Mi primer post en Religion Digital - Un saludo a todos
Éste es mi primer post en el blog de Religion Digital. Agradezco a José Manuel, su director, su generosidad y su espíritu abierto a la hora de permitirme escribir en su diario digital. Espero que no se arrepienta de ello... Pienso que hoy más que nunca, hacen falta en la Iglesia, y entre los que se sienten miembros de la Iglesia, espacios de auténtica libertad, donde se puedan expresar todas las ideas y sentimientos que pueden contribuir a la renovación y vivificación de la Iglesia. Y Religión Digital es uno de ellos.
Porque ése es el interés de mi blog "Católicos por el Avivamiento". Desde mis doce años de sacerdocio, con trabajo pastoral en España y en Estados Unidos, quiero contribuir también yo a la renovación de la fe y de la Iglesia, y hacerlo desde una perspectiva absolutamente personal y libre. La tarea que tenemos por delante no es nada fácil. Los números y las estadísticas van en nuestra contra. La decadencia de las "religiones históricas" en los países desarrollados es evidente, pero las raíces de esta decadencia hay que buscarlas muchos años atrás, muchos siglos atrás... Y todos los creyentes estamos llamados a poner nuestro granito de arena en esta tarea de, como diría Ortega y Gasset con su metafórico estilo, "alumbramiento de esta situación", para poder así agarrar el toro de la decadencia de la fe y de la Iglesia, como decimos en castellano directo, por los cuernos.
Metodológicamente, confieso que no voy a ser "eclesiásticamente correcto". Voy a optar por, si se me permite la expresión, una "mística realista" en mi aproximación a la fe y a la Iglesia. La Mística "verdadera" nos ayuda a profundizar en la realidad, desde un entendimiento y un espíritu animados por la fe, que pueden así contemplar las "cosas de la realidad" también como las "cosas de Dios" que son, y de esta forma, integrarlas dentro de un orden de realidad superior. Si la "mística", por el contrario, no nos ayuda a profundizar en la realidad real que aconteció o que está aconteciendo, sino que, por el contrario, contribuye a ocultarla y a taparla, para así, una vez "blanqueada" y "sonrosada", poder evadirnos de tomar las adecuadas decisiones que nos corresponden, cada uno las suyas, esa "mística" a mí personalmente no me sirve...
Pero tampoco voy a ser "progresísticamente" correcto, también lo advierto de antemano. Pienso que las corrientes históricas no tienen por qué conducirnos siempre a buen puerto necesariamente… Cualquiera que haya contemplado el extraordinario espectáculo de las Cataratas del Niágara, sobre todo en su lado canadiense, puede entenderlo perfectamente... Volviendo la vista atrás, podemos constatar y asombrarnos del dinamismo interno de la fe y de la Iglesia en sus primeros siglos, la cual tenía el suficiente vigor espiritual e intelectual como para poder dirigir el curso de la historia... hasta que se nos fueron acabando las "fuerzas" por el camino, y nos fuimos olvidando, con el paso de los siglos, de que "en el principio era el convencer" ----¡no el vencer!¡no el someter!---- a las gentes, desde el testimonio de vida, obras y palabras, mente y espiritu.
Y así, hoy nos encontramos a la defensiva, sin el vigor espiritual e intelectual necesarios para volver a "convencer", y nos vemos incapaces de hacerlo porque sencillamente ¡no estamos entrenados! Hemos perdido la vía para volver a convencer a los intelectuales, economistas, juristas, empresarios, trabajadores, científicos, periodistas, médicos, hombres y mujeres, jovenes y niños... del mundo de hoy... ni a los del mundo de ayer... ni a los del mundo de antes de ayer... En mi modesta opinión, sólo desde este nuevo "convencimiento", desde este "volver a enamorar al mundo" podríamos afrontar, con visos de cierto éxito, esta situación de decadencia en la que nos encontramos. Se impone de nuevo el "convencimiento", aún más, el "enamoramiento".
Confieso que me gusta estar al tanto de todo lo que acontece en nuestro mundo, y además en todos los órdenes de la realidad. Sigo con atención los acontecimientos económicos, y cómo, todavía sin habernos recuperado de la gran crisis de 2010, que el catedrático de economía Niño Becerra, en su libro “El crash del 2010”, califica como una “crisis sistémica”, esto es, de mucho más alcance que una simple crisis económica, ya los expertos pronostican para el próximo año una nueva crisis financiera internacional (“¿Por qué en 2017 volveremos a estar en recesión?, Juan Ignacio Crespo, Deusto S.A. Ediciones, 2016), por causa fundamentalmente de la ralentización de las economías de Estados Unidos y de China (qué lástima que la Iglesia haya declinado intervenir intelectualmente en el debate económico, por medio de tantos economistas expertos y catedráticos de economía creyentes, que están deseosos de alumbrar la situación conceptualmente teniendo como marco general de referencia la extraordinaria Doctrina social de la Iglesia y el Bien común de las personas y de los pueblos); me encanta igualmente seguir el desarrollo de la ciencia psicológica, sobre todo desde que se haya consolidado científicamente la corriente cognitivo-conductual, que es, desde los años 80 del pasado siglo, la corriente terapéutica más reconocida por todos los científicos del área psicológica, por sus resultados obtenidos contrastados científicamente (qué lástima que la Iglesia esté renunciado a integrar activamente los descubrimientos científicos que desde la ciencia de la Psicología están alumbrando el mundo de la conciencia y de la interioridad de la mente; esperemos que no ocurra lo mismo que ocurrió cuando el psicoanálisis, que estuvo anatematizado durante décadas, irrumpió como un vendaval en el mundo de los creyentes, que sin los recursos intelectuales y espirituales necesarios desde los que responderle adecuadamente, se dejaron arrastrar por él, causando la debacle de la fe en miles y miles de creyentes laicos y religiosos); me encanta estar al tanto de los últimos hallazgos de las neurociencias, que desde hace muy pocos años, por la confluencia de, por una parte, un modelo psicológico científicamente confiable, esto es, la terapia cognitivo-conductual, y por otra parte y sobre todo, a raíz de los nuevos instrumentos de radiodiagnóstico y técnicas de neuroimagen, nos están adentrando en el fantástico y todavía para nosotros misterioso mundo del cerebro y de su funcionamiento, así como de su papel en el aprendizaje y en la conducta humanos (qué lástima que la Iglesia esté absolutamente ajena a este mundo, que nos ayuda a comprender, por ejemplo, el mecanismo por el cual el cerebro procesa los mensajes que le llegan por los sentidos, descubriendo que no sólo hay que afanarse en "declarar la Verdad", por muy absoluta que ésta sea, sino que hay que "saber hacerlo", porque si no se hace adecuadamente, el cerebro del supuesto receptor del mensaje "desconecta" automáticamente, no importa cuál absoluta, santa y verdadera sea la verdad proclamada); y me encanta la política, y la sociología, y la demografía, y, por supuesto, la historia y la teología…
Me encanta igualmente rastrear y sondear las otras formas de vivencia religiosa, sobre todo, de la fe cristiana, y en especial las que más están atrayendo a nuevos fieles en algunas partes del mundo, por ejemplo USA, y descubrir las claves de su "éxito". En este sentido, reconozco que los Estados Unidos son para mí un marco incomparable de estudio para este propósito, porque, también en este ámbito religioso, "USA es tierra de oportunidades"...
En fin, como veis, hay muchos temas que tratar y que compartir, para juntos contribuir a poner más luz en este tema de la fe y de la Iglesia, en medio de las tinieblas que nos rodean... Este blog de “Católicos por el Avivamiento” quiere contribuir modestamente a ello.
Espero y deseo, y así se lo pido al Señor, que entre todos no sólo podamos "volver a salar" la fe y la vida de la Iglesia, sino además “sazonarla” con los nuevos sabores que el mundo de hoy necesita, para volver a ser así, como nos dice el Evangelio de hoy, y como antaño efectivamente fuimos, in illo tempore... "luz del mundo y sal de la tierra".
¿Me queréis acompañar en este viaje?