fuéramos todos santos de Dios, ya no habría problemas de tráfico ni accidentes en las carreteras. Aunque todos fuéramos San Francisco de Asís al volante, necesitamos leyes de tráfico adecuadas, así como buenas carreteras y coches adecuados, que faciliten el tránsito de los vehículos de forma ordenada y segura para todos. Lo mismo en el comercio internacional, son necesarias leyes de comercio justas que propicien el intercambio de mercancías, de personas y de capitales de forma justa para todos. Mucho más allá del moralismo personalista y, por supuesto, mucho más alla del pensamiento utópico, esto es, "mucha emoción, poca solución".

Veamos lo que dice la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD en sus siglas en inglés), que tiene como misión el promover políticas que contribuyen al desarrollo económico y al bienestar social de los pueblos alrededor del mundo. Y hagámoslo en formato de preguntas y respuestas:

-¿Necesitan los países en desarrollo proteger a sus industrias nacientes como lo hicieron las economías desarrolladas antes que ellos?
-El apoyo a la industria naciente rara vez es exitoso comparado con las políticas que resuelven las dificultades de competitividad de las industrias en el punto de origen, por ejemplo, las políticas que mejoran la educación y la salud pública, que aseguran que exista la infraestructura indicada, que fomentan la adopción y el desarrollo de la tecnología respectiva, y que habilitan mercados eficientes de ingresos y egresos, entre otras.

-¿La pérdida del trato preferencial de los ingresos arancelarios compensaría los beneficios de los mercados abiertos?
-A los países en desarrollo les preocupa que la ventaja relativa que tienen en el comercio internacional cuando son beneficiados con aranceles más bajos que a otros, desaparezca conforme el nivel general de aranceles se reduzca. Sin embargo, varios estudios han demostrado que para la vasta mayoría de los países en desarrollo, los beneficios de una liberalización de base extensa, con todos los aranceles reducidos, compensarán las pérdidas al reducirse la preferencia. Y para el puñado de países en donde no sea éste el caso, la respuesta no es dificultar la liberalización sino proporcionar asistencia para el desarrollo a fin de disminuir esa dependencia de la preferencia.

-¿Están los convenios de liberalización comercial predispuestos contra países en desarrollo?
-En la actualidad, los países en desarrollo intervienen mucho más y tienen más influencia en los procesos de la reforma comercial multilateral. Las negociaciones actuales de la Organización Mundial del Comercio (OMC) incluyen disposiciones “especiales y preferenciales” para los países en desarrollo que les permiten reducir aranceles en un porcentaje más pequeño o a un ritmo más lento si se compara con países desarrollados, o para exentar determinados sectores.

-¿Cómo puede contribuir el comercio internacional al combate a la pobreza?
-El comercio contribuye al crecimiento económico, el factor más importante para atenuar la pobreza. Las experiencias de Corea del Sur, que liberalizó sus políticas comerciales en la década de 1960 y de Chile que lo hizo en la de 1970, demuestran con claridad que las economías con políticas comerciales más abiertas tienen mejores resultados que las que tienen políticas más restrictivas. En la historia más reciente, la apertura también ha funcionado muy bien para los países del BRIICS (Brasil, Rusia, India, Indonesia, China y Sudáfrica).

-¿Se beneficiarán los países en desarrollo de la conclusión de las negociaciones actuales de la OMC?
-En la agricultura, se calcula una disminución de 75% en aranceles y subsidios que aumentarían los ingresos de los países en desarrollo en alrededor de 23 mil millones de dólares, con un incremento del 0.3% en el PIB en África Subsahariana, el Sur de Asia y en América Latina. De un beneficio calculado en 97 mil millones de dólares ocasionado por un mejor acceso a mercados no agrícolas, 68 mil millones irían a países en desarrollo.

Se calcula que un acceso totalmente ilimitado a los mercados de Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Canadá beneficiaría al África Subsahariana en forma considerable, induciendo un aumento de 14% en las exportaciones no petroleras e incrementando el ingreso real en 1%, aproximadamente. Los beneficios de los países en desarrollo son más grandes si se comprometen a hacer reducciones más a fondo en sus propios aranceles.

Los países en desarrollo estarían entre los principales beneficiarios potenciales de la liberalización de servicios, como exportadores e importadores a la vez. Y se calcula que en dichos países podrían obtener alrededor de dos tercios de los beneficios potenciales del Acuerdo de la Ronda de Doha para facilitar el comercio.

-Pero la política comercial sola no garantiza el desarrollo ni la disminución de la pobreza…
-Las repercusiones del comercio y de la liberalización comercial no son uniformes, y diversos segmentos de la población serán afectados de diferentes maneras. Habrá ganadores y perdedores, y el efecto del comercio en los pobres dependerá de una serie de factores, por ejemplo: ¿cómo los cambios en los precios fronterizos se traducen en precios pagados por los pobres? ¿cómo cambia el comercio los ingresos y gastos del gobierno?, y si los pobres están preparados para aprovechar las nuevas oportunidades laborales. De lo que se deduce que obtener beneficios de una mayor apertura comercial dependerá de otros factores que transcienden mucho la liberalización comercial.

La apertura del mercado debe ir acompañada de entornos macroeconómicos estables, mercados laborales flexibles y la creación de instituciones que permitan a la mano de obra y al capital pasar de áreas de actividad en deterioro a las que estén en expansión; de redes de protección social, mejor educación y capacitación, además de fortalecer los derechos de propiedad para atacar las causas subyacentes de la pobreza.
Mejorar la educación es de particular importancia.
Hay pruebas de que la liberalización comercial se relaciona con una desigualdad descendente en los países que están bien provistos de trabajadores que cuentan con estudios de primaria. En China se ha descubierto que un año extra de escolaridad aumenta las posibilidades en 14% de que un trabajador encuentre trabajo en actividades no agrícolas.

También son necesarias la asistencia para el desarrollo y la ayuda para el comercio que satisfagan necesidades específicas de los países. Mejorar la eficiencia del transporte marítimo podría aumentar considerablemente las posibilidades de comercio bilateral para muchos países; las naciones sin salida al mar enfrentan una dificultad aún mayor que cuentan con una infraestructura deficiente, lo que puede representar alrededor del 60% de los costos de transporte. Un ejemplo claro es el de Kenia donde los residuos de pesticidas mantuvieron a la industria de las flores de corte de ese país fuera de los mercados de Estados Unidos y de la Unión Europea, pero gracias a un programa de Ayuda Para el Comercio proveniente de la Unión Europea la industria keniana logró eliminar los pesticidas en forma escalonada, lo que le permitió a Kenia posicionarse como uno de los principales exportadores de flores en el mundo...
--------------------------
Dejémonos, por tanto, de moralismos y de utopías, que no dan de comer en lo más mínimo ni mitigan ---¡más bien la incrementan!--- la pobreza en el mundo, ni en ninguna parte, y pongámonos a trabajar de forma constructiva para favorecer que en el orden internacional prevalezca la integración de todos los países en un orden de comercio internacional justo, donde prevalezca el bien común.

¿No entra esto dentro de la Doctrina Social de la Iglesia?
¿Y qué hace la Iglesia que no habla de esto...?
Volver arriba