La muestra, marcada por la espiritualidad y la alegría de vivir, se inaugura mañana jueves, 6 de julio de 2023 Matisse. Arte en equilibrio: Nueva exposición del Museo Diocesano de Barcelona
Mañana jueves, 6 de julio de 2023, se inaugurará en el Museo Diocesano de Barcelona la exposición 'Matisse. Arte en equilibrio'
Una muestra conformada por 85 obras en diversos medios como litografías, dibujos, pochoir o linograbados, entre otros, de uno de los creadores más importantes del arte moderno, Henri Matisse (Le Cateau-Cambrésis 1869 - Niza 1954)
También mañana, entre las 10 y las 14h, la comisaria de la exposición, Helena Alonso, ofrecerá visitas personalizadas para todos los periodistas que lo deseen. Es imprescindible acreditarse
El artista francés, uno de los más grandes exponentes del arte del siglo XX, siente que un cuadro debe producir un efecto tranquilizante y paz en el espíritu del espectador
También mañana, entre las 10 y las 14h, la comisaria de la exposición, Helena Alonso, ofrecerá visitas personalizadas para todos los periodistas que lo deseen. Es imprescindible acreditarse
El artista francés, uno de los más grandes exponentes del arte del siglo XX, siente que un cuadro debe producir un efecto tranquilizante y paz en el espíritu del espectador
(Archibarcelona).- Mañana jueves, 6 de julio de 2023, se inaugurará en el Museo Diocesano de Barcelona la exposición Matisse. Arte en equilibrio, una muestra conformada por 85 obras en diversos medios como litografías, dibujos, pochoir o linograbados, entre otros, de uno de los creadores más importantes del arte moderno, Henri Matisse (Le Cateau-Cambrésis 1869 – Niza 1954).
El período artístico que abarca la exposición, cuyo inicio coincide con el de la Segunda Guerra Mundial y que llega hasta el final de los días del artista, está marcado por una gran espiritualidad y la alegría de vivir que Matisse desea reflejar en su obra, especialmente en su madurez. Se trata del momento que él considera su «segunda vida», tras una intervención quirúrgica que le deja importantes secuelas y una gran dificultad para sostener los pinceles.
Matisse, uno de los grandes renovadores del lenguaje plástico, es conocido como el gran maestro de fauvismo, corriente estética de las vanguardias que causa un gran impacto en la crítica por su empleo atrevido del color y el rechazo de las normas academicistas. El artista mantiene a lo largo de su carrera el «coraje» necesario para «desprenderse de los hábitos adquiridos» y «recuperar la pureza de los medios».
En esta exposición, se muestra el universo creativo de Matisse que satisface la idea que el propio artista manifestó en 1908 y a la que será fiel a lo largo de su vida:
«Sueño con un arte en equilibrio, de pureza, de tranquilidad, sin temas inquietantes o preocupantes, que sea para el trabajador intelectual, tanto para el hombre de negocios como para el artista de las letras, por ejemplo, un lenitivo, un calmante mental, algo así como un buen sillón que alivie sus fatigas físicas» para apaciguar a todo trabajador «sea cual sea su condición».
La obra de Matisse: una explosión de alegría y de paz en el espíritu
El artista francés, uno de los más grandes exponentes del arte del siglo XX, siente que un cuadro debe producir un efecto tranquilizante y paz en el espíritu del espectador. Para él la obra de arte constituye una prolongación de las virtudes de la naturaleza hasta el centro de las ciudades, y a través de su obra desea generar paz y tranquilidad en el ser humano.
La alegría de vivir que Matisse muestra en sus obras se manifiesta a través de los colores vibrantes, de modo que el artista se siente un mediador atravesado por el espíritu vivo que hay en todo. El objetivo de su obra es servir de intermediación entre el hombre y el cosmosque le rodea, del cual se siente alejado en las ciudades. En la urbe el hombre pierde la «sensación de totalidad» y la obra de arte sirve «para que el mundo circundante, la tierra y sus formas, el cielo y sus luces, nuestro decorado, dejen de resultarnos extraños gracias a la nota de mediación que introduce».
"Sueño con un arte en equilibrio, de pureza, de tranquilidad, sin temas inquietantes o preocupantes, que sea para el trabajador intelectual, tanto para el hombre de negocios como para el artista de las letras, por ejemplo, un lenitivo, un calmante mental, algo así como un buen sillón que alivie sus fatigas físicas para apaciguar a todo trabajador sea cual sea su condición"
La exposición pone de manifiesto el gusto de Matisse por la exaltación del color característica de su obra, un color que llega a independizar del dibujo y de la perspectiva, y que se aprecia en obras como «La danza», de una extraordinaria fuerza expresiva.
Forma también parte de la exposición un dibujode Matisse junto a un manuscrito procedente del «Cántico de las Criaturas», texto compuesto por San Francisco de Asís en dialecto umbro hacia 1224, donde canta alabanzas al Dios Creador. Matisse representa el agua y trascribe una serie de alabanzas que el santo escribiera sobre la hermana agua «tan casta y tan pura».
Numerosas obras destacan la versatilidad de Matisse a la hora de ilustrar obras literarias como «Apollinaire», «Repli» o «Poemas de Charles d’Orleans» así como «Lettres portugaises». Matisse refleja su alegría de vivir a través de sus colores vibrantes y de elementos que recordará de su viaje a Polinesia, como en las portadas que realiza para la revista Verve, una de las más importantes de las vanguardias y en las que traslada su trabajo realizado con los «papeles pintados a la aguada y recortados» conocidos como «gouaches decoupées».
Retratos: el conocimiento del otro
El gusto de Matisse por otras culturas, que ya mostrará a principio de siglo en su viaje por España a Granada y Sevilla, y posteriormente a Marruecos, se acentúa con el gusto por la Polinesia, adonde viajará en 1930 siguiendo los pasos de Gauguin. El conocimiento del otro le llevará a representar retratos de esquimales en «Une Fête en Cimmérie» obra escrita por su yerno Georges Duthuit. Sirven de inspiración a Matisse los libros de exploradores, las fotografías y la excepcional colección de máscaras y objetos que Duthuit lleva a Francia en 1947, con los que Matisse dibuja una serie de retratos de hombres y mujeres esquimales con expresivos rostros iluminados por su sonrisa.
La capilla del Rosario de Vence: culminación de una vida
La exposición muestra diversas temáticas y medios de expresión con los que Matisse desarrolla su faceta artística a lo largo de los últimos años en su «segunda vida» al considerarse «resucitado» después de la intervención quirúrgica intestinal de 1941. Pero la muestra pone un especial énfasis en una de las obras más relevantes de su última etapa artística: la Capilla del Rosario en Vence, en la Costa Azul. Un proyecto unitario que le lleva a participar en el desarrollo arquitectónico, en su decoración e incluso en el diseño de crucifijos o casullas.
"Para mí, esta capilla es la culminación de toda una vida de trabajo y la floración de un esfuerzo enorme, sincero y difícil. […] De esta expresión del sentimiento humano […] quedará una parte viva, capaz de reunir el pasado con el futuro de la tradición plástica"
Completan la exposición un vídeo sobre esta capilla y una serie de fotografías que perteneció a su autora Helène Adant y que sirvió para ilustrar en 1951 «La Capilla del Rosario de las Dominicas de Vence» el libro de Matisse sobre esta obra de la cual reconoce: «Para mí, esta capilla es la culminación de toda una vida de trabajo y la floración de un esfuerzo enorme, sincero y difícil. […] De esta expresión del sentimiento humano […] quedará una parte viva, capaz de reunir el pasado con el futuro de la tradición plástica», una obra que será admirada por el mismo arquitecto Le Corbusier, quien en una carta le agradece su coraje mostrado en esta capilla, así como su capacidad para hacer la vida más bella.
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