El Episcopado confirma la inminente publicación del listado de bienes entre 1998 y 2015 El Gobierno admitió a los obispos que "hicieron lo correcto" con las inmatriculaciones
De los casi 35.000 bienes que aparecen en el listado, “más de la mitad son lugares de culto, otro 20-25% son bienes directamente aplicados a fines pastorales (cementerios, casas rectorales...), y el resto son fincas rústicas o bienes que, por la naturaleza de su donación, fueron entregadas a las parroquias para una finalidad”, dijo Barriocanal
Argüello calificó de “ciertamente preocupante” que en su tramitación “se excluya sistemáticamente el diálogo con los sectores implicados. En este caso, los que se decían a los cuidados paliativos”
En esta Plenaria, el renovado vicesecretario para Asuntos Económicos, Fernando Giménez Barriocanal, presentó el presupuesto del Fondo Común Interdiocesano, que en 2021 llegará hasta los 285 millones de euros, 19 más que en el año anterior
En esta Plenaria, el renovado vicesecretario para Asuntos Económicos, Fernando Giménez Barriocanal, presentó el presupuesto del Fondo Común Interdiocesano, que en 2021 llegará hasta los 285 millones de euros, 19 más que en el año anterior
La Iglesia española está muy tranquila en la polémica por las inmatriculaciones. A la espera del inminente envío, por parte del Gobierno, al Congreso de los Diputados, del listado definitivo de bienes inmatricucados por la Iglesia entre 1998 y 2015, tanto el portavoz de la CEE, Luis Argüello, como el vicesecretario de Asuntos Económicos, Fernando Giménez Barriocanal, subrayaron que en sus conversaciones con el Gobierno se les ha reconocido que “todo se realizó de acuerdo con la legislación”.
Barriocanal, incluso, dio algún dato más. De los casi 35.000 bienes que aparecen en el listado, “más de la mitad son lugares de culto, otro 20-25% son bienes directamente aplicados a fines pastorales (cementerios, casas rectorales...), y el resto son fincas rústicas o bienes que, por la naturaleza de su donación, fueron entregadas a las parroquias para una finalidad”.
Al tiempo, subrayó la intención de la Iglesia de “colaborar si se ha producido algún error, partiendo de la base de que se actuó de acuerdo con la legislación”.
La Iglesia no es una gran inmobiliaria
“Este tema forma parte del diálogo con el Gobierno”, confesó el portavoz de la CEE, quien insistió en que “se nos ha reconocido que la manera de hacer ha seguido la legislación, y que había un cuidado de los registradores”, y lamentó que se quiera vestir a la Iglesia como “una gran inmobiliaria”.
“¿Cuál es la realidad? 23.000 parroquias, podría ocurrir que alguna hubiera podido inscribir un templo o lo que está alrededor, y por eso animamos que cada diócesis pueda abordarlo”, apuntó el obispo auxiliar de Valladolid, señalando que “en España hay 40.000 entidades relacionadas con la Iglesia que pudieron inscribir o inmatricular bienes (...). Que se hayan inmatriculado 34.000 edificios no parece demasiado... Pero si hay alguna situación, algún Ayuntamiento, administración pública o particular que pudieran presentar algún artículo de mejor derecho, ¿cómo no lo vamos a reconocer?”.
Eutanasia, preocupante
Respecto a la ley de eutanasia, Argüello calificó de “ciertamente preocupante” que en su tramitación “se excluya sistemáticamente el diálogo con los sectores implicados. En este caso, los que se decían a los cuidados paliativos”. “Esta prisa legislativa resulta extraña, sobre todo en estos tiempos de pandemia, donde la calidad de la muerte, la falta de duelo y acompañamiento ha sido un signo de preocupación por todos nosotros. deseo de acompañar y cuidar, defender la vida. cómo no tener en cuenta la experiencia vivida”.
A su vez, los obispos presentaron una intensa reflexión sobre "la situación social creada por la pandemia", cuyo contenido pueden leer aquí, y en la se constata "la necesidad de seguir cuidando en el futuro la vida espiritual y la eclesialidad de todos los voluntarios para que su actividad nazca de la experiencia del amor de Dios, manifestado en la persona de Jesucristo, y como compromiso de toda la Iglesia".
Así mismo, "consideran que es preciso seguir escuchando la voz de Dios, desde la contemplación de la realidad de marginación y pobreza, en la que malviven tantas personas". Ante la imposibilidad de dar respuesta a todos los problemas desde las instituciones y organismos eclesiales, finaliza la reflexión, "se ve necesario mantener un diálogo fluido con los responsables de la política, de la economía y de los sindicatos, con la finalidad de encontrar sinergias en el respeto a la dignidad de las personas, en la promoción de un trabajo decente y en el acompañamiento de los descartados para ayudarles a superar su soledad e impotencia".
El presupuesto, no afectado por el coronavirus
En esta Plenaria, el renovado vicesecretario para Asuntos Económicos, Fernando Giménez Barriocanal, presentó el presupuesto del Fondo Común Interdiocesano, que en 2021 llegará hasta los 285 millones de euros, 19 más que en el año anterior. La parte del león, como en otras ocasiones, es el dinero procedente de la 'X' de la Renta, por lo que el impacto del coronavirus, como adelantó RD, no se notará en estos presupuestos. Tampoco en el de la propia CEE, que para 2021 tendrá un presupuesto de 5 millones de euros, apenas unos miles menos que en el año anterior.
Junto a ello, los obispos emitieron esta nota sobre la situación de los inmigrantes en Canarias:
Ante la situación de los inmigrantes en las Islas Canarias
En los últimos meses están llegando miles de inmigrantes a Canarias. Muchos han muerto en su dramático viaje. Los obispos de las dos diócesis de estas islas se han dirigido a los fieles católicos y a la sociedad en general. Queremos unirnos a su reflexión y llamamiento, pues el problema no es solo canario, es de toda España, europeo y global, y quienes sufren las migraciones forzosas gozan de una dignidad inalienable y compartida con todos nosotros. Para un cristiano el migrante es hijo de Dios, un hermano con una vida marcada por el dolor y el sufrimiento que busca la esperanza de alcanzar una vida mejor. No podemos permanecer ajenos a su dolor ni indiferentes a la hora de valorar la extraordinaria aportación de los que llegan a nuestras sociedades envejecidas.
Tampoco podemos obviar la complejidad de situaciones que convergen en este drama:
La injusticia del comercio internacional, el hambre, las guerras inducidas en países con riquezas mineras, los regímenes políticos dictatoriales que expolian y reprimen a su pueblo, las persecuciones políticas y religiosas, las mafias organizadas, el uso de los flujos migratorios como forma de presión política. La necesaria regulación de las migraciones pasa por abordar sus causas para asegurar el primer derecho de un emigrante, permanecer o regresar a su casa de manera voluntaria.
Es imprescindible crear en los países de origen posibilidades concretas de vivir con dignidad y simultáneamente, en los de destino, salvar su vida y hacernos cargo de su existencia a través de un conjunto de acciones que el Papa resume en “acoger, proteger, promover e integrar”.
La Unión Europea y el Estado español han de asumir que no se pueden crear guetos insulares para evadir el problema migratorio. Como afirma el papa Francisco, en los países de destino, habrá de buscarse el equilibrio adecuado entre la protección de los derechos de los ciudadanos y la garantía de acogida y asistencia a los migrantes. Concretamente, el Papa señala algunas “respuestas indispensables” especialmente para quienes huyen de las “graves crisis humanitarias”: aumentar y simplificar la concesión de visados; abrir corredores humanitarios; garantizar la vivienda, la seguridad y los servicios esenciales; ofrecer oportunidades de trabajo y formación; fomentar la reunificación familiar; proteger a los menores; garantizar la libertad religiosa y promover la inclusión social (FT 38-40)
Las comunidades cristianas hemos de ofrecer un singular testimonio de fraternidad y ciudadanía en la acogida, cuidado y promoción de los que llegan y en la acción moral y política contra las causas de tanto sufrimiento. Como dice el papa Francisco: “No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan… Es posible comenzar de abajo y de a uno, pugnar por lo más concreto y local, hasta el último rincón de la patria y del mundo, con el mismo cuidado que el viajero de Samaría tuvo por cada llaga del herido”. (FT 77-78)