Extraido de "Trama divina, hilvanes humanos" Ed. PPC Volver a su tierra por otro camino... Epifanía
Con todos los migrantes que habitan nuestra tierra y con los que no llegaron. La Epifanía nos invita a despertar y reconciliarnos con lo más propio de lo humano que es la búsqueda, la pregunta, el interés por la verdad y lo auténtico de la vida, aunque nos gastemos en ello. La vida no se puede guardar, necesariamente hay que gastarla y lo mejor para hacerlo es vivir despiertos en la inquietud de los que desean novedad y plenitud.
| Jose Moreno Losada
EPIFANÍA DEL SEÑOR
"...Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo». Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y, cayendo de rodillas, lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino." Mateo 2,1-12
Volver a mi tierra por otro camino
Los caminos parecen trillados y sabidos, sobre todo los propios, aquellos por los que ya hemos andado. Nos cuesta volver a la tierra propia por otros caminos, transformarnos y renovarnos en nuestro ser. La acedia nos instala y nos adormece en la indiferencia que obstaculiza para la búsqueda de las nuevas rutas personales y comunitarias.
Hassan volverá a su tierra por otro camino
Hassan, con 26 años, cada semana intenta conectar y comunicarse con alguien de su familia y su aldea en un rincón de África. Ahora vive un momento nuevo y lleno de gracia. Hace unos días ha podido comenzar a vivir en un piso con otro compañero, Dani, que es de Latinoamérica y que se han conocido en un proyecto de acogida que tiene conexión con la parroquia de Nuestra Señora de la Guía en Madrid. Le acompaña la comunidad cristiana y sobre todo el sacerdote Jorge. Participa en las celebraciones de esta comunidad cristiana y me gusta por lo que tiene de caminos nuevos y luminosos.
Disfruto cada domingo con el saludo y el abrazo de este joven africano. Me llama la atención porque ocupa una pequeña habitación que hay junto al despacho de la parroquia minúscula. Enfrente de su habitación hay un cuarto de baño sencillo. Él es musulmán y cuida este espacio y vive en él. Cuando voy y participo en el momento de silencio y contemplación que suele hacerse antes de la eucaristía, él se une a esa contemplación silenciosa. Solemos ser un grupo muy reducido y yo me siento complacido de la comunión en la interioridad, siempre me pregunto cómo será su silencio. Después se une con gozo en la celebración de la eucaristía, se muestra disponible para la ofrenda. Él es muy callado y sonriente y está viviendo algo nuevo. Sin dejar su fe musulmana, su raíz, se siente totalmente integrado en esta realidad y comunidad.
En conversaciones me va mostrando su caminar. Tardó más de cinco años en llegar a España, un camino de ida y vuelta, de sufrimientos y fracasos, pero sin perder la esperanza. Ahora que ya ha comenzado, tras casi dos años, un trabajo precario, fuerte y sin papeles, ya va a poder ir a vivir en un piso alquilado con otro compañero y lo vive feliz. En su sueño está volver a su tierra, reencontrarse con su familia, pero quiere volver por el camino de la dignidad y la justicia, de una buena noticia, de la lucha conquistada. Su grandeza no la veo yo en que por fin consiga la legalización y se estabilice su situación aquí; eso será de justicia y por ello hemos de luchar todos, sino que la descubro en su modo de vivir, estar, relacionarse, abrirse, buscar, esforzarse, no rendirse, saber esperar, sonreír, querer, celebrar, abrazar, orar.
Encuentro en él la sencillez de lo más humano y de lo más salvífico. Un verdadero referente de lo universal y de la comunión profunda e interior con la vida. Volverá a su tierra, no cabe duda, por otro camino. Mientras tanto está creando caminos nuevos que a mí me llaman a conversión, a lo universal, a lo interreligioso, a lo fraterno y a lo humano.
Hassan, os lo confieso, no es un rey mago, ni un rey africano, es el rey de su vida y no tiene miedo. Sabe lanzarse sin equipaje, pero con toda la dignidad del mundo; sin ideología, pero con el pensamiento más limpio y puro de lo humano; con pobreza, pero con la riqueza de lo transparente y el brillo de una mirada que no tiene juicio sino solo alegría y libertad. Todo ello conquistado en el desierto de una soledad, traspasada por un dolor, pero asentada en un modo nuevo de vivir y convivir.
Los nuevos caminos de la Iglesia hoy
Romper fronteras y transformarlas ha sido algo propio del pueblo que el Señor erigió y fundó como propio. Desde la debilidad y la esclavitud los llamó a romper los límites del faraón con brazo extendido y fuerza en medio del mar, los llevó a una tierra nueva, y allí cumplió la promesa de descendencia, pueblo, tierra y libertad. La promesa de Dios siempre fue de apertura y con horizonte de universalidad.
A veces, el pueblo lo entendió muy mal, se consideró a sí mismo único y creyó que él debía ser el centro del universo y todos los pueblos deberían someterse a él. La historia les mostró que cuando se comprendieron desde este lugar, rompieron la alianza y se descentraron de su fundamento que solo debía ser Yahvé, su creador y su esperanza única. Buscaron las fuerzas con sus propios medios, aliándose con grandes que después los oprimían y dominaban, y llegaban casi hasta la extenuación. Les costaba entender que su grandeza no estaba en ser únicos o poderosos sobre la tierra, sino en ser señales y luz del que salva y apuesta con amor desmedido por la humanidad y toda la creación.
A los propios discípulos de Jesús les costó abrirse a esta dimensión universal de la salvación en Cristo, no lo entendieron en su vida y aun después de haber experimentado la resurrección no faltaron tensiones para abrirse y no permanecer encerrados en una visión eclesial ensimismada y apartada del mundo. Costó vivir y ser iglesia entre los gentiles, aceptar la entidad universal del pueblo de Dios y de la salvación del mundo.
La propia iglesia con el paso de tiempo, en los avatares de la historia, va adquiriendo formas y modos que van siendo de poder y de visión de fronteras, de defensa y cuidados propios frente al mundo y a los otros. Llega a entender que su identidad pasa por la separación de las realidades del mundo y la defensa de su institución como garante de salvación verdadera. Cuando eso ocurre la Tradición va siendo usurpada por las tradiciones y se cierran los caminos. Como Herodes, creyendo que van a adorar al Señor, se defiende a sí misma, y a sus seguridades. Cuando eso ocurre la Iglesia se anquilosa, llega incluso a pervertirse en muchas de sus esferas. Entonces ve que necesita un revulsivo que le cambie su mirada, que vuelva a poner sus ojos en el pesebre, en los pañales, en la señal verdadera de su Dios. Entonces comprende que se hace universal desde el servicio y la entrega radical, olvidándose y vaciándose de sí misma para ser buen pan de vida y gloria para los que más lo necesitan.
Hoy la Iglesia está llamada, así lo está sintiendo y proclamando, a renovarse en sus caminos y a volver a lo más profundo de su verdad en la historia de la salvación, para no olvidar su origen, ni su raíz y modelo, que es sólo Jesús en la referencia de la encarnación, la pasión y cruz, y su resurrección. La estrella de la fe hoy hemos de buscarla para que nos ilumine y sepamos volver a nuestro hogar eclesial por los caminos del nazareno, con sus modos de pensar, sentir y actuar.
La estrella puede estar alumbrando en una pequeña habitación, en la entrada de una parroquia muy pobre habitada por un joven musulmán africano, Hassán, que ha hecho una peregrinación de años, y que se ha parado donde ha encontrado calor, luz, hogar, comunidad. El puede señalarnos por dónde ha de caminar y volver la iglesia a su originalidad y verdad primera. Posiblemente, yo así lo creo, Dios hoy nos está hablando por este joven, en él se cumple el evangelio que acabamos de oír, gracias Hassan.
Notas hilvanadas:
Contamíname, mézclate conmigo que bajo mi rama tendrás abrigo”
(Pedro Guerra-Contamíname) Contaminame