¿Anticonceptivos o inmigrantes? Los obispos de EEUU lo tienen claro
Relajan la prioridad que dan a la inmigración y potencian la libertad religiosa
Cupich y Tobin se resisten al cambio de enfoque de los reaccionarios anti-Francisco
Los obispos estadounidenses se preocuparán de los anticonceptivos y el matrimonio homosexual a costa de las víctimas de la crisis migratoria. Esto es lo que desprende de su voto este jueves para establecer un Comité Permanente sobre la Libertad Religiosa, a la vez que relajan la prioridad que darán a los inmigrantes al mantener el carácter temporal de su grupo de trabajo sobre la inmigración.
William Lori, el arzobispo de Baltimore y presidente del hasta aquí comité ad hoc sobre la libertad religiosa, presentó ante los demás prelados estadounidenses una moción para convertir a dicho comité en un organismo fijo. Lori afirmó que, aunque el presidente Trump esté a punto de derogar el llamado "mandato anticonceptivo" en el sistema de salud pública diseñado por Barack Obama -principal punto de contención entre la Iglesia y la administración del demócrata- "la libertad religiosa permanece en peligro" en el país, amenaza "que puede intensificarse en los próximos años".
"Vislumbramos el fin" de la lucha contra el mandato, prosiguió Loro, "pero la victoria no está asegurada. Debemos mantener ese rumbo para asegurarnos de que esta carga pesada sobre nuestro ministerio se levante". Aún en el caso de que las nuevas regulaciones sobre la sanidad propuestas por Trump se lleguen a implementar, explicó, "pueden ser solo un respiro temporal". Argumento para sostener el cual citó a las tensiones continuadas sobre el matrimonio homosexual o un nuevo mandato que exige a los hospitales católicos a realizar operaciones de cambio de sexo.
La moción de Lori de convertir el comité sobre la libertad religiosa en permanente se aprobó, finalmente, con 132 votos a favor y 53 en contra. Entre las voces de oposición a la medida hubo las de tres de los más influyentes nombramientos del Papa Francisco a la Iglesia estadounidense: la de Christopher Coyne, obispo de Burlington en Vermont, y las de los cardenales Blase Cupich y Joseph Tobin. Una prueba más de que el episcopado de EEUU -bajo el liderazgo de cardenal de Houston, Daniel DiNardo, y el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez- continúa plantándose ante la reformas de Francisco.
El obispo Coyne, por su parte, observó que el cambio de prioridades es cuestión de la "óptica": de que el giro con el que se alejan de los inmigrantes para acercarse a cuestiones de la libertad religiosa manda el mensaje equivocado. Crítica compartida por el cardenal Tobin, quien añadió que el hecho de que el nuevo comité se establezca justo ahora "es muy desafortunado", ya que la crisis de los inmigrantes "se está recrudeciendo día tras día".
Es más, como también observó el arzobispo de Newark, la Conferencia Episcopal de los EEUU ya cuenta con mecanismos suficientes como para defender la libertad religiosa a escala tanto nacional como internacional, por lo que afirmó "no (estar) convencido de que haya necesidad en este momento para establecer el comité".
Cupich, a su vez, objetó que el nuevo comité permanente ni siquiera cuenta con una financiación estable, dado que desde su comienzo en 2011 se ha sufragado con donativos que pueden agotarse en cualquier momento, convirtiéndose entonces en una carga para la Conferencia.
Pero lo importante de este debate no lo expresó ni Coyne ni Tobin ni Cupich, sino el propio Lori, principal defensor del nuevo comité, el cual se ha hecho necesario, a su juicio, puesto que "la mera idea de la libertad religiosa y sus raíces en la naturaleza humana está siendo cuestionada" en la sociedad actual.
Pero, ¿no está la naturaleza humana "siendo cuestionada" tanto, o más, en la tragedia de que los millones de personas desplazadas forzosamente alrededor del mundo no encuentren lugar para emprender una nueva vida? Al menos si consiguen entrar en EEUU -posibilidad que se hace más pequeña cada día- puede que no tengan que sufrir la ofensa de tener acceso a anticonceptivos, de ver un matrimonio gay o de toparse con una persona transgénero.
Ampliación: El cardenal DiNardo acaba de anunciar que el mandato del grupo de trabajo sobre la inmigración será "extendido" por un tiempo no determinado. Aun así, la crítica sigue siendo valida: ¿por qué otorgar el estatus de "comisión" y "permanente" al comité sobre la libertad religiosa, y denegarlo al "grupo de trabajo" sobre la inmigración?
Cupich y Tobin se resisten al cambio de enfoque de los reaccionarios anti-Francisco
Los obispos estadounidenses se preocuparán de los anticonceptivos y el matrimonio homosexual a costa de las víctimas de la crisis migratoria. Esto es lo que desprende de su voto este jueves para establecer un Comité Permanente sobre la Libertad Religiosa, a la vez que relajan la prioridad que darán a los inmigrantes al mantener el carácter temporal de su grupo de trabajo sobre la inmigración.
William Lori, el arzobispo de Baltimore y presidente del hasta aquí comité ad hoc sobre la libertad religiosa, presentó ante los demás prelados estadounidenses una moción para convertir a dicho comité en un organismo fijo. Lori afirmó que, aunque el presidente Trump esté a punto de derogar el llamado "mandato anticonceptivo" en el sistema de salud pública diseñado por Barack Obama -principal punto de contención entre la Iglesia y la administración del demócrata- "la libertad religiosa permanece en peligro" en el país, amenaza "que puede intensificarse en los próximos años".
"Vislumbramos el fin" de la lucha contra el mandato, prosiguió Loro, "pero la victoria no está asegurada. Debemos mantener ese rumbo para asegurarnos de que esta carga pesada sobre nuestro ministerio se levante". Aún en el caso de que las nuevas regulaciones sobre la sanidad propuestas por Trump se lleguen a implementar, explicó, "pueden ser solo un respiro temporal". Argumento para sostener el cual citó a las tensiones continuadas sobre el matrimonio homosexual o un nuevo mandato que exige a los hospitales católicos a realizar operaciones de cambio de sexo.
La moción de Lori de convertir el comité sobre la libertad religiosa en permanente se aprobó, finalmente, con 132 votos a favor y 53 en contra. Entre las voces de oposición a la medida hubo las de tres de los más influyentes nombramientos del Papa Francisco a la Iglesia estadounidense: la de Christopher Coyne, obispo de Burlington en Vermont, y las de los cardenales Blase Cupich y Joseph Tobin. Una prueba más de que el episcopado de EEUU -bajo el liderazgo de cardenal de Houston, Daniel DiNardo, y el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez- continúa plantándose ante la reformas de Francisco.
El obispo Coyne, por su parte, observó que el cambio de prioridades es cuestión de la "óptica": de que el giro con el que se alejan de los inmigrantes para acercarse a cuestiones de la libertad religiosa manda el mensaje equivocado. Crítica compartida por el cardenal Tobin, quien añadió que el hecho de que el nuevo comité se establezca justo ahora "es muy desafortunado", ya que la crisis de los inmigrantes "se está recrudeciendo día tras día".
Es más, como también observó el arzobispo de Newark, la Conferencia Episcopal de los EEUU ya cuenta con mecanismos suficientes como para defender la libertad religiosa a escala tanto nacional como internacional, por lo que afirmó "no (estar) convencido de que haya necesidad en este momento para establecer el comité".
Cupich, a su vez, objetó que el nuevo comité permanente ni siquiera cuenta con una financiación estable, dado que desde su comienzo en 2011 se ha sufragado con donativos que pueden agotarse en cualquier momento, convirtiéndose entonces en una carga para la Conferencia.
Pero lo importante de este debate no lo expresó ni Coyne ni Tobin ni Cupich, sino el propio Lori, principal defensor del nuevo comité, el cual se ha hecho necesario, a su juicio, puesto que "la mera idea de la libertad religiosa y sus raíces en la naturaleza humana está siendo cuestionada" en la sociedad actual.
Pero, ¿no está la naturaleza humana "siendo cuestionada" tanto, o más, en la tragedia de que los millones de personas desplazadas forzosamente alrededor del mundo no encuentren lugar para emprender una nueva vida? Al menos si consiguen entrar en EEUU -posibilidad que se hace más pequeña cada día- puede que no tengan que sufrir la ofensa de tener acceso a anticonceptivos, de ver un matrimonio gay o de toparse con una persona transgénero.
Ampliación: El cardenal DiNardo acaba de anunciar que el mandato del grupo de trabajo sobre la inmigración será "extendido" por un tiempo no determinado. Aun así, la crítica sigue siendo valida: ¿por qué otorgar el estatus de "comisión" y "permanente" al comité sobre la libertad religiosa, y denegarlo al "grupo de trabajo" sobre la inmigración?