Francisco advierte al Foro de Davos sobre los efectos de la IA "en la creciente crisis de la verdad" en el mundo
"Los avances tecnológicos que no mejoran la vida de todos, sino que crean o aumentan desigualdades y conflictos, no puede llamarse verdadero progreso. Por ello, la IA debe ponerse al servicio de un desarrollo más sano, más humano, más social y más integral"
Francisco subraya cómo "la Iglesia católica siempre ha sido protagonista y partidaria del avance de la ciencia, la tecnología, las artes y otras formas de esfuerzo humano", al tiempo que advierte que la IA "plantea un conjunto único de preguntas y desafíos"
"Aunque la IA es un logro tecnológico extraordinario capaz de imitar ciertos resultados asociados a la inteligencia humana", se trata de una tecnología que "hace una elección técnica entre varias posibilidades y se basa en criterios bien definidos o en inferencias estadísticas"
"Los avances tecnológicos que no mejoran la vida de todos, sino que crean o aumentan desigualdades y conflictos, no puede llamarse verdadero progreso. Por ello, la IA debe ponerse al servicio de un desarrollo más sano, más humano, más social y más integral". El Papa Francisco lanzó una advertencia sobre el uso de la Inteligencia Artificial en su mensaje anual al Foro Económico Mundial, reunido esta semana en Davos.
En su mensaje, leído por el cardenal Turkson, el Papa recupera la idea de la reflexión sobre la Inteligencia Artificial "como i nstrumento no sólo de cooperación, sino también de acercamiento entre las personas". En este sentido, Francisco subraya cómo "la Iglesia católica siempre ha sido protagonista y partidaria del avance de la ciencia, la tecnología, las artes y otras formas de esfuerzo humano", al tiempo que advierte que la IA "plantea un conjunto único de preguntas y desafíos".
¿Cuáles? "A diferencia de muchas otras invenciones humanas, la IA está entrenada a partir de los resultados de la creatividad humana, lo que le permite generar nuevos artefactos con un grado de destreza y velocidad que a menudo emula o supera las capacidades humanas, planteando importantes preocupaciones sobre su impacto en el papel de la humanidad en el mundo", sostiene Francisco, quien asume que algunos de los resultados que es capaz de lograr esta herramienta "son casi indistinguibles de los de los humanos, lo que plantea interrogantes sobre su efecto en la creciente crisis de la verdad en el foro público".
"Esta tecnología -añadió Bergoglio- está diseñada para aprender y tomar determinadas decisiones de forma autónoma, adaptándose a nuevas situaciones y ofreciendo respuestas no previstas por sus programadores, lo que plantea importantes cuestiones sobre la responsabilidad ética, la seguridad humana y las implicaciones más amplias de estos avances para la sociedad".
Y es que, para Francisco, "aunque la IA es un logro tecnológico extraordinario capaz de imitar ciertos resultados asociados a la inteligencia humana", se trata de una tecnología que "hace una elección técnica entre varias posibilidades y se basa en criterios bien definidos o en inferencias estadísticas", mientras que "el ser humano, en cambio, no sólo elige, sino que en el fondo es capaz de decidir".
El uso del término "inteligencia", inapropiado
Por ello, el uso de la palabra "inteligencia" para definir a la IA "es inapropiado, ya que la IA no es una forma artificial de inteligencia humana, sino un producto de ella". Eso sí: "Cuando se utiliza correctamente, la IA ayuda a la persona humana a realizar su vocación, en libertad y responsabilidad".
En este sentido, el Papa advierte del " peligro de que la IA se utilice para promover el «paradigma tecnocrático», según el cual todos los problemas del mundo pueden resolverse únicamente con medios tecnológicos". Así "la dignidad humana y la fraternidad suelen subordinarse a la búsqueda de la eficacia, como si la realidad, la bondad y la verdad emanaran intrínsecamente del poder tecnológico y económico. Sin embargo, la dignidad humana nunca debe violarse en favor de la eficacia", advirtió.
"Para gestionar las complejidades de la IA, los gobiernos y las empresas deben actuar con la debida diligencia y vigilancia", señala Francisco en su escrito, en el que pide "evaluar críticamente las aplicaciones individuales de la IA en contextos particulares para determinar si su uso promueve la dignidad humana, la vocación de la persona humana y el bien común", sabiendo que sus efectos "no siempre son predecibles desde el principio".
"A medida que la aplicación de la IA y su impacto social se hagan más evidentes con el paso del tiempo, deberán adoptarse respuestas adecuadas en todos los niveles de la sociedad, de acuerdo con el principio de subsidiariedad, con usuarios individuales, familias, sociedad civil, empresas, instituciones, gobiernos y organizaciones internacionales trabajando a su propio nivel para garantizar que la IA sea para el bien de todos", añade Francisco, quien aboga por compartir "la responsabilidad del bienestar integral de los demás", algo para la que IA también puede colaborar.