No es tesis doctoral todo lo que reluce
Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos (Abraham Lincoln)
Detrás de la noticia sobre el escándalo hay una jugosa realidad sociológica. Cómo entendemos la moral pública hoy y cómo podemos explicar tanto envilecimiento moral en nuestra sociedad y clase política.
El puritanismo es ese grandilocuente rigorismo moral, de origen protestante, que impone rigor moral en la vida pública, pero que descubre laxitud moral en la vida privada. El puritanismo es Pos-verdad moral, mentira revestida de verdad.
La esquizofrenia moral que surge de tener una doble vida, el puritanismo tradicional lo pretendía resolver enfatizando vistosamente su rigorismo en público y aportando buenas dosis de aparente auto-desprecio personal en privado (en realidad es narcisismo moral).
Se dice de los puritanos oficiales que es gente que tolera mal la felicidad ajena. El problema del puritanismo moderno es el mismo que tenía el tradicional, el rechazo a la naturaleza humana, que es tan proclive al bien como al mal, que aglutina virtud y corrupción. En suma, el rechazo a la realidad de la naturaleza humana.
Juan Manuel de Prada, que para mí en su cualidad de intelectual católico es el que mejor ha analizado este puritanismo moral que se extiende como una epidemia en nuestra sociedad, y que tiene raíces en la cultura protestante, dice acertadamente: El puritanismo es el vicio disfrazado con las plumas de pavo real de la virtud.
En la cultura católica siempre se ha admitido la culpa y la posibilidad de redimirse a través del perdón y la reparación. En la cultura protestante, donde nace y se gesta el capitalismo que conocemos hoy y que es el artífice de este nuevo patrón moral, no se admite la culpa (sí el arrepentimiento) ni la necesidad del perdón, ni tampoco la reparación. Si te equivocas debes asumir hasta las últimas consecuencias, te caes como Lehman Brothers.
Admitir el arrepentimiento y la culpa no son lo mismo. Para admitir el arrepentimiento uno debe exponer sus vergüenzas en público. Para admitir la culpa uno debe admitir sus vergüenzas en público y en privado, incorporarlas al conocimiento de sí mismo, y debe reparar el daño ocasionado pidiendo y recibiendo el perdón de los otros.
La admisión de la culpa en privado supone admitir que no estamos justificados, que hay una parte buena y mala en todos nosotros, y que cargamos con ambas a golpe de trabajo personal, decepciones y satisfacciones.
El que se justifica parte de una superioridad moral de tipo paulino: "Andaba equivocado pero caí del caballo y vi la luz…y ya nada volvió a ser igual". ¿Qué nada volvió a ser igual? Seguiste arrastrando tus defectos y sobre todo tu inclinación a ellos.
Puede haber muchos católicos que actúan como protestantes sin saberlo. Pero también he conocido protestantes que actúan como católicos, también sin saberlo. Lo decisivo para entender estas sutilezas morales radica en analizar la imagen que tenemos de nosotros mismos, ¿realista o idealista?
El que posee una imagen realista de sí mismo suele llevarse bien consigo mismo. Se conoce bien a sí mismo, tiene en cuenta sus limitaciones y por eso mismo suele ser tolerante con las limitaciones de los demás, pues nadie puede pedir a otros lo que así mismo no se pide. Su autenticidad es muy natural porque ha sido capaz de integrar con afecto e inteligencia sus defectos y cualidades. Es un trabajo de por vida, uno de los más exigentes y bonitos con el fin de adquirir una sabrosa madurez (o sabiduría) de la que uno disfruta y los que tiene alrededor también.
El puritano siempre pone el nivel de exigencia moral muy alto. Se pavonea de forma grandilocuente en su rechazo de la corrupción, pero se lleva mal consigo mismo. No tolera que los demás le indiquen sus contradicciones, y mucho menos que le bajen del púlpito, porque es muy celoso guardián de una falsa auto-estima basada en su arrogante superioridad moral.
Pues ayer asistimos a lo que realmente es interesante y tiene relación con lo expuesto.
¿La Tesis doctoral de nuestro "presi" es original, transparente y merecedora de la máxima valoración? Seguramente no porque parece que es bastante mediocre, pero eso no es lo importante.
¿Debe dimitir pues los hechos son graves? Él sabrá, pues no se ha cansado de apelar siempre a la responsabilidad política.
¿Es lo más importante observar la lamentable facilidad con la que con un carnet del PP o del PSOE, o de cualquier otro partido, obtienes un título universitario? Al menos para mí, tampoco.
Lo verdaderamente importante para mí ha sido que nuestro "presi" ha mostrado su verdadero carácter perdiendo ayer los papeles frente a Rivera.
Nuestros jóvenes líderes políticos compiten entre sí por ocultar no sus títulos falsamente obtenidos, sino sus enormes complejos y esencias de analfabetos académicos. Porque lo son. Cuando uno se ha tirado en la sede de un partido buena parte de sus años de formación y estudio, se acaba siendo un analfabeto académico.
Siempre me ha hecho mucha gracia el que la sociedad demande que sean los jóvenes mejor preparados de la Historia de España los que lleven las riendas del país. Pues aquí los tenemos. Con su notable fachada y oratoria han asaltado por detrás y penetrado sin escrúpulos, el negro agujero de la ignorancia de una sociedad entregada al culto de la apariencia y al olvido de sus raíces morales.
Resultará muy difícil echarles, porque no sabrían ganarse la vida de otra forma. En buena parte, los españoles nos merecemos los políticos que tenemos. Pero soy optimista, y dado que, gracias a los puritanos, el nivel de exigencia moral se ha elevado tanto…podemos empezar a homologarnos con países con mejores líderes que nosotros.
Rivera se ha marcado un buen tanto por su audacia y realismo socrático, quizás ser hijo en una familia charnega y currante tenga que ver algo con ello. Probablemente pasó menos tiempo que los otros tres en la sede del partido, y más ayudando a sus padres en su tienda y sacando sus estudios para después encontrar un trabajo...a pulso y sin enchufes, como la mayoría no puritana.
En la vida hay que conseguir las cosas con esfuerzo y sin trampas. La política siendo un arte de la mentira, nunca podrá sustituir a la REALIDAD, que podrá ocultar o disfrazar, pero nunca anular.
Por eso lo que hay detrás de la tesis del presi es realmente lo importante pese a que la política intente siempre impedir que la gente se meta en lo que realmente sí le importa.
Quizás precisamente por ello, en España no se hable de otra cosa que de la tesis de nuestro "presi". Porque a España este tema realmente sí le importa. Razones de peso tiene.