Encuentro con el teólogo Wilhelm Danca en la Tribuna Joan Carrera El profesor Danca cree que “la Iglesia Ortodoxa Rusa no hará nada para parar la guerra fratricida en Ucrania”

El pasado martes 14 de junio, participé en Barcelona en un almuerzo coloquio con el teólogo Wilhelm Danca, un acto organizado por la Tribuna Joan Carrera. 

La Tribuna Joan Carrera, en memoria del que fue obispo auxiliar de Barcelona, es una iniciativa conjunta del Grup Sant Jordi de Defensa i Promoció dels Drets Humans y el diario El Punt Avui.

En esta segunda edición, la Tribuna Joan Carrera ha recibió el apoyo de un amplio abanico de entidades e instituciones eclesiales, adheridas a la Tribuna como convocantes: Animaset, el Consell de Laics dels Caputxins de Catalunya, Cristianisme al segle XXI, Cristianisme i Justícia, Equips de Pastoral de la Política i la Comunicació, Fundació Catalunya Religió, Fundació Centesimus Annus, Fundació Escola Cristiana de Catalunya, Fundació Joan Maragall, Fundació Pere Tarrés, Grup Sant Jordi de Promoció i Defensa dels Drets Humans, Justícia i Pau, Lliga Espiritual de la Mare de Déu de Montserrat, Santa Anna-Hospital de Campanya o la Unió de Religiosos de Catalunya. La última institución que se ha adherido a la Tribuna Joan Carrera, es el Grup Cristià del Dissabte, del País Valenciano.

Wilhelm Danca, filósofo y teólogo, decano de la Facultad de Teología de Bucarest, habló en este almuerzo coloquio, sobre “El factor religioso en la guerra de Ucrania”, un conflicto bélico qu ya dura casi cuatro meses, y donde el hecho religioso está jugando un papel determinante. 

Wilhelm Danca es profesor de Teología Fundamental de la Facultad Católica de Teología de la Universidad de Bucarest y vicerrector de la catedral San José de la misma ciudad. Fue rector del Instituto Católico de Iassy y rector del Instituto Católico de Bucarest. Además es miembro de la Academia de Rumanía y de la Academia Europea de las Ciencias y las Artes.

El objetivo de la Tribuna Joan Carrera, es analizar la situación actual del cristianismo en Europa y en el mundo, como hecho religioso, difundir las experiencias de diálogo, comunicación y participación social y en definitiva, potenciar la presencia del hecho religioso en la sociedad catalana.  

El almuerzo coloquio con el profesor Wilhelm Danca, comenzó con unas palabras de Pere Fàbregues, presidente del Grup Sant Jordi de Defensa i Promoció dels Drets Humans, que dio la bienvenida al profesor Danca y al centenar de participantes en este encuentro, haciendo una mención especial a los dos representantes del Grup Cristià del Dissabte que participaban en la Tribuna por primera vez. 

Entre los presentes en este acto había los periodistas Jordi Pacheco, Mireia Rourera y Vicenç Lozano, el marista Lluís Serra, los sacerdotes Josep Mª Turull, Peio Sánchez y Xavier Morlans, estos dos últimos de la iglesia de Santa Anna-Hospital de Campanya, el presidente de la Lliga Espiritual de la Mare de Déu de Montserrat, Carles Armengol (y una buena representación de la junta de la Lliga), el capuchino Eduard Rey, presidente de la Unió de Religiosos de Catalunya, el exdirector de Asuntos Religiosos de la Generalitat, Marcel Joan, el Sr. Miquel Esquirol y su hijo, el filósofo Josep Mª Esquirol, Ignasi Garcia Clavel, el jesuita Enric Puig.

Uno de los objetivos de la Tribuna Joan Carrera, es recoger las inquietudes de la trayectoria de este querido obispo, que falleció el 2008, y actualizarlas, y también, como he dicho antes, difundir las experiencias de diálogo, comunicación y participación social y política, que, desde el humanismo cristiano, pueden impulsar nuevas propuestas en Cataluña. 

El profesor y sacerdote, Joan Torra, decano de la Facultad de Teología de Catalunya, hizo la presentación del profesor Danca, quien seguidamente inició su conferencia, poniendo sobre la mesa el aspecto del “homo sovieticus e homo religiosus”. Como dijo el conferenciante, el objetivo de la antigua URSS fue “erradicar la religión” para crear un “mundo sin Dios”. Se trataba de anular “el sentido del sagrado arrancar las raíces cristianas de los rusos”.

Con la Perestroika, según dijo el profesor Danca, “fueron numerosos los bautizos, aunque no por razón de fe sino como afirmación de la pertinencia a la comunidad nacional”. El profesor Danca habló de la Iglesia Ortodoxa, “dividida entre conservadores  y reformadores”. Con la disolución de la URSS, “la Iglesia rusa se ha vuelto cada vez más conservadora”. Por eso “la Iglesia rusa ve peligros por todas partes, que amenazan su integridad nacional”, unos peligros que según la Iglesia rusa provienen “de los grupos judeo- masónicos, de las Iglesias y congregaciones católicas, pero también de movimientos y comunidades musulmanas”. 

Según el profesor Danca, “la fusión entre los objetivos de los partidos de extrema-derecha o izquierda y los intereses de la Iglesia Ortodoxa Rusa, ha provocado un intento de substituir el marxismo por el ortodoxismo”.  Por eso los discursos de Putin y del patriarca Cirilo, “son una prueba de que la ortodoxia se ha convertido en ortodoxismo nacionalista, es decir ha caído en ideología”.

Por otra parte, según el profesor Danca, “la brecha entre la Iglesia rusa y el pueblo ruso, cada vez es mayor y por eso la indiferencia religiosa ha alcanzado sus niveles máximos”. Así, “alrededor del 60% de los rusos se bautizan, pero la práctica religiosa no supera el 2%. Rusia está mucho más secularizada que Alemania o Italia”. Muchos jóvenes e intelectuales, como dice el profesor Danca, “se alejan de la Iglesia o son alejados de la Iglesia por los obispos y sacerdotes conservadores que apoyan el “ortodoxismo” ruso rígido y la guerra contra Ucrania”. Por eso, “próximamente parecerá que el homo sovieticus quiere ser invictus o muy difícil de ganar”.

Según el profesor Dnca, “la situación e Ucrania es ligeramente diferente. Según una encuesta de 2019, el 62,3% son ortodoxos, el 9,5% greco-católicos, el1,5% protestantes, el 1,2% católicos romanos, el 8,9% cristianos sin confesión, el 15,2% sin religión y el 0,6% de otras religiones, como musulmanes, judíos o budistas”.

Por lo que se refiere a la relación entre la Iglesia y el Estado, “en la antigua URSS, el estado prohibió la actividad de la Iglesia en el espacio público. La vida de la Iglesia se limitaba al espacio litúrgico. La Iglesia estaba, y está, controlada institucionalmente y se subordina a los intereses del régimen”. Por otra parte, “a medida que se acercaba la Segunda Guerra Mundial, los bolcheviques se reconciliaron parcialmente con la Iglesia Ortodoxa” y “los políticos soviéticos reconocieron de facto que la Iglesia Ortodoxa era una parte integral del régimen” y desde el 1943, “la Iglesia de Moscú asumió el rol de “protectora” de la ortodoxia en los Balcanes y en el Próximo Oriente, en competición con el Patriarcado de Constantinopla”. Además, “el Patriarcado de Moscú se unió al poder soviético en la campaña para reducir la influencia del Vaticano en las Iglesias católicas de la URSS, especialmente en Ucrania”.

Así, entre 1944 y 1946, “el Patriarcado de Moscú entró en Ucrania con la ayuda de las tropas soviéticas e ilegalizó la Iglesia Greco-católica, con la intención de integrarla a la Iglesia Ortodoxa Rusa, con el objetivo de consolidar el poder del estado soviético”. 

Ahora, “treinta años después de la disolución de la URSS, el panorama eclesial de las antiguas repúblicas soviéticas es diferente, en el sentido de que ya no hay iglesias suprimidas. Éstas han sido refundadas, pero han aparecido rupturas  dentro de las Iglesias integradas, como en Ucrania y en la República de Moldavia, donde cada uno de los países tiene diversas Iglesias Ortodoxas”. Así, por ejemplo, “en Ucrania hay tres Iglesias: la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, con el Patriarcado en Kiev; la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, con el Patriarcado en Moscú, que recientemente decidió romper el vínculo con la Iglesia Ortodoxa Rusa y finalmente una Iglesia Ortodoxa Ucraniana Autocéfala, con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla”.

El profesor Danca habló también de “el Patriarcado de Moscú, en conflicto canónico con el Patriarcado Ecuménico”, cuando “el 5 de enero de 2019, el patriarca ecuménico Bartolomé, firmó el “Tomos”, el documento patriarcal que reconoce la autocefalia de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania”. Por eso el 2 de diciembre de 2018, veintisiete años después del referéndum de independencia de Ucrania, el presidente ucraniano, “Poroshenko, destacó que el “Tomos” de autocefalia, representa una declaración de Ucrania a nivel geopolítico”. Por eso el presidente Poroshenko, dijo: “Hasta ahora homos estado con Moscú, a partir de ahora estaremos con Europa”.    

El profesor Danca habló también del “síndrome de Caín y el síndrome de Estocolmo”. Como dijo Wilhelm Danca, “en el conflicto de Ucrania, la prioridad no es la religión o la teología, sino el poder político y militar”, ya que “la religión se utiliza como arma ideológica”. El profesor Danca nos decía que “podemos hablar en casos come éste, del síndrome de Caín”. Y es que “Rusia y Ucrania son semejantes a Caín y Abel”, ya que “el hermano mayor lamenta el hundimiento de la URSS, en la cual la ideología dominante era el marxismo. Por eso lo substituyó por la “Santa Rusia”, done la ideología es el ortodoxismo, amenazado por dos peligros, el primero, la influencia negativa de los no-valores derivados del Occidente decadente” y “el segundo sería la fragmentación o pérdida total de los territorios canónicos de la Iglesia Rusa”. 

Cabe destacar, según el profesor Danca, que “el Patriarca Cirilo se hizo involucrar en la preparación de la guerra, apoyando a la ortodoxia nacionalista como nueva ideología”.

El profesor Danca acabó su conferencia afirmando que “se han de respetar las aspiraciones de Ucrania a la integridad territorial y al autonomía política y religiosa. Así y todo, “el síndrome de Caín del poder político de Rusia y el síndrome de Estocolmo del poder religioso moscovita” llevan a creer, según el profesor Danca, “que entraremos en una guerra usuraria de larga duración”. Por otra parte, el profesor Danca cree que “la Iglesia Ortodoxa Rusa no hará nada para parar esta guerra fratricida”.   

Después de la exposición del profesor Danca, hubo un interesante coloquio, moderado por Meritxell Joan, entre los participantes y el conferenciante. 

Él ciclo de encuentros (tres o cuatro cada año) contará próximamente con la presencia de Antonio Spadaro, jesuita y teólogo, director de la revista La Civiltà Cattolica; Elisabetta Piqué, teóloga, biógrafa del papa; los abades de Montserrat y de Poblet, Manel Gasch y Octavi Vilà; la abadesa de Sant Benet de Montserrat, Mª del Mar Albajar; Nathalie Bequart, subsecretaria del Sínodo de los Obispos; Jolanta Kafka, claretiana y superiora de la Unión Internacional de Religiosas o el cardenal Luis Antonio Tagle, Presidente de Cáritas Internacional. 

Cabe recordar que esta segunda edición de la Tribuna Joan Carrera, estuvo precedida por el encuentro con el cardenal Cristóbal López, el pasado 25 de marzo.  

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