Pregonero en Guadajira, pueblo de LUZ El pregón del cura en el encendido navideño de Guadajira (Badajoz)
Ayer me abrazé a la gente de Guadajira, el pueblo con el comparto vida ministerial desde septiembre. Me invitaron a dirigirle unas palabras antes del encendido de las luces de navidad, en una acto entrañable desde el balcón del ayuntamiento. Días antes hemos tenido un grupo de personas - feligreses de Puebla y del mismo pueblo- que han estado montando un belén en el templo parroquial, con el deseo de darle un sentido catequético y ambiental, para la catequesis y para la celebraciones de estos días. Son mis pasos en este deseo de estar cerca e ir viviendo sus momentos tanto diarios como celebrativos.
Pregón
| José Moreno Losada
Pregonero de la Luz y del portal en Guadajira
Anoche volví a hacer de pregonero, nunca lo había sido con motivo del encendido de las luces navideñas. La corporación municipal de Guadajira, junto con las asociaciones, me habían pedido que como había llegado nuevo al pueblo, hiciera esta alocución de carácter navideño que diera sentido al colorido de las luces que iban a estar adornando y animando a la población en estas fechas tan entrañables.
Tras un viaje muy accidentando de retrasos de Renfe y superando obstáculos en el trayecto, pude llegar a punto para el acto festivo y popular. Mis palabras fueron sencillas y desde mi experiencia.
Viajero o peregrino en Guadajira
Había pasado miles de veces por la autovía Badajoz-Mérida y siempre miraba el cartel de Guadajira, alguna vez pensando que tendría que entrar para ver esa localidad en la que nunca había estado, sólo sabía de un compañero sacerdote ya fallecido que era de allí. No lo hice nunca, de hacerlo hubiera sido como turista, espectador, y nada más. Tras pedirme el obispo Celso que me hiciera cargo ministerialmente de la parroquia de este pueblo, ya he comenzado a ir. Pero ahora lo hago como peregrino. He pasado de extraño a peregrino y este gesto de invitarme a pregonar lo tomé como un signo de llamada a ser de ellos y entre ellos, a sentirme aceptado y vivir su acogida. Así se lo manifesté al comunicarles que no venía con ningún poder, ni sentido profesional, sino que desde el primer momento me sentí buscador de luz en sus vidas. Se que cada ser humano tenemos la luz divina en nuestro interior porque fuimos creados a su imagen, y es en el encuentro vivo y verdadero donde somos iluminados. En un mundo de oscuridad y tristeza por guerras, desigualdades, violencia de género, soledades, injusticias y pobrezas. Hay un modo de vivir que lo puede transformar, personas pequeñas, en lugares pequeños, haciendo cosas sencillas y pequeñas transforman el mundo.
La LUZ que no se apaga:
Me preguntaba junto a ellos qué luces debemos buscar y tener en la navidad y en toda la vida:
- - Ser transparentes en la vida. Cuando uno se muestra a la luz y no se oculta genera confianza y se vence el miedo. Qué importante en un pueblo vivir siendo claros y mostrándonos en la verdad de lo que somos sabiendo que todos somos vulnerables, que todos necesitamos de todos. La luz de la confianza mutua.
- - Ser auténticos y verdaderos. La importancia de buscar la coherencia de nuestras vidas de pensar en positivo y actuar en consecuencia, desde el mayor respeto a la verdad y la vida del otro. Cuando somos así entonces la convivencia se hace real y los espacios no lo son de miedo, vencemos la oscuridad y nos adentramos en ambientes de luz y de tranquilidad frente a la inquietud del engaño y del ataque.
- - Ser plurales y vivir en la libertad, desde el mayor respeto y la mayor colaboración. Hoy cuando todo el mundo se mueve en tensiones de polarización que son alimentadas desde la política, lo económico, lo deportivo y hasta lo religioso. Se nos llama a desarrollar la luz interior donde sabemos que podemos pensar distintos, pero eso no nos separa para buscar el bien común. Nuestros niños, jóvenes, mayores necesitan el acompañamiento, la fuerza y el ánimo cariñoso de todos. No dejemos de la que la oscuridad de la ideología no impida la luz de la comunión y de la fraternidad para conseguir un pueblo mejor y más participativo.
- - En la unidad de todos: Tanto lo organizativo político, como lo asociativo, lo cultural y escolar, lo religioso y parroquial, estamos llamados a la luz del bien y del bienestar material y espiritual de todos. Esto pasa por la mayor colaboración, dejando fuera lo competitivo y lo egoísta.
Comentaba que las luces externas pueden estar con sentido o pueden ser un vacío más, entre las muchas cosas que se tienen y que realmente no nos valen. Ojalá esas luces que encendimos sean un signo del deseo de estar iluminados por dentro, de renovarnos y convertirnos, para que todo el que se acerque a nosotros pueda encontrar la transparencia, la autenticidad, la liberta y la unidad que significa la Navidad.
Confesé que en el tiempo que llevo entre ellos, que es muy poco, ya tengo apuntados muchos detalles, hechos de vida, que me están llegando a mi interior, a mi corazón y los voy guardando como pequeñas luces que me van alumbrando en mi caminar guadajireño. Esas pequeñas luminarias me van animando a quererles y desear estar cerca de ellos, a sentirme agraciado y agradecido por ser el cura de Guadajira. Pronto será la Navidad y estaremos en torno al Belén, símbolo del nacimiento del que es la LUZ, Jesús de Nazaret.
Me siento orgulloso del portal que ya está dispuesto en el templo, este año estará lleno de luz, de muchos colores, a la vez que de muchas figuras y personajes. Serán para mí y para todo el pueblo la señal de cómo queremos ser en Guadajira: personas de luz que hacen verdad el slogan de “Guadajira pueblo de luz”. Pediremos ante el portal que venzamos las tinieblas y las oscuridades que nos separan y nos hacen sufrir, y podamos vivir siendo transparentes, verdaderos, plurales, participativos y muy unidos. Ojalá las luces no sean exteriores y permanezcan encendidas siempre y nunca decaiga la luz que recibimos en nuestro bautismo y al nacer como seres que portamos la imagen de Dios en nuestro interior.
Viva la Navidad, Viva nuestro pueblo Guadajira, Viva nuestra gente.