HOY ES DOMINGO : Sacerdotes que rezan para que el Papa Francisco muera pronto
¿Qué Obispos ordenaron a esos sacerdotes? ¿Quién eligió a esos Obispos?
| Faustino Vilabrille
Cuenta el Evangelio de hoy que Jesús subió a Jerusalén y encontró dentro del templo un gran mercado de bueyes, ovejas, palomas y banqueros. Se irritó sobremanera, hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos fuera y a los banqueros les derribó las mesas y les dijo: Quitad esto de aquí y no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”.
Los judíos le piden explicaciones y Jesús contesta: “destruid este templo y en tres días yo lo reconstruiré”. Jesús se refería a sí mismo, a su persona: hablaba del templo de su cuerpo, de su muerte y su resurrección.
Para Jesús el templo ya no es ningún edificio, iglesia, Catedral, santuario, etc., con sus ritos, ministros, y ceremonias, sino que el verdadero templo de Dios es el ser humano. En el compromiso y cuidado del ser humano es ahí donde nos encontramos de verdad con Dios.
Cada persona, cada ser humano es el templo vivo e Dios, y como tal debemos tratarlo, cuidarlo, atenderlo, respetarlo, valorarlo. Pero hemos vuelto muy atrás: ahora nos preocupa más cuidar las iglesias, las catedrales, los santuarios, e invertimos mucho dinero en eso, mientras millones de seres humanos se están muriendo de hambre. En muchos de esos lugares “sagrados” suena mucho ruido de dinero y lujo. Con enorme tristeza vimos en Guatemala iglesias cubiertas de oro, como la de la Merced, mientras en el basurero de la capital vivían muchos miles de familias de la basura que allí llegaba, incluidos muchos niños que corrían descalzos al encuentro de los camiones en busca de algo que comer o un plástico que aprovechar. Y En Ruanda un santuario a la Virgen de Fátima verdaderamente lujoso por dentro, y por fuera un campo grande, con todas las cuentas del rosario marcada en la tierra, pintadas de blanco, mientras en aquella zona más del 80 % de la gente vivía en la más absoluta miseria y carente de los servicios más elementales y sin un palmo de tierra para cultivar.
Al final de la última vuelta del camino de la vida, Jesús no nos va a preguntar por Santiago de Compostela, ni por Lourdes, Fátima, Notre Dame o San Pedro de Roma. Solo nos a va preguntar si le dimos de comer en los hambrientos, si le dimos de beber en los sedientos, si lo vestimos en los desnudos, si lo cuidamos en los enfermos, si lo acogimos en los emigrantes, si lo fuimos a ver en los encarcelados.
Tenemos que volver a los grandes valores del Evangelio: la Justicia, la Fraternidad, el Amor, la Solidaridad, la Igualdad, la Reconciliación, la Paz, la Vida Digna para todo ser Humano y todo Ser Vivo, pues Jesús dice: “yo he venido para que todos tengan vida y vida en abundancia”.
El Papa Francisco está haciendo un esfuerzo colosal para que la Iglesia vuelva a ser coherente con el Evangelio como los primeros cristianos para que nadie en este mundo pase necesidad, para que todo ser vivo viva dignamente.
Pero está sucediendo algo increíble: hay sacerdotes que rezan a Dios para que este Papa muera pronto, quieren volver a una religiosidad vieja, trasnochada, oscura, alejada del mundo, carente de toda respuesta para la realidad del mundo actual. La pregunta es esta: ¿Qué clase de Obispos ordenaron a esos curas? ¿Quién eligió a esos Obispos? ¿Dónde habrá que buscar la respuesta?
El mundo actual necesita esperanza, necesita confianza, necesita luz, necesita vida: la respuesta es Jesucristo y su mensaje.
Francisco quiere una Iglesia fiel a Jesucristo, que pasó curando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo. Eso tiene que hacer la Iglesia: hacer en este mundo lo mismo que que hizo Jesús, que “vino al mundo para que todos tengamos vida y vida en abundancia” (Evangelio de Juan 10,10).
Feliz domingo a tod@s