Hoy la Iglesia celebra la memoria de un diácono que la tradición lo hace nacer en la Villa Tarraconensis (Hispania romana) mártir de la Iglesia primitiva que ofreció su vida en la persecución del emperador Valeriano en el siglo III.
Diácono con un cuidado de los más pobres y desfavorecidos ejemplar. A él se atribuye aquel hermoso episodio en el que el emperador, sediento de riquezas, quería apropiarse también de los bienes de la comunidad cristiana. El emperador dio tres días a San Lorenzo para que le trajera las riquezas de la Iglesia. San Lorenzo regresó con el emperador, acompañado por una multitud de pobres, leprosos, lisiados y enfermos, y le dijo: “He aquí, emperador, los verdaderos tesoros de la Iglesia.”
En la liturgia tiene el grado de fiesta litúrgica por lo que tras el acto penitencial hemos recitado el “Gloria”.
Con lecturas propias que todas nos hablan de la opción por los más pequeños y desfavorecidos. Escuchábamos de mano de San Pablo a la comunidad de Corinto: “El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará.”
¿Qué sembramos nosotros en los pequeños detalles diarios? ¿Somos sembradores de alegría, de solidaridad, de esperanza, de respeto, de justicia? Según lo que sembremos así cosecharemos…
Damos gracias al Señor por el testimonio y estímulo de la vida de San Lorenzo y pedimos su intercesión!