Jueves Santo de 2024
¿Cómo sentarnos hoy en torno a una misma mesa para compartir un mismo pan?
| Faustino Vilabrille
Jesús sentó en torno a una misma mesa a sus discípulos y discípulas para compartir un mismo pan.
¿Cómo sentarnos HOY todos en torno a una misma mesa para compartir un mismo pan?
En el Jueves Santo hacemos memoria y celebración de la primera Eucaristía celebrada por Jesucristo, así como de la promulgación del Mandamiento del Amor. Son dos cosas inseparables, porque si la Eucaristía no se traduce en amar a los demás y muy especialmente a los empobrecidos y necesitados no es Eucaristía, porque si no llega al compromiso con los demás, tampoco llega Dios.
En aquella primera Eucaristía Jesús lava los pies a los discípulos. Este trabajo era propio de esclavos. Esto hizo Jesús: hacerse esclavo entre los esclavos para liberar a los esclavos (San Pablo en Filipenses 2,7). Y les dice: "Vosotros decís que soy el Maestro y el Señor, y decís bien. Pues si yo, el Maestro y Señor, os he lavado los pies, ejemplo os he dado para que hagáis vosotros lo mismo”. ¿Cuándo aprenderán y practicarán esto los de arriba, sean los que sean? ¿Cuándo serán los más humildes y sencillos de todos? ¿Cuándo empezarán todos los gobernantes del pueblo a ponerse en el último puesto, empezando por los jerarcas eclesiásticos que deberían ser los primeros en aprender de Jesucristo? Hoy tenemos una excepción en Francisco, pero no aprendemos de él. Al contrario, nos molesta que sea así, porque nos pone en evidencia.
En aquella memorable cena donde la comida del cordero pascual recordaba la liberación del pueblo de la opresión y esclavitud de Egipto, nos hace entender que toda Eucaristía tiene que ser amor convertido en lucha por la liberación, dando por tanto dimensión política al mandamiento del amor fraterno, que es liberar a todo ser humano de ser oprimido por otro ser humano, sin la cual no sería verdadero el mandamiento de Jesús de amarnos unos a otros como El nos amó.
Jesús sienta a sus discípulos y discípulas en torno a una misma mesa para compartir todos juntos una misma comida y un mismo pan.
Preguntas y compromisos para hoy:
En el mundo actual, y entre los llamados cristianos, unos ricos y otros pobres, unos bien vestidos y otros desnudos, unos con comida de sobra y otros pasando hambre, unos en casas bien dotadas y otros en chabolas, unos durmiendo en camas confortables y otros en la calle, unos con calefacción y otros pasando frío, unos con mucha ropa de sobra y otros con harapos, unos con buenos hospitales y otros sin médicos ni medicinas, unos con luz eléctrica y otros a oscuras, unos con agua caliente para bañarse y otros muriendo de sed, unos disfrutando de vacaciones de Semana “Santa” y llorando porque la lluvia no deja salir su procesión, y otros víctimas de la guerra en Ucrania, Palestina o Sudán del Sur, ¿eso es sentarse en torno a una misma mesa y compartir un mismo pan? La mejor Eucaristía es aquella que celebramos compartiendo por lo menos algo de lo que tenemos con los más pobres de los más pobres del Tercer Mundo, como las mujeres y niñas de Africa (violadas ya a los 4 ó 5 años como en la R.D. del Congo o en Honduras), que son lo más pobre y desgraciado que hay en el mundo actual. El 70 % de los empobrecidos del mundo son mujeres y niñas.
Seguro que Jesús invitó a aquella cena de despedida a sus discípulos y discípulas:Que seamos solo hombres, y nunca mujeres, los que consagramos el pan y el vino de la Eucaristía, ¿eso es sentarse en torno a una misma mesa y compartir un mismo pan? De ninguna manera. ¿Jesús discriminó así a las mujeres? A nadie con sentido común le puede caber en la cabeza que Jesús hiciera semejante cosa, pero sí le entró desgraciadamente, durante muchos siglos, a la Iglesia Oficial.
Esto fue y sigue siendo, aun hoy, en la Iglesia una gran discriminación y muy injusta, que no tiene base ni fundamento la sostenga. Solo es consecuencia del machismo ancestral y misógino de la Iglesia oficial, heredado del judaísmo y la cultura grecorromana. Jesús rompió con todo ese machismo, incluso eligiendo a mujeres entre sus discípulos, y en concreto a una mujer, María Magdalena, para anunciar a los Apóstoles el hecho cumbre de su vida, su Resurrección.
Al Hermano Francisco se le nota clara voluntad de cambio para abrir la participación a la mujer en la Iglesia: ¿le dejarán hacerlo? ¿Llegará a tiempo? Que al menos, con el Sínodo, pueda llevar este proceso renovador a un punto de no retorno.
Hoy hay muchas personas verdaderamente buenas en el mundo hasta el punto de exponer su vida por los demás, que viven austeramente para poder compartir algo con los más pobres (dinero, tiempo, trabajo), que les duele en carne propia el sufrimiento ajeno y luchan por curarlo, incluso yendo al Tercer Mundo, donde están los más pobres de los pobres. Estas personas están celebrando la Eucaristía cada día en el altar de la vida y desde ahí son dignas del altar del cuerpo y la sangre de Jesús. Solo las dos unidas es cuando son verdaderas y completas Eucaristías.
Y un punto muy importante: para las gentes de aquel tiempo, el cuerpo era la persona (el concepto actual de persona aun no estaba elaborado), y la sangre se identificaba con la vida (cuando un ser vivo perdía la sangre, perdía la vida, como ahora). Por tanto, cuando Jesús dice “Esto es mi cuerpo”, se está refiriendo a su persona, por lo que recibir la Comunión es recibir la persona de Jesús, es adherirse a la persona de Jesús, es estar llamados a ser como El, es imitarlo en todo, es seguirlo en todo para hacer en este mundo lo mismo que El hizo. Y cuando Jesús dice “este es el cáliz de mi sangre que va a ser derramada por vosotros”, nos está diciendo: esta es mi vida que se entrega por vosotros. Por tanto, la Comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo,es la adhesión plena a la Persona, al Mensaje y a la Vida de Jesús. Esidentificarnos con El para hacer en este mundo lo que El hizo, y quiere seguir haciendo a través de nosotros mismos: ser constructores de Amor, constructores de Fraternidad, constructores de Justicia, constructores de Vida, constructores de Paz, constructores de Entrega a los demás, constructores de Alegría, constructores de Felicidad, constructores de un Mundo Humano, constructores del Reino de Dios en Este Mundo, para ser dignos de su plenitud con Jesús Resucitado. Que así sea, amigas y amigos.-Faustino