¿Debe aplazarse el Concilio panortodoxo?
La pregunta, con todo, se ha visto ya, de alguna manera, respondida desde dos vértices altamente autorizados: uno, el griego mediante una declaración del Patriarcado Ecuménico; otro, el eslavo a través del avispado Hilarión, metropolita de Volokolamsk, de la Iglesia ortodoxa rusa y número 2 del Patriarcado de Moscú. Lo malo es que ambas respuestas no llevan camino de coincidir. Dicho de otro modo: Constantinopla aboga por no aplazar lo que, a su juicio, no debe serlo, dado que los plazos del proceso conciliar se han ido cumpliendo con escrupulosa exactitud. Y Moscú, al contrario: que su aplazamiento pudiera ser conveniente y hasta saludable, por mucho trastorno que ello pudiera ocasionar.
La fecha de ambas intervenciones se me antoja incluso factor insinuante. El comunicado de Constantinopla es del día 6. La declaración de Hilarión, del 8; tiempo suficiente para ser, más que sugerencia, una reacción a la salida de Constantinopla y un querer comprender al débil. El título de Constantinopla es más drástico y resolutivo. El de Hilarión, más temperado y puede que sagaz: habrá que saber, por supuesto, qué secretas intenciones hay detrás, porque Hilarión no es precisamente de los que no dan un palo al agua.
Me he permitido hacer la versión del francés. Y parece mentira que en los respectivos portales digitales de Constantinopla (Orthodoxie) y del Departamento para las relaciones eclesiásticas exteriores del Patriarcado de Moscú (https://mospat.ru/fr/ 2016/06/07/news132706/), no ofrezcan una versión en español, idioma que hoy hablan más de 500 millones. En fin, vamos allá:
1. - Decisión del Patriarcado ecuménico sobre el mantenimiento del Concilio panortodoxo en la fecha prevista
A 6 de Junio de 2016
El Patriarcado ecuménico ha publicado con fecha del 6 de junio el comunicado siguiente:
« El Santo-Sínodo permanente [endimousa] del Patriarcado ecuménico, ha procedido hoy a su reunión extraordinaria bajo la presidencia de Su Toda-Santidad el patriarca Bartolomé, a fin de examinar el itinerario del santo y gran Concilio de la Iglesia ortodoxa, convocado por la gracia de Dios y que ya se encuentra a nuestras puertas. El Santo-Sínodo permanente [endimousa] ha sido informado con asombro y perplejidad de las posiciones y de las opiniones expresadas últimamente por algunas de las Iglesias ortodoxas hermanas y, después de haberlas evaluado, ha constatado que ningún marco institucional existe para la revisión del proceso conciliar puesto en ruta.
Además, es de esperar que los primados de las muy santas Iglesias ortodoxas, conforme al reglamento de organización y de funcionamiento del santo y gran Concilio, presenten las eventuales «proposiciones formuladas de enmiendas, de correcciones o de añadiduras a los textos unánimemente aprobados por las conferencias panortodoxas preconciliares y por las synaxis de los primados acerca de los temas en el orden del día del Concilio » (cf. artículo 11), en vista de la elaboración y de la decisión finales cuando los trabajos del santo y gran Concilio, por la invocación del Espíritu Santo.
El Patriarcado ecuménico, en cuanto Iglesia primera responsable de la salvaguarda de la unidad de la ortodoxia llama a todos a mostrarse a la altura de las circunstancias y participar, en las fechas previstas, en los trabajos del santo y gran Concilio, como ello fue decidido y firmado a nivel panortodoxo, tanto por los primados cuando sus synaxis, como por cada una de las delegaciones con poderes correspondientes a lo largo del largo proceso preparatorio del Concilio.
Dado en el Patriarcado el 6 de junio de 2016.
El secretariado» (cf. Orthodoxie)
2. - El metropolita de Volokolamsk : «es importante para nosotros que el Concilio sea un factor de unidad y de unanimidad»
«A 8 de Junio de 2016
En una entrevista exclusiva a la cadena TV rusa « Rossya 24 », el presidente del Departamento de los asuntos eclesiásticos exteriores del Patriarcado de Moscú, el metropolita Hilarión de Volokolamsk ha comentado la situación, subsiguiente al rechazo de la Iglesia ortodoxa de Bulgaria a participar en el Concilio panortodoxo, que debe comenzar el 16 de junio de 2016. El metropolita ha declarado entre otras cosas: “La preparación de este Concilio ha durado 55 años. Y como ahora se ve, esta preparación no está terminada, porque ciertas Iglesias expresan su descontento a propósito del desarrollo de la preparación del Concilio.
Y una Iglesia, a saber la Iglesia ortodoxa de Bulgaria, ha declarado ya su rechazo a participar en él. Es muy posible todavía que otras dos Iglesias renuncien a su participación –las de Antioquía y de Serbia-. Nosotros hemos propuesto al Patriarca de Constantinopla proceder a una Conferencia preconciliar para resolver todas las cuestiones en razón de las cuales las Iglesias, las unas después de las otras, rehúsan participar en el Concilio. Si estas cuestiones son resueltas, ello significa que el Concilio tendrá lugar. Si no lo son, entonces, probablemente, será preferible posponerlo.
Es importante para nosotros que el Concilio sea un factor de unidad y de unanimidad, a fin de que durante su desarrollo no se dé ninguna sorpresa desagradable para las Iglesias ortodoxas. Las decisiones del Concilio deben ser tomadas por consenso, es decir, por unanimidad. Ello no significa simplemente que todas las personas presentes en la sala aprueben una decisión o un documento.
Para nosotros, ello quiere decir que todas las Iglesias deben expresar su acuerdo. Incluso si una sola Iglesia ortodoxa local, o dos o tres, están ausentes del Concilio, ello significa que allí no hay consenso. ¿Cuál será entonces la legitimidad de este Concilio, cómo sus decisiones van a ser recibidas en una Iglesia que ha rehusado participar en él, y ello tanto más si su rechazo no ha estado motivado por causas técnicas, sino por razones de principios?"».
No es momento este para descender a pormenores. Sí conviene, no obstante, matizar que estamos ante dos puntos de vista distintos en torno a un mismo problema. La Iglesia de Bulgaria ha tenido tiempo para haberse echado antes a un lado, y no dar la callada por respuesta. Todo lo que hoy mismo ha intentado explicar el metropolita Gabriel de Lovetch en el portal de internet búlgaro « Dobrotolioubie » resulta muy discutible. Tan discutible, que ha tenido que salir al paso de pensadores búlgaros que habían calificado el portazo de Sofía de «radical» e «incorrecto». Y lo ha hecho con una declaración, cuya obertura musical de palinodia suena así:
- «Yo no diré que ello no es correcto. Hay otra cosa que no es correcto: que se nos invite a un Concilio donde todo está decidido de antemano. Sí, efectivamente, nosotros no hemos tomado la decisión hasta ahora, hasta este último momento, de asistir o no al concilio». Toda su explicación, en realidad, es para poner de los nervios al mismo patriarca Bartolomé. Y a bastantes jerarcas más del entorno preconciliar.
En cuanto a la actitud de Antioquía y Georgia, responde más a estrategia y a logística eclesial en las relaciones panortodoxas que a razones de peso, tanto más cuanto que ya se les había prometido en firme que el problema sería afrontado después de la clausura del Concilio panortodoxo. Insistir ahora en que primero se debe resolver ese punto (caso de Antioquía), si el Patriarcado Ecuménico ansía la presencia de Antioquía en el Concilio, o que, de lo contrario, no habrá nada que hacer, suena punto menos que a chantaje y a una postura pueril, de niño díscolo. Precisamente la comunión de un Concilio está por encima de tales consideraciones dialógicas.
Tengo para mí que el Concilio panortodoxo, pese a estos imprevistos que señalo, acabará por celebrarse. Más aún: como quiera que las Iglesias todas resolvieron hace tiempo volver a nuevos concilios panortodoxos con intervalos de cinco o diez años, es presumible que la máquina del Concilio panortodoxo en Creta ya no se detenga y se celebre en la fecha prevista, o sea a partir del día 16. Lo que ya no me parece tan fácil es la calificación que haya de darse a un Concilio así. Porque, a falta de dos o tres Iglesias, ya se me dirá qué clase de panortodoxia es esa, y cómo se podrá llamar consenso a lo que en modo alguno lo es.
De ahí la sabia salida de Hilarión: «es importante para nosotros que el Concilio sea un factor de unidad y de unanimidad». De acuerdo, Eminencia, pero no al precio de dejar prendidos en las alambradas del camino panortodoxo jirones de comunión eclesial. La comunión se hace no precisamente a base de trágalas y de hechos consumados, sino de grandes dosis de humildad y acatamiento, de diálogo y paciencia.
Se me antoja, en fin, pero esto habrá que verlo más adelante, que alguien de la Ortodoxia le ha querido jugar una mala pasada al patriarca Bartolomé, el hombre que había tenido el coraje de organizar este Concilio, algo que ni el patriarca Atenágoras I consiguió en su día. Bartolomé I, el hombre que, ante las dificultades surgidas entre Moscú y Ankara, terció por llevar el Concilio, no a Estambul, como estaba previsto, sino a la isla de Creta, como un servicio prestado al patriarcado de Moscú, que ahora, quién sabe, si no anda detrás de estas maniobras. El tiempo lo dirá.
Al fin y al cabo, los comunicados de arriba responden a puntos de vista de Iglesias ortodoxas que, en tantos análisis de la realidad eclesial, andan a la greña, o sea: el bloque ortodoxo griego, donde cabría meter también al Patriarcado Ecuménico, y el eslavo, cuya Iglesia ortodoxa rusa es la más grande de todas las Iglesias ortodoxas, no ya solo eslavas, sino de la Ortodoxia entera, y nunca ha disimulado su ambición de poder.
Pudiera, en fin, ocurrir que, de haber concilios panortodoxos dentro de cinco o diez años, como arriba dejo dicho, estos y otros lances similares se resuelvan en pacífica y armónica y saludable comunión. Pero la de ahora, habrá sido una ocasión perdida. En descargo de la deseable objetividad, habrá que decir que la Iglesia ortodoxa rusa en este campo tiene los deberes muy bien hechos (cf. mis artículos en RD y en Equipo Ecuménico Sabiñánigo), algo que, a la vista de cuanto arriba queda dicho, no podrá decirse de otras Iglesias.
Cuando cierro este artículo el metropolita Hilarion manifiesta que están “molestos” (los rusos) por la negativa de Constantinopla a tener un encuentro extraordinario preconciliar para resolver las cuestiones planteadas por las Iglesias locales. “Las decisiones del Concilio deben ser tomadas mediante un consenso unánime y éste no puede darse si faltan algunas Iglesias”. Es una cantinela del número 2 del Patriarcado ruso, cuyas diferencias con Bartolomé I vienen de atrás. Si se consigue paralizar la marcha y posponer la fecha del 16, habrá empezado a sonar la hora del ridículo entre las Iglesias ortodoxas, incapaces de ponerse de acuerdo en cuestiones que, se quiera o no, tampoco son las de fondo en su teología.