Ser Misionero del Sagrado Corazón se traduce en una opción vital por el camino de la compasión.
La compasión es la capacidad de ponerte en el lugar del otro no para imponer sino para acompañar al otro en su proceso personal.
Ser compasivo no significa aceptar y dar por bueno todo lo que el otro dice, piensa o hace. Más bien la compasión pasa por la búsqueda fiel y sincera de la Verdad
No soy compasivo cuando permito que te autodestruyas.
No soy compasivo cuando acepto que te estés hundiendo o equivocando.
El camino de la compasión es un camino de cercanía, de ternura, de empatía, de respeto y solidaridad... pero es un camino también de exigencia y valentía para atravesar juntos por el error o la debilidad manteniéndonos fieles a la búsqueda de lo que es Bueno, Verdadero y Bello.
Decir que estás en planteamientos equivocados o que estás tomando caminos que te autodestruyen no es falta de compasión....es falta de valentía o miedo a perder una amistad o a que otro te pueda rechazar.
Ser compasivo es ponerse del lado de lo Bueno, lo Bello y lo Verdadero y ser capaces de acompañar hacia allí desde la ternura y la delicadeza.