Profecías filosóficas (1)

Si entendiéramos completamente las razones del comportamiento de otras personas, todo tendría sentido. (Sigmund Freud)


Todos debemos pensar, que es cosa distinta a pensar igual. La Filosofía vuelve reforzada a las aulas, y se convierte en asignatura obligatoria en tres cursos.

La filosofía enseña a pensar, a escudriñar la realidad desde un punto de vista crítico. La filosofía es la ciencia más subversiva del plan de estudios y ayuda a superar la mediocridad imperante.

Cuando se estudia Historia de la Filosofía se está estudiando a las mentes más agudas y perspicaces de cada época. Si alguien se pregunta para qué sirve la filosofía, hoy podría ser contestado de esta forma. Marx, Nietzsche y Freud fueron profetas o adivinos en su época de la realidad presente. Uno porque cuestionó el orden social y económico del capitalismo, otro porque trató de superar y crear una alternativa a la tradición moral cristiana, el último porque puso de manifiesto la preponderancia de la subjetividad y las emociones sobre la razón objetiva o el pensamiento racional. Estudiar a los tres nos sitúa en la comprensión de nuestra realidad presente.

Marx anticipó el análisis histórico-político y la preponderancia en occidente de ese socialismo (light) llamado socialdemocracia, que hoy hace prevalecer la igualdad a la justicia social (bastante conseguida). Nietzsche anticipó la secularización de una cultura que ha recluido a Dios a la vida estrictamente privada cual tabú sexual de antaño. Freud anticipó el individualismo cultural (y consumista) del ser humano hoy de moda, el condicionado esencialmente por sus emociones.

Los tres han influido decisivamente desde la filosofía a que el ser humano contemporáneo sea de forma destacada: sensible con su entorno, vital en su acción y subjetivo en su análisis.

Para qué sirve pues estudiar filosofía. Sirve para entender el trasfondo de la realidad, la propia y la ajena. Y más le vale a uno tener una buena base filosófica para tomar decisiones y posiciones realistas y acertadas.

Lo más difícil de una filosofía (y cada uno tiene la suya), es mantener una coherencia entre vida y pensamiento. Si no lo conseguimos, nuestra filosofía no es convincente. Podremos pensar algo nuevo, pero no algo auténtico por exigente, y por tanto real.

Pues bien, veamos si eso se cumple en los tres grandes genios de la filosofía más influyentes hoy día.

La cultura contemporánea es el compendio de tres pensamientos provenientes de tres mentes brillantes, las de Marx, Nietzsche y Freud, las cuales se anticiparon proféticamente al futuro. Los tres partían de una premisa común, eran ateos. Los tres aspiraban de forma megalómana a superar el judeo-cristianismo. Los tres fueron conscientes de que en su época la civilización occidental alcanzaba su zénit gracias a un progreso científico y tecnológico imparables. Sin embargo, los tres acabaron temiendo el devenir de la historia pos-cristiana porque eran conscientes de los riesgos que acarrearía construir una nueva idea de sociedad, de moral, y de persona. Los tres asumieron la construcción teórica de estas realidades en una Edad ya pos-cristiana.

Cuando Marx analiza desde un punto de vista materialista la realidad comunitaria pues para él la realidad personal o individual es secundaria, detecta las desigualdades sociales y hace una crítica al capitalismo basándose especialmente en las relaciones de servidumbre y esclavitud que los seres humanos han mantenido unos con otros a lo largo de la historia. Él parte de una compleja teoría. El robo por parte de unos hombres a otros de la plusvalía del trabajo. Para poner remedio a ello, propone el socialismo como modelo alternativo al capitalismo. La abolición de la propiedad es el remedio frente a la desigualdad. Para garantizarla justifica la existencia de un Estado totalitario. PROBLEMAS: su materialismo reduce al ser humano a la condición de ser meramente un factor económico. Su dimensión individual (y espiritual) es irrelevante y potencialmente anti-revolucionaria, por eso el marxismo es represivo en materia de derechos y libertades. El marxismo rechaza pasiones intrínsecas de la naturaleza humana como la codicia y la avaricia materiales, o esa búsqueda de plenitud espiritual y ese deseo de prosperar que está unido inexorablemente al acceso a la propiedad privada. Para superar estas pasiones tan humanas el marxismo exige una especie de ascesis religiosa que con carácter general sus líderes nunca han tenido, pero que imponían a los demás.

Para Nietzsche, el ser humano emancipado definitivamente de Dios, necesita llenar el vacío que antes llenaba la religión, el de dar sentido a la vida y la muerte, y el de establecer un código moral. Nietzsche otorgó valor y vitalidad a la experiencia humana como nunca se había hecho después de la cultura clásica greco-latina. Para Nietzsche la realidad radical era personal (o sea integral, material y moral). El fin de la vida era que el ser humano debía explicarse y justificarse a sí mismo. Superar el sufrimiento y trascender la banalidad eran las metas del nuevo hombre, del nuevo super-hombre. Para Nietzsche vivir era algo así como tirar del carro de la vida con toda la dignidad posible. PROBLEMAS: su intento de buscar un sustitutivo filosófico para la religión acabó llevándole a constantes contradicciones. Su código moral fue una obra inacabada. Al igual que Marx, rechazaba aspectos intrínsecos a la condición humana, en este caso la compasión, pues como radical anticristiano sentía que en la nueva moral ésta no tenía cabida pues la compasión era una moral para débiles (una moral cristiana), y la debilidad no debía acompañar al Hombre pos-cristiano.

Freud es el pensador del subjetivismo y las emociones. Para Freud la realidad radical es la individual y mental o psicológica. Para Freud el sentido de la vida radicaba en entender cómo dentro de nosotros interactúan tres tipejos. Un tipejo impulsivo (el ELLO o inconsciente) del que surgen los miedos y las pulsiones (sexual y destructiva). Un tipejo autoritario o moralista (el SUPER YO) del que surgen los prejuicios culturales o morales y; un tipejo corriente y en cierta forma gestor de los otros dos (el YO) atado siempre a la realidad consciente. PROBLEMAS: Freud desprecia la realidad social y personal del ser humano al que considera desintegrado, incapacitado para trascender, un ser humano traumatizado con su pasado, un enfermo mental en esencia y un objeto de terapia.

Qué es lo inquietante de estos tres grandes filósofos. QUE LOS TRES NO VIVIERON COMO PENSABAN O NO VIVIERON LO QUE PENSABAN.

Marx vivió toda su vida del sablazo a amigos como Engels (hijo de un rico industrial) y a su mujer (aristócrata y rica heredera). Mandaba trabajar a sus hijos mientras él gastaba en vicios (padecía dolores terribles debido a la sífilis) o se abandonaba tanto al alcohol y a la desidia como a su obra. Terminó su vida viviendo plácidamente como un burgués londinense y pudo permitirse hasta invertir en Bolsa. Murió como nació (en el seno de la burguesía acomodada), y no murió ni vivió como pensó (como un trabajador. Heredó de su padre el carácter rebelde y revolucionario. Su padre, abogado judío, vivió resentido porque la aristócrata y cristiana élite prusiana dificultaba la ascensión social de los judíos. Se mete en constantes problemas políticos y su economía sale mal parada. Marx hereda estos caracteres y da un pelotazo matrimonial, casándose con una aristócrata con posibles económicos. Los prusianos le expulsan y persiguen policialmente y es testigo de que la Europa de 1848 aún no está madura para su revolución porque aún ésta es burguesa (es decir sólo es política no es económica). Marx vivió con grandes escrúpulos morales tras el fallecimiento de tres de sus siete hijos (los que le sobrevivieron muchos se suicidaron), y posiblemente también por haberle encasquetado a Engels (que asintió) otro para salvar su matrimonio (y herencia) y que tuvo con su criada en ausencia de su mujer, que andaba en Alemania a la búsqueda de la herencia que les sacaría de la pobreza.

Nietzsche vivió de sus clases y sus obras y gozó intensamente de su gran pasión, la ópera. Recorrió Europa y sufrió el desamor. Llevó una vida intensa. Nació en una familia cuyo padre era pastor protestante y con el que mantuvo muy buena relación. Su padre fue bueno con él, pero murió joven. Nietzsche nunca pudo asumirlo y pierde la Fe cuando se preparaba para ser pastor. La pérdida de su padre supuso una declaración de guerra a Dios y una enorme decepción para su madre y hermana que le querían pastor. Tanta vitalidad e intensidad puso en su vida, que muere loco y cuidado por su hermana, que es la directa responsable de que su obra fuera manipulada por los nazis.

Freud llevó siempre una vida de burgués liberal (común entre judíos austríacos). Aunque su familia pasó apuros económicos en un principio, él gozó siempre de un trato de favor por mostrar aptitudes de genialidad ya desde niño. Tuvo una buena relación con su padre. Él fue afortunado en su biografía afectiva. Desde esa superioridad tendía a considerar a los demás como pacientes patológicos (incluso a discípulos tan eminentes como pensadores como Jung) y, por tanto, inferiores. El Psicoanálisis se convirtió en una especie de Cabalá que obtiene una formidable difusión, porque Freud toca un aspecto muy sensible en la modernidad, la represión sexual, pues comenzaba la Revolución sexual.

Los tres grandes filósofos, y esto es lo más inquietante y silenciado de su trabajo, no fueron optimistas con el futuro de la humanidad tras ellos.

Marx moriría con terribles remordimientos de conciencia. Nietzsche moriría inmerso en una locura que vaticinaba la mediocridad ad-viniente de una sociedad secularizada y entregada a la comodidad (adiós al deber de trascendencia del nuevo Hombre). Freud moriría con terribles dolores (sobredosis de morfina) por un terrible cáncer de mandíbula o carcinoma que contrajo pues era un fumador empedernido. No supo controlar una pulsión sencilla relativamente de remediar, el tabaquismo. Decía que fumar era un acto tan placentero como la masturbación (o la masturbación misma).

Estos genios crearon una nueva filosofía para una nueva Humanidad, y sin embargo tuvieron una mala muerte y no fueron optimistas con el futuro de la humanidad.

Entonces algo pasa y algo no encaja. Habrá que volver a empezar desde el principio.

“Una vida sin examen no merece la pena ser vivida” (Sócrates).
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