Fiesta de la Inmaculada: Gracias, María
Tal vez hoy serías acusada de comunista, radical, subversiva, revolucionaria, utópica...
Gracias, porque desde tu condición de una esclava de Galilea, nos dejaste una extraordinaria visión y conocimiento del Dios verdadero, del hombre y del mundo, plasmada de forma maravillosa en el canto del Magníficat, que proclamaste en la visita a tu prima Isabel, y que dice así (Lucas 1,46-55):
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Sin duda somos muchos millones de personas quienes tenemos puesta en ti una especial admiración, confianza y reconocimiento, y no dudamos en acudir a ti siempre, pero especialmente cuando la dureza de la vida, como la que tu llevaste, nos pone al límite de la impotencia que nos rodea por todas partes, sobre todo cuando nos encontramos con millones de personas, especialmente en el Tercer Mundo, que las ves muriendo de hambre, de impotencia, de opresión, víctimas de los ricos y poderosos de este mundo, teniendo que huir, como tu a Egipto, para defender su vida, igual que ahora desde Siria, desde Africa o desde América del Sur, ante una muerte, muchas veces inminente, injusta y prematura.
Tu sin duda conocías muy bien la condición inhumana de los esclavos y esclavas de Galilea, donde tu eras una de tantas, obligada desde los doce o catorce años, como todos los niños y niñas galileos, a pagar impuestos al emperador romano.
Desde esa situación se entiende muy bien tu precioso canto, perfectamente aplicable a la realidad del mundo actual, que te lleva a:
-proclamar la grandeza del Señor y alegrarte en Dios tu Salvador porque no se fijo en nadie de arriba, ni grande ni poderoso, sino en una esclava pobre y humilde como tu.
-reconocer que Dios ha hecho obras grandes por ti y las quiere hacer de generación en generación, porque su misericordia llega a todos, pues quiere liberar a todos para la plenitud.
-constatar que Dios hace proezas con su poder: para acabar con los soberbios, como los ricos y poderosos de nuestro tiempo que se consideran más que los demás con derecho a usar y abusar de los pobres con salarios de miseria que no llegan al mínimo interprofesional, con pagos en B, con indemnizaciones multimillonarias a los de más arriba y despidos de miseria a los de más abajo; para explotar con sus multinacionales y sus grandes bancos a los países pobres, como quitarles sus materias primas y sus tierras en Africa, América o la India, o utilizarlos como trabajadores y trabajadoras semiesclavos en sus maquilas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Marruecos, la India, etc. en las que trabajan 27 millones de personas, con un salario mensual de 180 a 250 € mensuales, una jornada laboral que en ocasiones alcanza las 24 horas, y unas condiciones de trabajo muy duras con riesgo de contraer diversas enfermedades, y además situadas en zonas francas que les permiten eludir pagos de impuestos, inspecciones, etc. (Ver informes del CEPAL de la ONU, Osfan-Intermón). La mayoría son textiles: por algo compramos ropa tan barata, llena de costuras de injusticia que enriquece a multimillonarios.
-comprobar que el plan de Dios es derribar del trono a los poderosos, despedir a los ricos vacíos, y en cambio enaltecer a los humildes y colmar de bienes a los hambrientos, y así auxiliar a su pueblo. Los ricos y poderosos de este mundo lo son cada vez más, y por eso hay que derribarlos de sus tronos y despedirlos vacíos, porque son la causa de los millones de empobrecidos que hay en este mundo. Si hoy dijeras esto mismo, te acusarían de comunista, radical, subversiva, revolucionaria, utópica...
Qué bien descubriste al Dios verdadero. Qué bien comunicaste a tu hijo Jesús este mensaje, qué buena educadora fuiste para El, que hizo de la justicia, el amor, la fraternidad y la igualdad el centro de su mensaje de liberación y salvación; que hizo de los hambrientos, sedientos, enfermos, desnudos, emigrantes y encarcelados a sus seres más preferidos y además los convirtió en los porteros del Reino de los Cielos.
Gracias, María: ayúdanos a nosotros a parecernos a ti y a tu Hijo Jesús para construir un mundo mejor para toda la humanidad y toda la creación.
Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino
Gracias, porque desde tu condición de una esclava de Galilea, nos dejaste una extraordinaria visión y conocimiento del Dios verdadero, del hombre y del mundo, plasmada de forma maravillosa en el canto del Magníficat, que proclamaste en la visita a tu prima Isabel, y que dice así (Lucas 1,46-55):
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Sin duda somos muchos millones de personas quienes tenemos puesta en ti una especial admiración, confianza y reconocimiento, y no dudamos en acudir a ti siempre, pero especialmente cuando la dureza de la vida, como la que tu llevaste, nos pone al límite de la impotencia que nos rodea por todas partes, sobre todo cuando nos encontramos con millones de personas, especialmente en el Tercer Mundo, que las ves muriendo de hambre, de impotencia, de opresión, víctimas de los ricos y poderosos de este mundo, teniendo que huir, como tu a Egipto, para defender su vida, igual que ahora desde Siria, desde Africa o desde América del Sur, ante una muerte, muchas veces inminente, injusta y prematura.
Tu sin duda conocías muy bien la condición inhumana de los esclavos y esclavas de Galilea, donde tu eras una de tantas, obligada desde los doce o catorce años, como todos los niños y niñas galileos, a pagar impuestos al emperador romano.
Desde esa situación se entiende muy bien tu precioso canto, perfectamente aplicable a la realidad del mundo actual, que te lleva a:
-proclamar la grandeza del Señor y alegrarte en Dios tu Salvador porque no se fijo en nadie de arriba, ni grande ni poderoso, sino en una esclava pobre y humilde como tu.
-reconocer que Dios ha hecho obras grandes por ti y las quiere hacer de generación en generación, porque su misericordia llega a todos, pues quiere liberar a todos para la plenitud.
-constatar que Dios hace proezas con su poder: para acabar con los soberbios, como los ricos y poderosos de nuestro tiempo que se consideran más que los demás con derecho a usar y abusar de los pobres con salarios de miseria que no llegan al mínimo interprofesional, con pagos en B, con indemnizaciones multimillonarias a los de más arriba y despidos de miseria a los de más abajo; para explotar con sus multinacionales y sus grandes bancos a los países pobres, como quitarles sus materias primas y sus tierras en Africa, América o la India, o utilizarlos como trabajadores y trabajadoras semiesclavos en sus maquilas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Marruecos, la India, etc. en las que trabajan 27 millones de personas, con un salario mensual de 180 a 250 € mensuales, una jornada laboral que en ocasiones alcanza las 24 horas, y unas condiciones de trabajo muy duras con riesgo de contraer diversas enfermedades, y además situadas en zonas francas que les permiten eludir pagos de impuestos, inspecciones, etc. (Ver informes del CEPAL de la ONU, Osfan-Intermón). La mayoría son textiles: por algo compramos ropa tan barata, llena de costuras de injusticia que enriquece a multimillonarios.
-comprobar que el plan de Dios es derribar del trono a los poderosos, despedir a los ricos vacíos, y en cambio enaltecer a los humildes y colmar de bienes a los hambrientos, y así auxiliar a su pueblo. Los ricos y poderosos de este mundo lo son cada vez más, y por eso hay que derribarlos de sus tronos y despedirlos vacíos, porque son la causa de los millones de empobrecidos que hay en este mundo. Si hoy dijeras esto mismo, te acusarían de comunista, radical, subversiva, revolucionaria, utópica...
Qué bien descubriste al Dios verdadero. Qué bien comunicaste a tu hijo Jesús este mensaje, qué buena educadora fuiste para El, que hizo de la justicia, el amor, la fraternidad y la igualdad el centro de su mensaje de liberación y salvación; que hizo de los hambrientos, sedientos, enfermos, desnudos, emigrantes y encarcelados a sus seres más preferidos y además los convirtió en los porteros del Reino de los Cielos.
Gracias, María: ayúdanos a nosotros a parecernos a ti y a tu Hijo Jesús para construir un mundo mejor para toda la humanidad y toda la creación.
Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino